Hugo La Madrid, un sujeto obeso con cabello cano peinado hacia atrás miraba a los alumnos de la Preparatoria en receso a través de la malla ciclónica. Su rostro rosado y su sonrisa confiada hacían juego con su camisa a cuadros, la cual usaba encima de una playera gris. El sujeto tenía las manos dentro de las bolsas de su pantalón de mezclilla. Estaba extasiado mirando a las y los jóvenes hasta que una patrulla se detuvo detrás de él. Era la unidad de Abdiel Garza, el sujeto echó un vistazo y al ver que era la policía local siguió en lo suyo fingiendo que no los vio. Abdiel y Helena bajaron de la unidad, la mujer se quedó al lado de la puerta, pero Abdiel si se acercó.
—¿La Madrid? —.
—Oficial—dijo con fastidio el hombre sin voltear a verlo.
Abdiel se paró a su costado y colocando las manos en su cintura miraba alrededor mostrándose molesto.
—Sabes que no debes estar aquí —.
—No estoy haciendo nada—apeló el hombre.
—La ley es clara—el oficial escupió —. No te puedes acerca a más de 500 mts de cada chico en Pueblo Escondido —.
—Si— dijo el sujeto y miró a Abdiel fijamente —. Como digas, yo soy inocente —el tipo comenzó a caminar hacia el bosque.
—Te voy a atrapar, Hugo—dijo Abdiel molesto —, si me entero que tienes algo que ver con lo de Carmen —.
—Suerte con eso—el hombre sintió y se marchó.
Abdiel volteó a ver a Helena, ella se mostró muy inquieta al respecto. Hugo era un violador, pero por fallos de la ley seguía libre. Su víctima nunca había querido declarar y sin ello, no había como detenerlo. Y muy posiblemente podía estar relacionado nuevamente con lo de Carmen.
—¿Crees que sea él? —
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Sebastian Cuellar estaba parado al lado de la puerta de la enfermería viendo con todo detenimiento a Christian. El chico era revisado por la enfermera, una joven rubia muy bonita llamada Laila. Jaime, El Sheriff estaba ahí detrás de la enfermera poniendo atención en el chico. David Astorga miraba a su hijo anonadado desde un rincón de la habitación.
—¿Qué le sucedió? —preguntaba el padre consternado. A pesar de estar ebrio se veía preocupado.
—No habla con nadie—dijo Jaime y se pasó la mano por el rostro mostrando frustración.
—Requerirá tiempo —dijo Sebastian.
—¿Quién es usted? —preguntó el Sheriff mirándolo con atención.
—Soy el nuevo consejero—.
—¡No tenemos tiempo, nuevo consejero! —dijo el Sheriff—. Si algo lo atacó en el bosque quizás sabe quien fue y demos con Carmen —.
—Entiendo—Sebastian se acercó —. Pero si lo presionamos lo único que vamos a tener es a un chico mudo —.
Sebastian se colocó al lado de los dos hombres y lo apreciaron. El joven miraba a un solo punto sin decir nada, su rostro mostraba temor absoluto. Era como si se hubiese quedado congelado.
—Si queremos que hable, vamos e tener que esperar —finalizó Cuellar.
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Elías, Verónica y Manuel eran escoltados junto con el resto del alumnado hacia afuera de la escuela. Las clases se habían suspendido sin explicarles el motivo.
—¿Qué creen que esté pasando? —preguntó Verónica.
—Nada bueno, supongo—mencionó Elías indiferente —, por mi esta bien. Necesito ir a revisar el bosque —.
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MONSTRUO®
Misterio / SuspensoPueblo Escondido era un lugar pintoresco, una fantasía. Los habitantes hacían campamentos, fogatas y reuniones cada fin de semana en las inmediaciones del bosque. Todos eran felices hasta el día en que todo ocurrió. Corría el primero de Diciembre cu...