Bruce x Clint

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Clint se sentía un real bastardo y en realidad lo era, ya llevaba un par de años engañando a Laura, pero por sus cachorros no se había atrevido a contarle la verdad, a terminar con ella y cuando al fin se había decidido se había enterado de la enfermedad de su esposa, y aún con toda esa información, seguía siendo un jodido hijo de puta que la engañaba.

— Perdóname bebé, no pude venir ayer — explicó Clint con un gran ramo de rosas, las cuales Bruce tomó con una amplia sonrisa, él entendía muy bien porqué debían celebrar el quince de febrero y no el día anterior como lo hacía en resto de las parejas enamoradas.

— Lo entiendo — le dio un suave beso — no hay problemas — en realidad si los había, le dolía seguir siendo el amante pese a los años, tenía miedo de sólo quedarse en esa posición, pero también le daba miedo reclamar, de convertirse en un vulgar egoísta.

El alfa no sabía qué hacer, quería contarle la verdad, explicarle porque pese a sus promesas no había sido capaz de terminar con Laura, quería explicarse antes de que Bruce le exigiera algo, o peor, de que una vez por todas se aburriera de él.

— ¿Por qué tan pensativo? — preguntó el omega quien desde hace algunos minutos veía como su amor sólo daba vueltas con su postre en vez de comérselo. Sabía que algo estaba mal, tenía miedo — ¿me das a dejar? — preguntó con su voz temblando mientras se acomodaba los anteojos, reprimiendo todas las lágrimas que se agolpaban por caer.}

— No, amor, eso nunca — prometió el alfa tomándolo de la barbilla, haciendo que Bruce lo mirara directo a los ojos — pero dios, no puedo seguir guardando esto — un sollozo se escapó de su boca — Laura está muy enferma — terminó de explicar mientras Bruce sentía como una horrible sensación subía por su garganta, ahora si que había terminado siendo un real hijo de puta.

— ¿Qué...qué haremos? — preguntó jugando con sus manos, mientras sentía como el alfa lo rodeaba por atrás.

— No, no lo sé — fue lo único que pudo responder Clint recargando su cuerpo en el omega, estaba siendo sincero, realmente no sabía que hacer o decir en ese momento — sólo se una cosa y escúchala bien Bruce Banner, yo te amo, tú eres mi omega — dijo sincero y Bruce apretó los puños, tenía ganas de golpearlo, de gritarle, de decirle que era un jodido cobarde, un maldito retorcido que tan solo estaba jugando con dos omegas, porque no se atrevía a tomar una postura, porque no se atrevía a tomar el control de su vida.

— Yo también te amo — susurró el omega con la vista perdida y el corazón doliendo, no quiso pelear, no quiso hablar más, sólo quería llorar.

Esperaba que el alfa pronto se fuera para refugiarse en su soledad, los días se tornaban pesados y las mentiras lo estaban asfixiando, no sabía cuánto tiempo más podría resistir siendo un vil hombre, un maldito amante que estaba destruyendo una familia. 

Saga Omegaverse Marvel: Súper San ValentínWhere stories live. Discover now