2019 fue año bastante extraño.
No puedo decir que fue el peor aunque sinceramente no se ha comportado como el mejor en lo absoluto, pero siento que me dio unas cuantas lecciones bastante interesantes.
Me demostró la realidad de la vida, le quitó el color rosa a todo eso que me tenía ilusionada para darle paso a dolores que próximamente se volvieron lecciones.
Intenté conseguir amor en varios intentos fallidos que solo me enseñaron a tomarme las cosas más con calma y a no ser tan caprichosa.
Me hizo darme cuenta de que a veces las cosas no son como uno quiere sino como tienen que ser.
Me llevo por muchas situaciones incomodas e injustas que solo me hicieron ver a las personas por debajo de las caretas que yo misma les puse.
Me demostró que la familia es aquella que uno elige y que te elige.
Y lastimosamente me llevó a revivir ciertos rencores que anhelo que el 2020 sepa arrastrar lejos de mí.
Pero principalmente me sacó de mi zona de confort, me llevó a lugares en donde nunca creí estar emocionalmente y me hizo crecer como persona.
Y por mucho que 2019 tuvo momentos tan tristes para mí y hubo momentos en los que no entendí porque ciertas situaciones estaban pasándome, no puedo dejar de pensar en todos los buenos momentos que pase con esas personas que tanto amo, los momentos en donde toque fondo pero una mano amiga me ayudo a salir a flote y esos momentos en los que me hicieron sentir amada. Porque al final eso es lo que uno debería llevar consigo, todo el amor que los que te aman te entregan y vivir con el propósito de devolver todo ese afecto a tu entorno.
Gracias por todo lo que me entregaste 2019, agradecer por lo bueno y por lo no tan bueno. Porque todo va a ser utilizado para mejorar este 2020.
- María Victoria Basanta, 31 de diciembre, 6:18pm