- ¿Qué? - me las arreglé para pronunciar, sintiendo que me asfixiaba.
- Ya me has escuchado. - dijo la chica rubia sonriéndome. No podía respirar, no podía moverme. Ella tenía que estar mintiendo; Justin no podía... estar comprometido.La palabra trajo lágrimas a mis ojos, pero las contuve. Todavía tenía mi orgullo.
- __... - comenzó Caleb con voz triste.
- No. - tragué, intento controlarme.
- ¿Por qué sigues ahí? Vete, putita. - añadió ella sonriendo.Necesitaba respirar, mis pulmones ardían por falta de aire. Pero yo sabía que si respiraba, dejaría que las lágrimas cayeran.
- Tengo que irme. - le dije tomando un respiro, una lágrima rodó por mi mejilla, pero la limpié rápidamente. Comencé mi camino hacia la puerta, y la crucé ignorando a la chica. Sólo tenía que irme.
- __. ¡Espera! - dijo Caleb detrás de mí, pero tenía que seguir adelante.Bajé las escaleras sintiendo la madera bajo mis pies descalzos. No podía estar allí más. Llegué a la puerta principal y la abrí. Crucé y la cerré detrás de mi apoyándome sobre ella.
'' Soy la prometida de Justin ''. Ésas palabras me estaban quemando. Mi corazón estaba roto, y podía sentir el agujero en mi pecho. Me escapé de la casa. Pasé los jardines, notando la mirada curiosa de los criados. No me importaba. En el momento en que llegué a la verja, estaba respirando pesadamente.- Señorita, ¿está bien? - me preguntó un guardia, evaluándome.
- Abre la verja. - ordené, tratando de respirar.
- Pero...
- Abre la maldita puerta. - no podía permanecer allí por más tiempo. El guardia parecía sorprendido, pero asintió abriendo la puerta para mí.Tan pronto como estaba fuera, empecé a correr por la carretera, el asfalto lastimaba mis pies descalzos. Había bosques rodeando la carretera. Dejé de correr porque mi cuerpo estaba exhausto. Caminé hacia los bosques, no quería que nadie me viera. Caí de rodillas, dejando que el dolor fluyera.
¿Cómo podía haberme hecho eso?Lo quería.
Había confiado en él.Le había dado todo. Todavía podía sentir sus manos sobre mí, sus labios sobre los míos. Lloré durante minutos, horas. No lo sabía, había perdido la noción del tiempo pensando en él.
Una brisa fría rozó mi cabello y mis piernas desnudas. Miré hacia abajo dándome cuenta de que sólo llevaba la camisa de Justin, que apenas cubría mi cuerpo. Me quedé con la sensación de las piernas temblorosas, me sentía débil. Traté de controlar mi llanto, pero era inútil.Empecé a caminar a un lado de la carretera. Un trueno me hizo mirar hacia arriba. El cielo estaba completamente oscurecido por las nubes grises.
En unos minutos, la lluvia comenzó a caer sobre mí, mojándome en tan sólo unos segundos. La camisa quedó pegada a mi cuerpo, dejando al descubierto mis curvas. Mis pies estaban lastimados, era un camino solitario. Había visto tres coches pasar, pero cada vez que los sentía, me acercaba al bosque por si era Justin. No me importaba nada ya. Sólo quería llegar a la primera gasolinera para llamar a Alex y que me fuera a buscar.
- ¡Hey! - un grito me llamó la atención. Había estado tan sumergida en mis pensamientos que no me había dado cuenta de que había un camión junto a mí, moviéndose hacia adelante cada vez que daba un paso. Un muchacho rubio conducía, entrecerró los ojos azules observándome. - ¿Estás bien? - la pregunta me hizo sonreír sarcásticamente.
- ¿Qué te parece? - pregunté.
- Pregunta idiota, ¿verdad? - me dio una gran sonrisa, mostrando su perfecto conjunto de dientes blancos. Los agujeros se formaron en sus mejillas. - ¿Necesitas que te lleve? - la preocupación se plasmó en su rostro.
- No. - me enfoqué en la carretera, haciendo caso omiso.
- No soy un psicópata o un violador, te lo prometo. - su voz era suave.
- Créeme, no hay daño físico que puedas hacerme más fuerte que el dolor que tengo ahora. - él se quedó en silencio.
- Te daré una vuelta.
- No lo necesito. - dije con amargura.
- Este es un camino peligroso. Está demasiado oscuro, y tú estas sola y... - se aclaró al garganta. - medio desnuda. - sentí que la sangre corría hacia mis mejillas mientras me sonrojaba.
- Yo... - el motor de un coche me interrumpió. Miré hacia atrás, para ver a Justin bajándose del coche. - Oh no. - dije en voz baja, mi corazón empezó a latir con fuerza, podía sentirlo en mis oídos y garganta.El hombre guapo caminó a paso rápido hacia mí. Estaba sin camisa, y sus músculos estaban bien definidos.
- ¡__! - gritó a través de la lluvia. Él se mojó en solo unos segundos, con el pelo oscuro pegado a su pálido rostro.
- No. - actué por instinto. Abrí la puerta y salté dentro del camión. - Vamos. - le dije al chico rubio.
- ¿Qué...?
- Sólo muévete.Observé a través del espejo retrovisor a Justin correr hacia nosotros. El chico escuchó mi petición y comenzó a conducir. Justin y su coche se quedaron pronto atrás.
Suspiré con alivio. Pero la imagen del sexy Justin debajo de la lluvia me estaba atormentando. El chico rubio tosió, y recordé que no estaba sola.- Oh, lo siento... esque...
- Está bien. - me miró.
- Lo siento, no debería...
- Está bien. - me interrumpió sonriendo, con los ojos fijos en la carretera. - ¿Era tu...?
- Nada. - le detuve. - Es decir... nosé lo que era.
- Oh, ya veo. - me miró con el rabillo del ojo. - Estaba asegurándome de que no fuera un asesino o algo así. Deberías haber visto su cara. - una sonrisa se formó en sus labios con los agujeros en sus mejillas. Era demasiado guapo, tenía que admitirlo.Permanecí en silencio durante unos segundos. Me concentré en los árboles que pasaban rápidamente a nuestro lado. El chico rubio tosió como si estuviera tratando de llamar mi atención.
- ¿Dónde vives? - preguntó casualmente. Claro, él me estaba dando un paseo a casa y era un completo desconocido, no sabía mi dirección. Le expliqué cómo debía llegar a mi barrio. Él asintió y siguió conduciendo.
Mi mente era un desastre. Me sentía en una pesadilla, pocas horas antes había sido la chica más feliz del mundo, y ahora era todo lo contrario. Me preguntaba cómo las cosas podían cambiar tan rápidamente.
- ¿Puedo preguntarte tu nombre? - la voz del chico me sacó de mis pensamientos.
- __. ¿Y tú?
- Calvin. - respondió en voz baja.
- Encantada de conocerte, Calvin. - le dije educadamente.Después de unos minutos estábamos enfrente de mi casa.
- Bueno. - dije profundamente avergonzada. - Lo siento de nuevo, yo...
- Está bien, deja de disculparte. - torció su boca en una sonrisa. Era realmente encantador. - Es una pena que tengamos que coincidir en este tipo de circunstancias desafortunadas.
- Ya. - le devolví la sonrisa. Abrí la puerta del camión.
- ¿__? - su voz me hizo volver la cabeza hacia él.
- ¿Qué?
- ¿Puedes darme tu número?
Estaba a punto de decir que no cuando me acordé de lo que Justin me había hecho.- Claro. - le dí el número de mi casa porque mi teléfono estaba donde Justin. Me bajé del camión agitando mi mano hacia Calvin. Comencé mi camino a través del jardín.
Entonces, se oyó el ruido de un motor. No necesitaba darme la vuelta para saber que era Justin aparcando el coche frente a mi casa. Oí la puerta de un coche cerrarse y luego unos pasos acercándose a mí.
- __. - su voz era suave pero exigente. No quería verlo, así que me quedé quieta. - __, por favor. Sólo escúchame. - tenía tanta ira y decepción en mí que no podía pronunciar una palabra. - __. - me agarró el brazo y me dio la vuelta. Le di un golpe en la mano con fuerza.
- No me toques. - susurré. Pero tan pronto como me encontré con sus ojos marrones, el corazón me dio un vuelco. Todavía estaba mojado y sin camisa, con el pelo pegado a la frente. - He escuchado suficiente.
- Lo sien...
- No lo sientas. No te atrevas a decir que lo sientes. Porque esas palabras no sirven de nada en este momento.
- Te quiero.
- ¿Me quieres? No creo que sepas lo que es el amor.
- Sólo escúchame. Laura...
- ¡Cállate! - la única mención de su nombre, viniendo de él, hizo que mi estómago girara en celos.
- Ella...
- ¿Tu novia?
- No, quiero decir, sí lo era, pero...
- ¿Pero qué? Vete.
- No puedo. Me niego a perderte. - extendió su mano hacia mí, con la esperanza de acariciar mi rostro, pero le golpée.
- No me toques. - repetí dando un paso atrás.
- Ella era mi novia, pero ya no. Rompimos hace meses. - fruncí el ceño, con el corazón latiendo de esperanza, esperanza de que aquel hombre frente a mí estuviera diciendo la verdad.
- Ella dijo que era tu novia.
- Lo era, pero ahora no. Ahora estoy contigo. - dio un paso hacia mí......................................................................................