Irremediablemente Tú y Yo

33. Afterglow.

"I don't wanna lose, I don't wanna lose this with you
I need to say, hey It's all me, just don't go"

—Taylor Swift (2019). Lover.

ADRIEN

Pocas veces me he considerado una persona impulsiva y eso gracias a que me han enseñado a que las mejores decisiones se toman en calma, o al menos fingiendo calma.

Y tuve exactamente dieciocho horas para fingir calma, retroceder a esas noches viéndola llorar y sufrir en sueños, a esas inseguridades que de pronto se le escapaban sin que se diera cuenta y a la necesidad de querer mantenerme alejado aunque sus ojos me gritaban que la ayudara.

Era muy consciente de lo fácil que sería saber la razón de sus miedos, de sus pesadillas e incluso del porqué tuvo que regresar a su ciudad natal, pero sabía que si averiguaba por mis propios medios estaría dañando algo irreparable y no podía permitir eso. Si iba a hacer esto con ella necesitaba hacerlo bien, bueno, eso pensaba hace unos días, incluso ahora que el arrepentimiento se instala en mis venas, pero nuevamente lo ignoro, tal como lo hice en el momento en el que abordé ese avión para ir tras ella.

—Gracias, Reese —hablo, con mis ojos pegados a las puertas del lugar.

—Es un placer, señor —el tipo alto y castaño me da una mirada antes de pasar a mi lado y meterse al auto aparcado detrás del mío para alejarse en la dirección por la que yo llegué.

Estás haciendo algo realmente jodido, Adrien.

Puede que sí, pero si este lugar es la causa de los ojos tristes en mi castaña, no me importa, cruzaría el mundo si es necesario con tal de estar con ella.

Una familia sale del lugar y bajo la vista para que pasen de largo, cruzan la calle, sin prestarme atención, hasta que una rubia joven me observa y sus ojos se iluminan con reconocimiento y se acerca.

Mierda.

—¿Adrien? —pregunta sin ocultar la sorpresa y el reconocimiento en su voz.

—¿Si? —dudo, porque no sé qué tan viable sea que ella me haya reconocido.

Fuera de Washington no soy una persona conocida, solo los mayores admiradores de mi padre son capaces de reconocer a su familia en cualquier otro lugar, pero ella no tiene pinta, ni edad para saber eso.

—Realmente eres tú —sus labios dibujan una pequeña sonrisa y sacude la cabeza haciendo que sus rizos rubios reboten.

—¿Puedo ayudarte con algo? —le pregunto cuando sus ojos azules y expresivos no dejan de mirarme con asombro.

Asiente y está por hablar cuando la interrumpen.

—¡Cassy! —le gritan, los que imagino son sus papás, desde el otro lado de la calle, pero ella los ignora y se acerca unos pasos.

La manera en la que me mira se siente como si me conociera, como si supiera exactamente quién soy, pero no de esa manera a la que estoy acostumbrado.

—¡Cassy! —vuelven a gritar y ahora ella los escucha, corriendo hacia ellos.

Oigo los regaños de su familia detrás de mí, pero los ignoro completamente, pensando en quién es ella, quiénes son ellos. Pero para cuando mi cabeza parece conectar los puntos, mis ojos se dirigen a los dos autos que se incorporan a la calle y se alejan.

Frunzo el ceño, intentando recordar algo que apoyara mi idea, algo, pero Brook nunca habló conmigo de ellos y eso de verdad me hace sentir como si estuviera haciendo algo malo. No debería estar aquí. Si bien, muchas veces dijo que desearía que yo estuviera con ella, que la acompañara, no sé qué tan seria fue con sus palabras, lo pudo haber dicho solo porque nunca imaginó lo muy lejos que a veces puedo llegar.