XI: Promesas

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Al pasar de unos cuantos días de girar, esperar señales caídas del cielo, llorar y maldecir; Kei se había decidido por meter su papelería en aquel programa de intercambio.
La llamada que había tenido con Hinata era lo suficientemente desgarradora como para hacer que el más alto tirara todo su sentido común a la basura. 

Quizás, muchos argumentarían que esa llamada es precisamente lo que necesita para abandonar a Hinata y lo que fuera que había entre ellos dos. Tanto Kei como Hinata se habían estancado, y no hacían más que llorar por el otro, buscando algo que les recordara a cuando estaban bien, y a cuando podían arreglar las cosas.

Pero una de las pocas ventajas de ser Tsukishima Kei, es que no tenía porqué responderle a nadie, y si él quería, él mismo podría andar a pie hasta llegar a Miyagi, sólo para escuchar la voz de aquel fantasma que le dejaba el corazón en vela.

Una vez en la oficina, Kei arrugó el volante que había tomado. Lo haría. Volvería a ver a Hinata. Tenía que hacerlo,  a estas alturas estaba cansado de perseguir cualquier cosa que le hacía recordar a Hinata. Quería verlo, sentirlo, escucharlo. Quería volver a conocer esas manos pequeñas, esos ojos marrones, esa risa tintineante. 

El proceso, largo, un tanto repetitivo para su gusto, terminó en menos de tres horas.  Estaba hecho. Las náuseas asaltaron el estómago y la mente de Kei, rodeándolo con una sensación pesada, que le hacía darle vueltas al nombre de Hinata, una y otra y otra vez. 

El celular de Kei vibró, apagando sus pensamientos. Era Kageyama. Kei suspiró, aún agitado por lo que acababa de hacer. Tomó su celular entre las manos y gruñó al momento de contestar la llamada. 

       ―Kageyama ¿Qué sucede?

       ―Escuché que Hinata te llamó hace unos días―. Kei maldijo por la bajo. A Kageyama no se le escapaba ni un sólo detalle si hablaba de algo que le interesara. 

       ―¿Quién te dijo?

        ―Yachi, y antes que la culpes por decirme, te recuerdo que todos estamos preocupados por el bienestar de Hinata, incluso si nos ha estado ignorando desde la graduación. 

       ―Ya sé, ya sé. No tienes que recordarme eso. 

       ―Sí tengo que, Tsukishima. Hinata es nuestro amigo y por si no lo has notado eres el único que tienes contacto con él. 

      ―Claro, claro ¿Sabes? si no te conociera bien diría que estás celoso―. Desde la desaparición de Hinata, la relación entre Kageyama y Kei se había vuelto algo agitada y tensa, lista para partirse en dos. 

      ―¿Celoso? ¿De qué? ¿De tus pequeñas llamadas de un sólo sentido con Hinata?― Tsukishima dejó salir un gruñido. Kageyama sí que sabía dónde herir. 

     ― Al menos Hinata toma la iniciativa de hablarme a mí por su cuenta. Si lo recuerdo bien, la última vez que hablaron le tuviste que hablar tú y te colgó mucho antes de que pudieras gritarle más―. Podría ser que Kageyama sabía herir, pero Kei sabía cómo hacer sangrar con unas simples palabras. Esta pequeña pelea que tenían se volvía cada vez más seria, cada vez más amarga. Kei y Kageyama se escupían el nombre de Hinata como si fuera la palabra más hiriente de todas, la palabra prohibida más filosa y pesada. 

      ―No estamos llegando a nada ¿No quieres escuchar lo que tengo que decir?― Kageyama suspiró del otro lado de la línea, haciendo que Kei hiciera una mueca de disgusto. Lo sabía, lo entendía, estaban cansados. Y no sólo eso, sino que parecía que Hinata se les iba de las manos, se les escurría, se borraba a sí mismo de sus recuerdos, y los mantenía lejos de sus mentes. 

     ―Adelante, te escucho. 

     ―Yachi y yo estábamos hablando ayer  y ella dijo que había escuchado que había una especie de acuerdo entre universidad para hacer un intercambio, pero su ella está muy ocupada y Yamaguchi ha dicho que no sabe nada de eso. Bueno volviendo al tema, ella quería que te dijera que...

    ―Lo que sea que vas a decir, ya  no tiene sentido. Decidí realizar el intercambio. 

    ―Sí, Yachi adivinó que lo harías―. Kageyama dejó salir una risa agotada y Kei se dedicó a resoplar por la nariz―. Ella dijo que sabe que no puede hacer nada para convencerte de no hacerlo, pero, dice que si vas para reencontrarte con Hinata, deberías prepararte. 

     ―¿Prepararme para qué? 

    ―Dice que siente que estás poniendo demasiadas esperanzas en un Hinata que probablemente no quiera verte, y que tienes que prepararte para lo que sea que pueda pasar. Dice que siente que Hinata no es el mismo, y que quizás haya sucedido algo que le impida hablar con nosotros.

   ―¿Cómo si estuviera escondiendo algo?

   ―Ella dice que es más como si él estuviera avergonzado. No de nosotros, sino de él. La verdad no entiendo mucho eso si ni siquiera sabemos de qué se podría avergonzar Hinata, pero no puedo cuestionar a Yachi. También dice que quiere hablar contigo y que te dirá cuando está libre. Procura no huir o si no nos irá mal a ambos. 

   ―Estate tranquilo, rey. Sabes que nunca ignoraría una llamada de Yachi―. Kageyama suspiró de nuevo, y pasaron unos segundos en los que ninguno de los dos quiso hablar. Si era por cortesía u orgullo, nadie lo sabe. 

   ―Ella lo extraña ¿sabes? Quiere hacerlo pasar como si no lo hiciera, pero lo hace. A veces habla de él por horas y horas, y termina llorando. Lo mismo va con Yamaguchi y sé que tú sientes lo mismo.

   ―Lo sé, todos lo extrañamos.

   ―Tsukishima. Quiero pedirte un favor―. La voz dejó de temblar, y sonaba segura y solemne.

   ―¿Qué necesitas?

   ―Traélo devuelta. Si te vuelves a encontrar con él, te pido por favor que lo traigas devuelta―. La voz de Kageyama había cortado cuada duda y atadura que habitada en Kei. Imágenes de Hinata revoloteaban alrededor de sus ojos, con su voz quemándole la piel. Llamándolo, recordándole cada detalle y recoveco de aquel agridulce nombre que le hacía perder el sueño. 

    ―Yo nunca lo habría querido de otro modo―. Se despidieron. Kei sabía lo que debía hacer. 

Recordando esa vocecita rota, sollozante y angustiada le partía el corazón a Kei. En el fondo, Kei sabía que Yachi tenía razón. Hinata probablemente no era la persona que solían conocer, y era muchísimo más probable que no quisiera ver a Kei de nuevo, pero para Kei, no importaba si tenía que llamarle un millón de veces a Hinata para recibir una llamada a cambio.

Nos vemos pronto, Hinata. Pensó Kei guardando su celular en su bolsillo, mientras caminaba a su siguiente clase.


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¡Hola! Promesadeluna reportándose con un nuevo capítulo. 

Do Re Mi está oficialmente devuelta en marcha, lamento si me tardé mucho en actualizar, tuve unos problemillas con mi cuenta de Wattpad. Espero que les haya gustado este capítulo y nos vemos en el siguiente uwu.

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⏰ Última actualización: Apr 29, 2021 ⏰

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