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Lily se encontraba horneando unas galletas mientras James leía el periódico en la mesa de la cocina. Le comentaba las noticas a su esposa, quien debatía con el de manera optimista. Si conversación se encontró interrumpida cuando la puerta de entrada se abrió y varios pasos se hicieron presentes. Harry entró corriendo con una sonrisa en la cara, acompañado de Ron- quién estaba igual de contento y Hermione. Draco se quedó en la puerta de la casa, con las mejillas sonrojadas de vergüenza y timidez. Entró lentamente, luego de pedir permiso, y siguió el pasillo que llevaba a la cocina.

- ¿Están las galletas mami?- preguntó animado Harry.

- Ya va si están- contestó Lily.

- Traje una bebida señora Potter- habló Hermione mientras le entregaba la gaseosa a la mujer.

Draco se paralizó. No había llevado nada y encima se había aparecido en la casa de Harry a las tres semanas de conocerse- los mejores de hecho, ya que se la pasaban jugando juntos-. Miró rápidamente la entrada de la casa y pensó si lograría salir de la cocina rápidamente para buscar algo para ofrecerles. Cuando estaba por dar un paso atrás, la voz de James sonó.

- ¿Quién es aquel jovencito?- preguntó. Todos los presentes volcaron la atención en Draco.

El rubio tragó en seco. Se acercó un poco más a la mesa en donde estaban todos sentados- menos Lily, quien estaba colocando las galletas en un plato- y controló lo mejor que pudo sus nervios.

- Hola señor Potter, soy Draco- se presentó.

James alzó las cejas debido a la buena educación que había enseñado aquel niño en un simple saludo. Sonrió y le estrechó la mano.

- Un gusto Draco.

El pequeño se sintió un poco más aliviado. Tenía miedo de no encajar en la familia de sus nuevos amigos. Esos dos días los niños le habían demostrado que luego de todo, no era tan diferente. Siempre había tenido problemas a la hora de hacer amigos, ya que era un niño muy tímido e incluso inseguro. Sus gustos no encajaban con los de los demás infantes, a lo que lo llevaba a estar solo debido a que nadie quería jugar con el. Le gustaba leer, contar historias, jugar a las aventuras... mientras que a los otros le gustaba jugar con autos de plástico, creerse súper héroes de guerras sangrientas y violentas, etc.

Hermione y Harry se habían portado de lo mejor. Trataban de combinar sus gustos con los de el para crear un ambiente más cómodo. Por otro lado, Ron parecía que no le agradaba la idea. Demostraba una actitud como si estuviera obligado a sonreírle a Draco cuando en realidad no quería ni verlo. No sabía exactamente la razón por la cual se comportaba así, pero lo hacía sentir triste.

Harry era lo mejor que le había pasado en aquel vecindario. La casa de Draco era grande y lujosa, incluso tenía todo lo que quería. Era todo perfecto menos por algo: se sentía solo, y Harry había sido quien había rellenado aquel vacío en su interior. Todos los días lo invitaba a jugar y sus ojos se iluminaban a la hora de que Draco le contaba historias y juegos.

El olor de galletas recién hechas lo hizo salir de sus pensamientos. Se acercó un poco más y vio como los niños tragaban la obra maestra de Lily. Harry estaba sentado alado de Ron y Hermione al lado del pelirrojo. Cuando se percató de que Draco seguía parado, lo agarró de la mano y lo sentó a su lado. Ron al ver la escena, gruñó y sacó otra galleta enfadado.

- Saca alguna galleta Draco- lo animó Harry.

Draco sacó una y le dio un pequeño mordisco. El sabor a chocolate derretido hizo que una sonrisa se dibujara en su rostro.

- Mamá hace las mejores galletas de toda Inglaterra- exclamó Harry.

- Ay Harry- rió Lily mientras se sentaba alado de su marido.

- ¿Cuántos años tienes, Draco?- preguntó Harry.

- Nueve- respondió mientras sacaba otra galleta.

- No sabía eso, eres más grande que nosotros- dijo sorprendida Hermione- Ron y yo tenemos ocho, casi nueve- explicó- Harry cumplió hace poco sus ocho años.

Ron observaba su galleta sin decir ninguna palabra. Una conversación amigable se hizo presente entre los niños, en la cual el no participaba. La presencia de Draco lo hacía ponerse de mal humor, más que todo cuando Harry lo miraba como si no hubiera algo mejor en el mundo.

La cicatriz ( Drarry/Harco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora