Justin condujo con cuidado a su casa, pero la tensión sexual entre nosotros después de cientos de besos, era realmente fuerte. Al final, Justin había hecho unos arreglos -pagando a mi jefe- para que pudiera asistir a la fiesta de su primo Caleb.
Llegamos a su casa. La mansión estaba iluminada y había gente saliendo de sus coches de lujo. Justin me ofreció su mano para ayudarme a salir del coche. Le sonreí. No podía comprender los terribles cambios de humor que tenía aquel hombre; aún así, era genial.
Pasamos por delante de unos cuantos guardaespaldas y nos metimos dentro de la casa. Karen, la madre de Justin, estaba recibiendo a los invitados.
- __, estoy tan contenta de que hayas podido venir. - llevaba un vestido color púrpura, que remarcaba su pálida piel.
- Es un placer para mí estar aquí. - sonreí.
- Eres hermosa, querida. - dijo sincera.
- Gracias.
- Disfruta de la fiesta. - deseó, cuando empezamos nuestro camino hacia el gran salón.
Había un montón de hombres y mujeres elegantes y de gran reputación, se notaba por la forma en que hablaban y vestían. Una suave melodía se oía de fondo.
Vi a Caleb caminando hacia nosotros. Llevaba un traje azul oscuro; y no podía negar lo sexy que se veía en él.
- Hola. - saludó con voz fuerte. - Mi querido primo. - abrazó a Justin y se puso de pie enfrente de mi. - __. - me dio un beso en la mejilla.
- Felicidades. - afirmé, mirando lejos.
- Gracias. - sonrió. - ¿Puede tener este baile contigo? - preguntó descaradamente. Miré a Justin. - Claro si mi primo no tiene ningún problema con eso. -Justin sonrió.
- Por supuesto que no. Confío en ti. - declaró Justin. No quería bailar con Caleb, pero no tenía elección.
Me agarró de la mano y nos fuimos a la pista de baile, pasamos por parejas hasta llegar al centro del salón. Envolvió sus manos alrededor de mi cintura y yo alrededor de su cuello. Olía muy bien, estaba nerviosa, no quería estar tan cerca de él.
- Estás preciosa esta noche. - susurró en mi oído, y me besó en la oreja suavemente.
- Ya basta. - me sentí amenazada por la forma en que me llevó más cerca de él. Estábamos en medio de la pista de baile, docenas de parejas nos cubrían.
- No. - sentí su lengua acariciando mi cuello haciéndome temblar. Mis pechos chocaban contra su torso, debido a la cercanía.
- Para quiero, o se lo diré a Justin. - lo amenacé seriamente.
- ¿De verdad? - preguntó, besando mi mejilla.
- Basta, lo digo en serio. Se lo diré. - sentí sus manos acariciando mi espalda.
- Oh, me siento tan avergonzado, Rose. - me quedé completamente congelada... ¿cómo podría saber sobre mi nombre de stripper? No me podía mover. - ¿Qué pasa, Rose? - no podía pronunciar una palabra. Sabía acerca de mi trabajo. ¿Y si él se lo decía a los padres de Justin?
Sus ojos se encontraron con los míos.
Ahora, estaba seriamente en problemas.
****
De repente Justin me puso contra la pared y me besó con desesperación. Su lengua se colocó dentro de mi boca y me hizo sentir necesitada. Nuestros labios se tocaban suavemente y se emparejaban perfectamente. Metió la mano debajo de mi vestido para acariciar mis muslos.
- Justin... - me quejé en sus labios, hundió su cara en mi cuello y sentí su cálida lengua lamiendo mi piel. Me estaba volviendo loca. Su mano fue más allá y me tocó el culo descaradamente. - Justin... - con su mano libre, cogió uno de mis pechos y lo apretó suavemente.
Solté un pequeño gemido.
Me dio la vuelta haciendo que mi cara chocara contra la pared. Sentí su virilidad dura en mi culo, mientras sus manos tocaban mis pechos sin control.
- Te quiero. - susurró en mi oído. Su voz sexy me hizo temblar. Puso sus manos dentro de mi sujetador y me apretó los pezones haciendo que gimiese sin control.
Me volví hacia él y lo besé desesperadamente.
- Justin... - comencé a frotar su miembro contra mi punto V, hacia atrás y hacia adelante...
Atrás y adelante. Sentí una enorme presión dentro de mí. Seguimos besándonos y frotándonos como locos. Lo necesitaba. La sensación del orgasmo corriendo a través de mi sangre. Todo mi cuerpo estaba a punto de explotar. - Justin. - grité y gemí al mismo tiempo que el placer estaba por cada parte de mi cuerpo. Nos detuvimos, pero los dos estábamos respirando pesadamente.
Él me besó la frente.
- Te quiero. - dijo, y dejé de respirar.
Dejé de pensar. Dejé de moverme. Pero simplemente no pude decir nada; porque mi móvil comenzó a sonar.
- ¿Sí? - contesté con voz ronca.
- ¿Dónde demonios estás Rose? - la voz de mi jefe gritando me sacó de mi pequeño trance.
- ¿Qué pasa?
- ¿Cómo que qué pasa? Se supone que debías estar aquí hace diez minutos. Mueve tu trasero inmediatamente aquí, y no me hagas hacer una locura, Rose. - gritó, y colgó.
Miré el teléfono y después miré a Justin. Que me miraba con misterio.
- ¿Quién era?
- Mi jefe. Tengo que irme.
- No, dile que no puedes.
-Justin, no puedo. Es mi trabajo, compréndelo. - dije fríamente.
Y me arrepentí al instante, pero él, simplemente me miro con seriedad y comenzó a caminar hacia a lo largo del pasillo.
Quería decirle que también lo quería; pero algo me lo impedía.Justin no dijo nada durante todo el trayecto hasta el club. Tampoco yo me había preocupado por decirle algo; pero decidí que era lo mejor. No quería estropear las cosas.
- Gracias. - dije, cuando él paró enfrente del club.
- No podré venir a recogerte. - añadió con frialdad.
Eso me extrañó, pero no dije nada y asentí como si nada. - Está bien, no te preocupes. Llamaré un taxi. - dije mientras abría la puerta. Crucé la puerta principal saludando a los guardias. Fui a través de los largos y oscuros pasillos que me conducían a la barra. Algunas chicas estaban encima de las mesas, practicando el show especial que teníamos que hacer en pocos días.
- Rose. - me saludó Alain con una sonrisa brillante. Llevaba una falda negra con una rayas rojas, y zapatos de tacón.
- La princesa mimada decidió presentarse. - dijo Megan rodando los ojos. Le lancé una mirada asesina. No entendía por qué me odiaba tanto.
- Ve a tu posición, Rose. - ordenó mi jefe con voz severa.
Puse mi bolso en una mesa y me dirigí hacia las chicas. Me senté en la barra y me subí a ella. Ensayamos el baile tres veces, terminé cansada y sudando a borbotones. Me acosté en la barra tratando de conseguir un poco de aire y descansar durante unos minutos.
- Rose. - mi jefe me llamó y volví la cabeza. - Prepárate. Los shows van a ser antes de lo habitual.
- ¿Por qué? - pregunté, con el ceño fruncido.
- Tenemos que cerrar a las doce.
- ¿Por qué?
- ¿Por qué, por qué, por qué? - imitó mi voz. - Sólo tienes que prepararte, y listo.
- Está bien. - contesté volviendo la cabeza al frente. Me preguntaba dónde estaba Justin o qué era lo que estaba haciendo. ¿Pensaría en mí? ¿Estaría enfadado? Realmente, debía estarlo. Nos habían interrumpido justo cuando él me había dicho que me quería.
- Vamos, Rose. - me dijo Alain cogiéndome del brazo.
Salté de la barra y aterricé en el suelo. Seguí a Alain a lo largo del pasillo. Pasé por el lado de Megan y me di cuenta de su mirada asesina. Cuando por fin estábamos en el camerino, Alain se sentó en el sofá sonriendo.
- Ha pasado mucho tiempo sin saber de ti. - dijo masticando el chicle.
- He estado ocupada. - declaré quitándome la ropa.
- Ocupada, ¿eh? ¿Con tu novio perfecto? ¿Lo has echo ya?
- ¡Alain! - grité sonrojándome sin control.
- ¿Qué? Oh amos, ambos son adultos. Sucederá tarde o temprano.
- Lo sé. - dije poniéndome una falda estrecha. - Ayúdame. - Alain se puso detrás de mí y comenzó a abotonar la falda.
- Él es realmente caliente, Rose. Si yo fuera tú, no estaría perdiendo el tiempo. Quiero decir, tiene esos músculos y esos ojos misteriosos. - me reí ante sus palabras.
- No todo se trata de sexo Alain.
- El sexo es importante. Imagínate que tú y él está
n en una cama. No importa lo mucho que se gusten, tú no serás capaz de mantener una buena relación sin hacer nada, porque el sexo chupa y nunca te complace.
Tenía razón, debía admitirlo. Me pregunté si Justin y yo seríamos buenos en la cama. Es decir, yo no tenía experiencia. Y él parecía... salvaje.
- No he pensado en eso. - dije con sinceridad. Alain se dio cuenta de mi expresión pensativa.
- Oh, no me hagas caso. Estaras bien. - dijo con una fingida sonrisa.
Entonces, mi teléfono comenzó a sonar. Miré la pantalla. EraJustin.
- Hola. - dije.
- Hola, pequeña. - noté que el tono de su voz ya no era frío; lo agradecí puramente. - ¿Cómo va tu noche?
- Bueno, estoy a punto de hacer mi show.
- ¿Puedo echar un vistazo? - preguntó.
- ¿No decías que tenías cosas que hacer?
- Es cierto. No puedo. Pero no puedo soportar la idea de ver a aquellos hombres babeando.
- Te acostumbrarás.
Justin permaneció en silencio.
- ¿Justin? - pregunté, pero sabía que estaba allí. Podía oír su respiración.
- Lo siento, me distraje con unos papeles. Te veré mañana.
Y entonces colgó.
- ¡Rose! - escuché la voz de mi jefe desde el otro lado de la puerta. - Tu show es en cinco minutos.
- Voy. - exclamé.
Después de realizar mi show, estaba cansada. Me cambié de ropa y salí del camerino. Kage no estaba allí, así que tenía que buscarlo para que me llamara a un taxi. Comencé mi camino por el pasillo cuando me di cuenta de que alguien se acercaba. Dejé de respirar por la sorpresa cuando vi quién era.
Esta vez, iba disfrazada de policía. Los hombres gritaban y sonreían como locos. Yo me dedicaba a frotar mi trasero en la barra y a dar vueltas mientras giraba la porra constantemente. Esa noche, me habían dejado como regalo en la ropa interior, más de mil dólares. Amaba el saber que les complacía, y amaba saber que les gustaba. Aunque el pensamiento de Justin me abrumaba. Sabía que él no estaba contento con mi trabajo, pero era mi trabajo. Y si debía bailar desnuda delante de docenas de hombres por mi madre; lo haría. Sin importar las consecuencias.
Me cambié de ropa y salí del camerino. Kage no estaba allí, así que tenía que irme por mi cuenta. Comencé mi camino por el pasillo cuando me di cuenta de que alguien se acercaba. Dejé de respirar por la sorpresa cuando vi quién era.
- ¿Caleb?