Capítulo XII: "Quién Murió?"

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La Capilla una vez más estaba a reventar en Pueblo Escondido, donde todos se conocían entre sí y cualquier muerte era de gran importancia para sus habitantes. El Reverendo Álvarez le daba la ceremonia a un feretro donde se encontraba una de las nuevas víctimas de la ola de sucesos misteriosos en el Pueblo.

—Era tan joven— dijo la señora Davis a la Señora Villalva, ambas en la segunda fila de la Capilla.

—Lo sé — dijo la señora Villalva y se persigo.

Más atrás se podían ver a los integrantes del cuerpo escolar de la Preparatoria San Ángel. Horacio, entristecido volteaba a su costado encontrándose con Catalina y Marcos de igual forma deprimidos.

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El Sheriff Jaime estaba parado frente a sus dos únicos auxiliares al momento. Abdiel y Helena, cruzados de brazos miraban la pizzara detrás del jefe en donde se mostraba la fotografía de Carmen dentro del perímetro del Bosque. Además se mostraban a un costado la imagen del rubio de ojos azules desconocido.

—El Pueblo está cayendo en la desgracia — afirmó —, son tiempos difíciles y más después de la muerte de anoche ¡Los habitantes piden seguridad! Y tenemos que responder cuanto antes. Vamos a pedir apoyo de la Capital para que nos manden a un escuadrón de búsqueda ¡Vamos a levantar cada roca del bosque si es necesario! —.

Abdiel asintió al igual que su compañera, ambos estaba decididos a dar su mejor esfuerzo para poder dar con Carmen o en dado caso, con su cuerpo. Cabizbajos, se quedaron en medio de la poca luz de la sala de juntas reflexionando en lo que se avecinaba.

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La escuela se encontraba casi a solas por completo, la única persona que se encontraba era Ulises, el cascarrabias del conserje. El hombre pasaba una máquina para lavar el suelo por los pasillos de la planta alta con una cara de pocos amigos. Pasaron unos segundos hasta que escuchó un ruido a sus espaldas, justo en la oficina del director.

—¿Quién anda ahí? — cuestionó.

No hubo respuesta así que esperaba que se tratara de algunos de los alumnos. Quienes deberían estar en casa mientras se adaptaba el edificio para volver a ser internado.

—¡Maldito niños! — refunfuñó caminando hacia la oficina dejando en su sitio la máquina de limpieza.

Cuando llegó a la oficina, lo primero que pudo notar fue a un hombre escuchando en el escritorio de Samuel Jiménez. El conserje se quedó helado mirando a éste sujeto. Estaba todo vestido de negro con guantes del mismo color, cabello largo y barba pronunciada.

—¿Quién es usted? —.

—Sin cabos sueltos—.

—¿Qué? —.

Al momento otro hombre salió detras de Ulises y comenzó a ahorcarlo. El sujeto que revisaba el escritorio se volteó para seguir buscando sin éxito, sacó un celular de su bolsillo y llamó a un número donde contestó una mujer.

—No está aquí —.

Sigan buscando, tenemos que encontrar esa llave a como de lugar

El conserje cayó al suelo sin vida y un tercer hombre llegó para así, entre ambos llevárselo tomándolo de pies y manos.

—¿Qué hacemos con él? —.

—Lo mismo que con el anterior —.

Los sujetos fueron llevándose el cuerpo por el pasillo como cosa de nada. Bajaron a la planta baja, donde atravesaron un pasillo que los llevó frente a la puerta del diario escolar. Julieta, desde detrás de la puerta cubriendo su boca miraba clml esos hombres se llevaban el cuerpo del señor Ulises en una camioneta y se marchaban a toda velocidad.

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