Justin me besó suavemente. Luché por no responderle, pero fracasé. Le devolví el beso desesperadamente, había pasado demasiado tiempo desde la última vez. Sus manos sostenían mi cara para tirar de mí más cerca de él. Envolví mis brazos alrededor de su cuello, acariciándolo lentamente. Su lengua solicitó la entrada y la dejé entrar, invadiendo mi boca violentamente. Me estremecí cuando una ola de lujuria cruzó mi cuerpo.
- Te extraño. - susurró en mis labios y siguió besándome apasionadamente. Su mano acariciaba mi brazo y fue a mi cintura. La apretó lentamente. Tenía que apartarme. Estaba a punto de echarme hacia atrás cuando su mano tocó mis pechos por encima de la tela.
- Justin... - protesté, pero él agarró uno de mis pechos y lo apretó suavemente. Suspiré en sus labios disfrutrando de sus caricias. Su mano libre comenzó a desabrochar mis pantalones. - No...
- Shh... - deslizó su mano dentro de mis pantalones y comenzó a tocar mi clítoris por encima de la ropa interior. Gemí suavemente, sintiendo una creciente presión en el abdomen inferior. Puso su mano dentro de mis bragas, haciendo que el contacto de su dedo caliente contra mi zona sensible me hiciera arquear la espalda hacia él en deseo.
- Justin... - entonces comenzó a besar mi cuello. Debía apartarme, pero se sentía bien ser tocada por él.
Un golpe en la puerta me hizo salta fuera de la cama. Estaba respirando pesadamente. Justin me miró, con los labios húmedos y con los ojos mostrando deseo.
- ¡Justin Bieber! Abre la puerta ahora mismo. - dijo su madre desde el otro lado de la habitación.
- Es tu madre. - le dije en voz baja, empezando a entrar en pánico. Estaba segura de que la mujer no estaría feliz de verme allí.
- Lo sé. ¿Por qué tienes tanto miedo? - preguntó frunciendo el ceño. ¿No sabía lo que sus padres me habían dicho?
- ¿No lo sabes?
- ¿Saber qué? - empezó a cubrir su cuerpo con las sábanas.
Oí el sonido de una llave desde el otro lado. Me abroché los pantalones, y la madre de Justin abrió la puerta violentamente.
- Justin, ¿estás bien? - corrió hacia él, ignorándome por completo.
- Sí. - respondió confundido. Ella se volvió hacia mí, dándome una mirada asesina.
- Hola. - saludé cortésmente.
- ¿Qué haces aquí? - preguntó, acercándose a mí.
- Madre, vino a visitarme. - agregó Justin.
- ¿Es así? - fingió una sonrisa. Vi a Caleb entrar en la habitación.
- ¿Qué es lo que...? Oh, __. - dijo con sorpresa. - Hola. - le sonreí.
- Justin se encuentra en estado delicado. Debemos dejarlo descansar. - exigió su madre agarrándome del brazo para que la siguiera. Me negué.
- No iré a ninguna parte con usted. - dije.
- __. ¿Por qué eres así con mi madre?
- Yo... ella... - no sabía cómo decirlo. Era su madre después de todo. - Lo siento, sólo... Lo siento, pero tengo que hablar contigo. - Justin frunció el ceño. - En privado.
- Lo siento, cariño, pero Justin necesita descansar. - añadió su madre con impaciencia.
- Está bien, mamá. Déjanos. - declaró él.
- Pero Justin, el médico te ha dicho...
- Estoy bien. - su madre suspiró con frustración.
Me sentía victoriosa, pero luego el padre de Justin entró en la habiración.
- ¿Qué pasa? - preguntó. - ¿Qué está haciendo aquí? - esto no iba a terminar bien.
- ¿Qué quieres decir? - preguntó Justin, obviamente confundido.
- Ella rompió contigo, hijo. - dijo serio. - Además, ella ya está viendo a alguien más.
- ¿Qué? - preguntamos todos al mismo tiempo.
- No, eso no es cierto. - tenía que defenderme.
- ¿De qué hablas? - preguntó Justin.
- Tu madre y yo fuimos al cine. Y la vimos con otro hombre.
- Justin, no, no es lo que...
- Dile la verdad, chica. Eso es lo último que se merece. - añadió la madre de Justin, fingiendo seriedad.
- ¡Cállate! - le grité. - ¡Justin, me odian! No les creas, sólo están tratando de separarnos. - expliqué desesperadamente. Justin apartó la mirada.
- Así que es cierto. - sus ojos se encontraron con los míos otra vez. - ¿Estabas viendo a alguien más?
- No... no...
- ¿Estabas o no en el cine?
- Sí, pero estaba...
- ¿Estabas sola? Me dijiste que estabas con Marissa.
- Mentí... pero no es...
- ¿Mentiste? - Justin apretó los puños. - Estabas con un hombre, ¿no?
- Sí, pero...
- ¿Tan rápido te olvidaste de mí? - podía sentir el dolor en sus palabras.
- No, sólo era un amigo. Te lo juro.
- ¡Fuera! - ordenó mirando a otro lado. - Déjanme en paz, todos.
- Justin, por favor... Te quiero. Por favor... - sentí dos fuertes manos agarrarme por los brazos.
- Ya le has oído. - el padre de Justin me sacó de la habitación rápidamente. La puerta se cerró delante de mis ojos. Me volví hacia ellos.
- ¿Por qué hacéis esto? - sentí las lágrimas en mis ojos. - No he hecho nada malo.
- Es nuestro único hijo. - dijo la madre de Justin. - Tenemos que protegerlo.
- Lo quiero. - las lágrimas comenzaron a rodar por mis mejillas.
- No eres buena para él. - agregó el señor Bieber, dándome una mirada fría.
- No se puede luchar contra el amor. Se arrependiran de esto, lo juro. - dije, y me di la vuelta para comenzar mi camino por las escaleras.
- __. - Caleb me siguió. Tan pronto como terminé de bajar las escaleras, me dirigí a la puerta principal, sollozando. - __, espera. - me agarró del brazo para detenerme.
- ¿Qué?
- Cálmate. - dijo en voz baja. - No puedes conducir así.
- Déjame en paz, Caleb. - grité. - Me dijiste que podía contar contigo, y ni siquiera pronunciaste una palabra allí arriba.
- Hablaré con él. - ofreció.
- ¿En serio? No lo creo. No eres más que un simple títere de los padres de Justin. - dije con amargura. Caleb se quedó en shock. - Lo siento, no fue mi intención...
- Está bien, supongo que tienes razón. - miró hacia el suelo. Sabía que le había hecho daño.
- Caleb...
- No te preocupes. Prométeme que te calmarás antes de conducir.
- Te lo prometo. - dije, saliendo de aquella casa de sangre.
Estaba oscureciendo mientras me dirigía a casa, mi visión se volvió borrosa a causa de mis lágrimas. ¿Qué había hecho para merecer todo aquello? Mi vida no había sido fácil. Toda mi miseria comenzó con la enfermedad de mi madre. La había visto dolorida, rota, débil. Era cruel tener que ver a mi madre constantemente enferma. Parpadeé tratando de quitarme las lágrimas. Y luego, estaba el hecho de que yo fuera una stripper. Alguna gente piensa que ser stripper es divertido, pero no lo es. Desnudarse frente a docenas de hombres desconocidos, es una cosa difícil de hacer. Cuando por fin estaba feliz con Justin, todo se iba al infierno, también. Y ahora también mi hermano estaba en la cárcel.
Respiré hondo tratando de calmarme. Me sentía agotada mental y físicamente. Mi madre me había dicho una vez que habrá un momento en la vida en el que que no podrás seguir reteniendo las lágrimas y el sufrimiento.
Y ese momento había llegado.
Me desperté con los primero rayos del sol asomarse por mi ventana. Me acomodé en la cama y miré la habitación por un momento, tratando de que mis ojos se acostumbraran. Cuando lo hice me levanté y me dirigí al baño.
Me dí una ducha rápida, me puse unos pantalones y una camiseta al azar. Bajé corriendo las escaleras, me acordé entonces de que tenía una cita con Marissa y Alain después de las clases. Abrí la puerta y me quedé inmóvil.
- Justin. - dije con incredulidad.
No podía estar allí... tal vez mi mente estaba haciéndome pasar una mala pasada. Se suponía que me odiaba y que estaba descansando en su cama. Sostenía su estómago con una mano. Su pelo castaño estaba húmedo. Abrió la boca para hablar, pero luego la cerró lentamente.
- ¿Qué... qué haces aquí? - pregunté totalmente sorprendida.
- Tenemos que hablar. - respondió mirando a otro lado.
- Yo... - habla __.
- Me siento estúpido al venir aquí después de saber que estás viendo a alguien más, pero el amor es una estupidez, ¿no? - se pasó los dedos por el pelo. - Lo que sucede es que no puedo sacarte de mi jodida mente y me está matando no tenerte.
- Justin...
- Sé que he cometido errores, pero... te lo juro. Te quiero. Te necesito, no tienes ni idea de cuánto te necesito. - las lágrimas comenzaron a llenar mis ojos. - Por favor, perdóname... por hacerte daño. Yo... Dios, esto es demasiado difícil.
- Yo...
- No tienes que decir nada. Sólo escucha. - hizo una pausa mirando hacia abajo. - Eres muy importante para mí. He conocido a cientos de chicas, pero nadie como tú. Tú eres especial.
- Justin...
- ¿Querrías estar conmigo, __? - suspiré y una lágrima rodó por mi mejilla. Era la primera vez que alguien me decía algo así.
Me humedecí los labios y abrí la boca para responder.
Justin estaba allí, delante mío. Estaba esperando mi respuesta. Sus ojos cafes mostraban ansiedad. Me tomó cinco segundos poder hablar.
- Me muero por decir que sí, mi corazón grita que sí... - hice una pausa para tomar una respiración profunda.
- ¿Pero? - preguntó con tristeza.
- Pero... no puedo olvidar todo lo que ha ocurrido hasta ahora. No se puede esperar a que sea feliz de nuevo. - aparté la vista, porque se me partió el corazón al ver la tristeza plasmada en su rostro.
- ¿Eso significa que no quieres estar conmigo?
- No, quiero decir... necesitamos tener una conversación seria, Justin. Me has mentido acerca de tu novia, mi hermano te apuñaló y tus padres me odian.
- No te odian.
- Lo hacen, te lo puedo asegurar. - Justin dio unos pasos hacia mí y me cogió la mano con ambas manos.
- ¿Me quieres? - preguntó en un susurro. Su aliento acariciaba mi boca. Quería besarlo.
- Justin..
- Contesta. - sus labios rozaron los míos enviándome un escalofrío a través de mi cuerpo.
- Sí. Te quiero. - sonrió en mis labios.
- Yo te quiero más. Así que, estoy seguro de que podremos resolver las cosas, __. - la esperanza creció dentro de mí.
- No lo sé.
- Por favor, sólo una oportunidad. - era difícil concentrarse con su cercanía.
- Tengo que pensar en ello. - dije, tratando de dar un paso atrás.
- __, por favor. - dijo mirándome. Sabía que él estaba tratando de leer a través de mis ojos.
- Sólo dame un poco de tiempo. - le dije rompiendo todo contacto con él, porque cada vez que me tocaba, quería ceder.
- Nos queremos, no hay nada que pensar. - se acercó a mí otra vez y envolvió su brazo alrededor de mi cintura, tirando de mí hacia él. Mis pechos se apretaron contra su pecho bien formado.
- Justin...
- Mírame. - exigió. - Dime que no quieres que te bese en este momento. - su aliento rozó mis labios, haciéndome temblar. Su pulgar acarició mi labio inferior, lo que aumentó mi necesidad de él.
- Primero tenemos que hablar... - traté de mover la cabeza para alejarme de aquellos ojos cafes fascinantes y labios húmedos, pero fracasé.
- ¿__? - oí la voz de mi madre.
Inmediatamente, di un paso atrás y me volví hacia ella.
- Hola. - saludó a Justin, sonriendo con tristeza. - ¿Cómo estás? - echó un vistazo a la herida de forma rápida.
- Cada vez estoy mejor, gracias por tu preocupación. - respondió él cortésmente.
Mi madre asintió y supe que estaba avergonzada por lo que Alex le había hecho a Justin.
- Me tengo que ir. Llego tarde a la Universidad. - dije rompiendo el momento.
- Te llevaré. - ofreció Justin. Él sabía que no sería capaz de decir que no con mi madre allí.
- Adiós, mamá. - dije, y ambos caminamos hacia el coche.