16. Un completo caos

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Me había vuelto un mar de lágrimas y gritos. No me importaba lo que los transeúntes pensaran de mí, sólo quería que alguien me dijera por qué en mi vida todos tenían que dejarme. Por qué había nacido para no ser correspondida por los que yo quería.

Samuel tiró de mi brazo para sacarme de allí, pero me solté de él para correr hacia Roman en busca de una explicación. 

No me iría sin una maldita explicación.

Roman seguía de pie en donde lo habíamos dejado, con las manos a la cintura, mirando a todos lados porque era imposible que la gente no se diera cuenta de su estado tan deprimente y descolocado en medio de la acera.

Si él se sentía peor que una mierda, debía ver cómo me estaba sintiendo yo en ese momento, al darme cuenta que había estado disfrutando de una mentira.

— ¡Roman! — le grité cuando estuve junto a él.

No podía darme la cara, no podía ni mirarme.

— ¡Alana vuelve aquí! — exclamó Samuel, mientras Svetlana lo intentaba frenar a medio camino.

— Explícamelo... — lloré. — Te lo ruego... por lo que más quieras...

— Lana. — gimió él, luchando por encontrar palabras siquiera. — Perdóname. Soy un hijo de puta. No sé qué decirte.

— ¡Dime la verdad! — insistí.

Roman retrocedió hasta chocar su espalda contra la pared, descendió hasta quedar en cuclillas y puso las manos sobre su rostro para que no lo viera llorar. Me dejé caer sobre mis rodillas para estar a su altura y busqué sus ojos, porque era incapaz de creerlo si él mismo no me lo confesaba.

Cuando descubrió su rostro, tenía los ojos llenos de lágrimas que había detenido para retener su vulnerabilidad.

— Todo lo que te conté sobre mí... Todo eso es verdad.  — dijo en un lamento. — Hace años que estoy dentro de las mafias, trabajando como policía encubierto. Y sí, me deshice de Lawrence Utah para que me ascendieran, pero también lo usé para acercarme a tu familia. Quería más. ¡Soy un maldito codicioso! Pasé información de Wes cuando trabajé con él, eché a perder muchos de sus trabajos... Al final, tu padre se convirtió en mi única meta, Julian Bucranio era lo que me daría una jodida medalla. Pero te conocí, Lana, todo lo que vivimos fue real.

Lloré sin hacer esfuerzo. El dolor del impacto emocional era más fuerte que cualquier cosa.

— Mentiroso...— susurré con ira. — Me hiciste creer que... que me querías, Roman. ¡Te creí! ¡Confié en ti! ¡Pensé que eras sincero! ¡El único sincero en este mundo de mierda!

Me tomó de las muñecas para frenar mi ira.

— ¡Suéltame, Roman! ¡Te juro que si vuelves a tocarme haré que Samuel te dispare en la cabeza! — me liberé de su agarre. — ¿Qué se siente haberte cogido a la hija de Julian Bucranio? ¿También te darán una medalla por eso? Me convertiste en una burla. ¡Soy una burla para ti!

— No digas eso. — rogó. — Perdóname, Lana, no podré vivir sin tu perdón. No podré vivir sin...

— Nunca. — me puse de pie. — Nunca te perdonaré esto. — limpié mis lágrimas y me forcé para dejar de llorar. — ¿Y ahora qué harás? ¿Entregarás a mi padre? ¿Arruinarás mi vida un poco más?

— No... No lo haré.

Roman se puso de pie también.

— Lárgate, Roman. — me separé un paso hacia atrás. — No quiero volver a verte.

Joya de Familia | bill skarsgård | (Wattys 2020)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora