- La reina finalmente ha llegado. - dijo Megan, todos me miraban ahora.
- Rose. - oí que decía mi jefe a mis espaldas. - ¿Dónde estabas? El espectáculo es en dos días. ¡Dos días! - en dos días se celebraría un espectáculo, en donde todas las stripper bailaríamos juntas, según decía mi jefe, era porque así la noche se hacía más entretenida, además de que eso traía más dinero al club.
Porque, ¿a que hombre no le gustaba ver a más de 30 strippers desnudándose delante él?
- Lo siento...
- No lo sientas y comienza a trabajar ahora mismo. - asentí y puse el bolso y la chaqueta sobre la mesa.
- Pensé que te iba a matar. - susurró Alain cuando nuestro jefe se había marchado.
Practicamos la danza una y otra vez. No era complicado, sólo unos pocos movimientos sexys y sonrisas. Cuando terminamos, me dirigí a mi camerino a esperar. Me tumbé en el sofá y encendí la pequeña televisión. Alain entró y sentó a mi lado.
- ¿Cómo van las cosas? - preguntó, apoyando la cabeza en mi regazo.
- Bien.
- ¿Estás segura? - preguntó con seriedad.
- Nosé, Alain. Pierdo el control en torno a él, me está volviendo loca.
- Oh, pero eso es bueno, ¿no? Ha pasado mucho tiempo desde que te sentiste de esa manera. - dijo sonriendo.
- Me gusta más de lo que quiero admitir.
- No te preocupes, __. No es tan malo. Pronto descubrirás sus intenciones.
- ¿Desde cuándo te has convertido en una persona tan sabionda? - pregunté en broma. Ella me golpeó el brazo.
- ¡Ya es la hora! - gritó alguien, desde el otro lado de la puerta.
- Vamos. - le dije sonriendo.
Mi teléfono móvil comenzó a sonar cuando me estaba poniendo el maquillaje. Ví el número de Justin.
- ¿Sí? - respondí, apoyando el teléfono en mi hombro.
- ¿Cómo va tu noche?
- Bien. Estoy a punto de comenzar mi show. - contesté, aplicando un poco de sombra en mis ojos.
- Estoy fuera. - dijo directamente.
- ¿Qué quieres decir?
- Estoy fuera del club.
- ¿Por qué? Aún falta para que acabe. - dije confundida.
- No puedo dejar de pensar en ti desnudándote frente a docenas de hombres.
- Oh. - fue todo lo que pude decir.
- __. - dijo Justin en tono triste.
- ¡Rose, ya es la hora! - oí a mi jefe.
- Ya estoy. - respondí rápidamente. - Justin me tengo que ir.
- __... - lo interrumpí.
- Es mi trabajo, lo siento.
Salí del camerino escuchando los gritos de los hombres.
- ¡Rose! ¡Rose! ¡Rose! - tomé una respiración profunda, antes de pisar el escenario.
Estaba en un traje de enfermera. Sonreí a todos los hombres. La barra de striptease estaba pintada de blanco para hacer juego con mi disfraz. Me agarré a ella y di una vuelta moviendo mi culo.
- ¡Qué calientes estás! - gritó un hombre. Me arrodillé lentamente acariciando mis pechos; los pezones se podían ver a través de la tela blanca. Me desabroché la parte superior de mi pequeño vestido. Solté mis pechos y jugué con ellas, los hombres se volvieron locos. Tomé el vestido dejándoles ver mi ropa interior. Moví mis caderas al son de la música. Les ofrecí la espalda y toqué el suelo con las manos.
Unos minutos más tarde, después de recibir cientos de piropos, salí del escenario, sin saber por qué estaba tan desesperada por terminar. Pasé por el camerino y me cambié. Un guardia me estaba esperando en la puerta. Me acompañó hasta la salida. Justin estaba de pie, delante de su coche.
- ¿Llamo a un taxi? - preguntó.
- No, gracias. - contesté, y caminé hacia Justin. Ahora estábamos el uno frente al otro, pero él no dijo nada. - Hola. - saludé incómoda.
- Hola. - respondió, abriendo la puerta del coche. - Vamos a tomar un café. - me invitó cuando estaba en el coche.
- ¿Un café? Es casi media noche. - le dije, mientras él empezaba a conducir.
- Conozco un lugar que está abierto hasta la una. - respondió con frialdad.
- ¿Qué pasa? - pregunté.
- Tenemos que hablar. - esas palabras fueron como un veneno para mi estómago. Estaba nerviosa.
Nos quedamos en silencio todo el trayecto.
Justin necesitaba hablar...
¿Sobre qué?
Esa pregunta quemaba mi cerebro.
Estaba muy nerviosa. Comencé a jugar con mis dedos; Justin conducía sin expresión en el rostro. El silencio entre nosotros me estaba matando. El tono que había utilizado para decirme que teníamos que hablar me asustó. Tomé una respiración profunda para relajarme, necesitaba relajarme. Simplemente era una charla, ambos éramos adultos, no tenía por qué ser algo malo. ¿A quién engañaba? El 'tenemos que hablar' era una declaración de que algo estaba mal. Dejé de jugar con mis dedos cuando Justin aparcó el coche.
- Ya estamos. - dijo en voz baja.
Bajé del coche y le seguí hasta la entrada de la cafetería. El local estaba al aire libre, tenía un hermoso jardín que lo rodeaba. Era muy agradable.
- Buenas noches, señor. ¿Cómo está esta noche? - preguntó una mujer sonriendo cortésmente.
- Estoy bien, Sasha. Una mesa para dos, por favor.
- Síganme. - ella caminó con plomo dirigiéndonos a una mesa para dos, apartada de todo. - ¿Le gustaría pedir ahora?
- Sí, lo de siempre. - respondió Justin aburrido. Parecía ir mucho a ese lugar.
- ¿Y usted, señorita? - preguntó.
- Un café. - respondí sonriendo.
Ella se alejó, y el silencio nos volvió a dominar. Justin se aclaró la garganta. El momento había llegado. Tragué saliva.
- Bueno. - dijo, pero no continuó.
- ¿Sí? - necesitaba que continuase. Me estaba muriendo allí.
- No sé cómo empezar.
- Pues...
- Las bebidas. - me interrumpió la señora.
- Gracias. - respondió Justin. Ella puso las bebidas sobre la mesa y se fué. Bebí un sorbo de mi café.
- ¿Y? - ¿por qué sonaba tan desesperada?
- Está bien. Iré al grano. - declaró finalmente. - Sé que hemos estado saliendo por un par de semanas, pero me gustas mucho, __. No tienes ninguna idea de las cosas que causas en mí. Nunca me sentí así antes. - sentí que me ahogaba. Eso no lo esperaba, para nada. - Había conocido a muchas mujeres, pero ninguna como tú. Y todo eso... es algo nuevo para mí. - soltó un suspiro. - Y siento la necesidad de tenerte sólo para mí, no quiero compartirte.
- No me vas a compartir. - aclaré.
- Lo sé. La imagen de ti bailando de docenas de hombre, me vuelve loco. - terminó molesto.
- Entiendo. Supongo que es normal sentir celos, pero ese es mi trabajo. Tú me conociste como una stripper, y eso es lo que soy. ¿Qué quieres que haga? ¿Dejar el trabajo? Lo siento, no puedo hacer eso.
- Entonces tus sentimientos por mí no son tan fuertes como pensaba que serían. - sus palabras me sorprendieron.
- No se trata de sentimientos,Justin. Me gustas, pero soy una mujer independiente y adulta, y tengo mis razones para hacer lo que hago.
- ¿Cuáles son? - preguntó con seriedad. No contesté. ¿Estaba dispuesta a decir la verdad? No importaba, porque lo necesitaba saber, de lo contrario, pensaría que lo estaba haciendo por ambición o por placer.
- Bueno... - Justin enarcó una ceja. - Mi madre tiene cáncer. - dije. - Hace dos años se lo diagnosticaron, y me convertí en bailarina para pagar sus tratamientos. - Justin abrió la boca, pero no dijo nada. - Pero está bien, el cáncer está casi curado. - tenía que decirlo.
- Oh. - exclamó avergonzado. - Lo siento, __.
- No, está bien. Ahora, ya sabes la razón por la que lo hago. Espero poder graduarme en un par de meses y buscar otro trabajo.
- Ya veo.
Otro momento silencioso pasó entre nosotros. Miré hacia abajo, tratando de pensar en algo que decir.
- Pagaré el tratamiento de tu madre. - dijo Justin serio. Sus ojos marrones revelaron su seriedad. Sabía que iba a decir algo así.
- Te lo agradezco, pero no.
- ¿Por qué no? Te puedo ayudar.
- He dicho que no.
- ¿Por qué no? - repitió la pregunta.
- Porque me sentiré como una puta. - dije honestamente. - Me sentiré como si estuvieras pagando por mí. No quiero tu dinero, Justin. Lo siento, pero no. Agradezco tu ayuda, pero no puedo hacerlo. No me sentiría bien.
- Por favor, __. Prométeme que lo considerarás.
- No puedo prometer algo que no haré.
- Por favor. - rogó en voz baja.
Suspiré. - Está bien. Pensaré en ello. - dije.
Después de unos minutos salimos de la cafetería. Fuimos andando hacia el aparcamiento y nos metimos en su coche. Justin encendió el motor y luego condució a mi casa. Encendí la radio y encontré una canción que me gustó; Broken like an angel de Crossfade.
- Me encanta esta canción. - señalé a la radio. Justin me miró algo sorprendido. - She wants to fall in love again. - canté en voz alta.
- ¿En serio? Solía gustarme.
- ¿De verdad? - pedí.
- Era la canción favorita de mi ex-novia. - apagué la radio, debido a la forma en que lo dijo, parecía que las cosas entre él y su ex-novia no habían terminado bien. Necesitaba cambiar de tema.
- ¿Cómo fue tu trabajo hoy?
- Bien. Aburrido como de costumbre, pero debo lidiar con ello. Un beso puede consolar a este hombre trabajador. - utilizó un tono de ruego. Sonreí y le besé en la mejilla. - ¡Vamos! - se quejó, reduciendo la velocidad, y deteniéndose frente a mi casa. Lo agarré del rostro con ambas manos y lo besé. Chupé su labio inferior juguetonamente. - No hagas eso. No juegues con fuego. - susurró en mis labios. Él metió su lengua en mi boca y profundizó el beso. Nuestros labios se sentían como si estuvieran hechos el uno para el otro.
- ¿Por qué tienes que ser tan bueno besando? - le pregunté, y lo besé de nuevo. Nos besamos por unos minutos más, pero de pronto él se alejó.
Sonrió y le devolví la sonrisa.
- Bueno. - dije, saliendo del coche.
Él me acompañó hasta la puerta.
- __. - me llamó.
- ¿Qué?
- ¿Mañana por la tarde estás libre?
- Sí, ¿por qué? - pregunté con curiosidad.
- Estáte lista después del almuerzo. Vendré por ti.
- ¿A dónde iremos? - pregunté, pero Justin me dio un beso en la frente y se dio la vuelta para caminar hacia su coche. - ¡Eh! - grité.
- Es una sorpresa.
- No más sorpresas, por favor. - pero él ya estaba dentro de su coche. Suspiré con resignación y me metí dentro de casa. Subí las escaleras y entré en la habitación. Mi móvil vibró, era un mensaje de Justin, me paralicé cuando lo leí.
'Mañana, conocerás a mi familia.'