MANGATA | CAMREN

9

LJ (POV)

Pienso que la única forma de levantarme es cuándo ya haya muerto. Los sonidos ensordecedores a mí alrededor taladran de mí cabeza y escucho gritos ahogados al fondo. El peso de los cuerpos sobre mí es insoportable y no deja que me mueva. Unas risas resuenan en las paredes del túnel, dónde huelo la humedad y el cigarrillo. 
Mí cuerpo está helado y empapado por el agua, pienso que en realidad ya ni siquiera quiero intentar levantarme, no creo poder hacerlo, por lo débil que estoy y porque me pegarán un tiro en la cabeza en cuánto noten que no soy sólo un cuerpo más en la pila de cadáveres. 

Abrí mis ojos cómo platos sintiendo mí cuerpo completamente sudoroso, me sentí desorientada un momento hasta darme cuenta de que estaba acostada en mí habitación. Observé el techo fijamente en la oscuridad mientras escuchaba la lluvia golpear el techo, poco a poco volví a tomar conciencia de mí entorno y recordé que no estaba sola. Giré mi rostro pero a mí lado, la cama estaba vacía. Por un momento pensé que quizás Camila estaba en el baño pero cuando miré no vi ninguna luz por debajo de la puerta. 
Me levanté de la cama y prendí la luz de la lámpara, observé alrededor y su mochila aún estaba a un lado a lo que fruncí el ceño confundida ¿Dónde podría haberse metido? Caminé fuera de la habitación  pero los pasillos estaban completamente oscuros y silenciosos. Me acerqué a la barandilla y observé hacia el piso de abajo pero no había rastros de ella.
Solté un suspiro y caminé hasta las escaleras para bajar, aún descalza caminé a la cocina, revisé la sala e incluso fui a la puerta pero estaba cerrada cómo la habíamos dejado hace unas horas atrás. Estaba bastante confundida pero entonces se me ocurrió ir hasta el estudio de mi mamá, la puerta era de madera y vidrio, corrediza, y al asomarme noté que no estaba cerrada así que la abrí un poco más para poder entrar y me deslicé dentro sin hacer ruido y con cautela. 
Todo estaba en su lugar y las luces estaban apagadas, sin embargo podía ver con claridad debido a la luz que entraba, por las ventanas, desde las farolas de la calle aunque noté el brillo lejano del estudio de mí papá. Se accedía a éste por el de mí mamá, una puerta de madera y cristal, un salón pequeño de reuniones y al final una escalera que bajaba al sótano o estudio de mí padre.
Seguí ese recorriendo y baje la escalera espiral rozando mis dedos por la pared de material hasta llegar al final y ahí estaba Camila sentada frente un gran telescopio, el famosa Rain de papá, ese nombre lo puso Tay cuándo era pequeña y todos lo llamamos así desde entonces.

-¿Que haces?-preguntando caminando lentamente pero Camila dió un salto del asiento y se puso de pie mirándome sorprendida y algo nerviosa.-

-Yo...veo, veía... digo, no, no estaba viendo tu casa cómo si quisiera robar algo-alce una ceja y ella puso sus manos delante de sí alzandolas levemente- digo, no estoy sugiriendo que fuese a hacer eso solo..

-Ya, tranquila, sólo no sabía dónde estabas y bueno, aún no te conozco..-comencé a hablar cruzándome de brazos- quizás eres una asesina y todo este tiempo esperabas que nos durmieramos para matarnos-finalicé exagerando con cierto humor tratando de mantenerme seria.-

-Claro, Lauren, estaba aquí fabricando una bomba para volar tu casa y estaba estrategicamente dormida en el parque para que me encontraras-respondió rodando sus ojos poniendo su cara de amargada y no pude evitar reír al ver eso.-

-Quizás -me encogí de hombros cuándo dejé de reir- Lauren Jauregui, mí debilidad... rescatar damiselas dormidas en los parques con potencial de asesinas-sonreí dándole un guiño.-

-No soy ninguna damisela-Camila se giró y caminó por la habitación observando las cosas- entonces.. tu papá.. ¿es astronauta cierto?- murmuró lo último acercándose a una vitrina dónde dentro se encontraba el primer traje de astronauta de mi padre con su nombre grabado en él y en la parte inferior una serie de reconocimientos y fotografías con personas importantes.-