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Se encontraban en la mansión Malfoy. Harry había ido a visitar a su ahora novio. Se había sentido extremadamente nervioso a la hora de conocer a su suegra. Tenía miedo de caerle mal o hacer algo que no debía. Cuando conoció a Narcisa Black, la madre de Draco, se sintió totalmente cómodo. Era una mujer muy elegante, pero aún así muy amigable. Se había portado muy bien con el, a tal punto que le cocinó su comida predilecta.

Por otro lado, el rubio le explicó sobre su padre, Lucius Malfoy. Un hombre elegante, de pelo rubio largo y platinado. El hombre ahora se encontraba preso, debido a que su esposa levantó una denuncia de violencia doméstica. Eso explicaba el comportamiento del rubio, quien no mostraba su cuerpo ya que este se encontraba repleto de cicatrices.

Se encontraba acostados en la cama de Draco, observando el techo. La vida de Harry había dado un giro interesante. Estaba de pareja con el rubio, quien era el responsable de su felicidad. El le entregaba paz, protección, amor, todo lo que el quería. Cuando estaba mal, el iba y se quedaba hasta que Harry se encontrará mejor. Le regalaba chocolates y una que otra cosa pequeña, debido a que lo material no era para el peli negro.

Con respecto a Ron, se encontraban bien. Draco y el pelirrojo poco a poco comenzaron a intercambiar palabras. No se caían a la perfección, pero aún así toleraban la presencia del otro; todo por Harry.

La mano del rubio se transportó hacia la del cuatro ojos. Se observaron y sonrieron. Draco se acercó y besó los labios de su novio con ternura. Poco a poco el beso comenzó a subir de tono. Harry obligo a que su pareja se colocara encima de él mientras continuaban con el beso.

Draco comenzó a besar y mordisquear el cuello del chico, mientras que este le desabrochaba la camisa. Las caricias aumentaban entre los dos jóvenes, y sin nombrar su temperatura. Se deshicieron de sus prendas de ropa- que quedaron en cualquier parte de la habitación- quedando sus pieles al descubierto.

Las manos del rubio viajaban por la piel morocha de su novio, robándole ciertos suspiros en el acto. Abrió las piernas de este y comenzó a acariciar la entrepierna. Empezó a bajar hasta llegar a la entrada del pelinegro.

Harry se paralizó. Nunca lo habían hecho así, iba a ser su primera vez. Draco pareció leer sus pensamientos y lo besó.

- Tranquilo, no te haré daño- susurró.

Abrió un envase de lubricante y comenzó a acostumbrar a su novio a tener un intruso dentro de su cuerpo. Al principio, Harry, soltaba quejidos debido al dolor, que rápidamente fueron reemplazado por gemidos de placer.

- D-Draco...

- ¿Si?

- Ya hazlo.

El rubio rió ante la necesidad de su pareja. Empezó a bajar la velocidad de sus movimientos, haciendo que Harry soltara quejidos.

- Por favor, Draco...- la voz del chico era suplicante y temblorosa.

Aquello hizo que perdiera el control. Retiró los dedos del interior de Harry y lo acomodó entre los almohadones. Puso la cabeza de su miembro en la entrada del chico y lo miró.

- ¿Listo?

Harry, como respuesta, se movió incitándolo a que ingrese. Draco, poco a poco comenzó a entrar en el cuerpo del chico. El peli negro se aferró a las sábanas fuertemente.

- ¿Me detengo?- preguntó Draco mirando a su novio.

Harry negó con la cabeza mientras apretaba los puños. Dolía como la mierda, pero aún así no quería que se detenga. Una vez que el pene de Draco estaba completamente en su interior, trató de acostumbrarse. El rubio besaba el rostro de su novio. Al pasar unos minutos, la voz de Harry sonó.

- Y-ya puedes moverte...

Draco asintió y comenzó con lentos movimientos. Se sentía extremadamente bien, el calor de su pareja al rededor de su intimidad era un placer extremadamente grande. Los gemidos de su novio lo motivaron a que sus embestidas comenzaran a aumentar de velocidad.

La habitación se encontraba invadida de los gemidos de los dos jóvenes. Mientras realizaban el acto, se besaban transmitiendo su amor mutuo a través de sus labios. Las caricias dejaban en la piel del otro sus sentimientos grabados.

Al pasar cierto tiempo, ya se encontraban los dos acostados exhaustos. Draco se encontraba acostado encima del otro, con la cabeza apoyada en el pecho de Harry. Este le acariciaba el rubio cabello. Sus respiraciones eran agitadas y sus cuerpos se encontraban sudorosos. Se abrazaban con fuerza, como si tuvieran miedo de que si se soltaban, nunca más se volverían a agarrar.

- Te quiero- dijo Draco tranquilo.

- Yo más

Los ojos grises del chico se cerraron haciendo que este cayera en un profundo sueño. Harry se quedó observando el techo con una sonrisa. Su cicatriz se encontraba en paz.

La cicatriz ( Drarry/Harco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora