Un Mundo En Caos.|Jelsa|

Elisabeth

Antiguamente yo era la chica más feliz del mundo, tenía a mis padres y hermana menor. La vida se acabó para mi al verlos muertos, mi hermana no sabía que hacer, nadie me creía; mis padres eran científicos muy famosos junto mi tío Pitch, en la hora de la muerte de ellos pitch me acusó de asesina, mi hermana Anna le creyó. ¿Por estar manchada de sangre significa que soy la asesina? Para ellos era haci, me encerraron en este lugar que cada vez que intento pelear por mi libertad, por decir la verdad, me atormentan.

Nadie me creyó cuando dije "No fui Yo" ¿cuál fue su respuesta? "Esta chica esta mal de la cabeza". En este lugar sólo puedes esperar golpes, pastillas y electrones, esto es un augurio, no me importa que no me crean, pero la mirada de mi hermana hacia mi, me destruyó; intente mantenerme cuerda con tales maltratos, pero aún así el dolor fue más fuerte que yo.

                —Algún día seré libre... y te iré a buscar.

Amenaze al guardia que me inyectaba un sedante.

Odio cuando los maniática de aquí me tocan, son unos locos y me mezclan con estos enfermos, oye espera ¿no es eso lo que dicen que soy? ¿una enferma?. Fue al quinto día de estar aquí que mi hermana me visitó, sonrei al verla, la extrañaba, tras ella estaba la retórica sombra de mi tío; ese día quería hablar y contarle a mi hermana lo que le pasó a nuestros padres para que me saque de aquí.

               —Anna... hermana, no sabes cuanto te extrañe.—me acerco al cristal, lágrimas querían salir de mis ojos ese día.

              —Asesina...— fue su respuesta, mi mirada se desencajo al escuchar tal mentira hacia a mi.—¡¡Me mentiste sobre lo que ocurrió!! ¡¿cómo pudiste mentirme?! Mataste a mamá y papá.—solo podía negar con la cabeza mientras las lágrimas caían sobre mis mejillas pálidas. Ella golpea el cristal poniendo un celular contra el.

En ese celular se veían las grabaciones de las cámaras de seguridad de la casa, era yo caminando con un cuchillo, YO apuñalado a mi padre que gritaba. Yo quien abría el vientre de mi madre esparciendo sus instentinos, decapitado a mi padre y jugando con sus cuerpos por la casa. En ese momento sólo podía negar, era yo y siempre fui yo, quise salir corriendo pero la camisa de fuerza me lo impide. Unas convulsiones invadieron mi cuerpo, mi mente quería negarlo pero por un lado lo aceptaba, mi corazón destrozado me afirmó que es mentira que no era capas.

           —Se acabó Elizabeth... te quedarás aquí, donde pueden atenderte.—mi tío me miraba con desprecio mientras los enfermeros intentaban tranquilizarme con una inyección.

                —Un día...—mi cuerpo se había detenido mágicamente, mirando a pitch con odio desde mi lugar.—Saldre de aquí... y lo lamentaras "Pitcher Arendelle"...—ese nombre quedo grabado en mi como "Pitch" sólo eso, mi odio hacia ese sujeto que no e vuelto a ver ni a mi hermana, pero me da igual porque se que saldré.

Fue en una de las secciones de electrones los cuales me cansé de mantener a la pobre cordura, mi corazón ya no latía, mis ojos vacíos y piel pálida me daban a entender que ya no podía pelear. En esa sección Di paso a lo de que me acusaron, si, paso a esa persona violenta y asesina que mato a mis antiguos padres, aunque en el fondo se que esa chica no era yo... pero ¿quién le cree a una Enferma? La respuesta es muy simple, Nadie.

             —Elizabeth arriba.—entro un enfermero al día siguiente de la sección. —ya es hora de despertar. —su mal humor era típico. Con una sonrisa de oreja a oreja y las pupilas dilatadas me quedé acostada en la cama, conteniendo una carcajada.

           —¿Puedes verme?—    le pregunté sin borrar mis expresiones. El me voltea a ver, asiente con duda, empezó a reír a carcajadas como una maniática.— Elizabeth se fue.—esas fueron mis palabras.

                 —Callate Elizabeth... haci nunca saldrás de aquí.—se me acerco con intención de inyectarme algo.

Mi mano rápida paso sobre su cuello, la sangre en mi mano me dio alegría, manchando el pequeño cristal que saque de mi espejo, más carcajadas salieron de mi garganta al verlo retorserce como puerco. Desde que entre a ese lugar, cuando pasaron los 4 meses, mi cordura se desvaneció, aunque me duela en el fondo aceptar que yo soy la asesina de mis padres, Elizabeth ya no está en este mundo ya hace 5 años, pero nadie la extraña de igual forma.

         —Elsa... levantarte.—entro a mi cuarto la enfermera, mi castigo termino; me quitan el chaleco de fuerza con las esposas dejándome salir de esa habitación blanca con colchonetas, salgo de ese lugar con una sonrisa maniática.

         —Me porto bien hoy, si me das dulces.—le digo con la misma sonrisa. A pesar de estar loca siempre, pero siempre, cumplo mis promesas. Me entrega una bolsa mediana llena de dulces con una sonrisa, esta enfermera fue la única a la cual no a pasado por mis manos.

Después de todo Rapunzell Corona no es mala Chica, me agrada y sabe como ahí que tratarme. Camino feliz con mi bolsa, hoy debía portarme bien, odio que me de dulces aunque soy la única que puede tenerlos, así es como me controlan.

  Después de todo... ¿qué es lo que pasó?...

          —Elizabeth—me llama el director del Instituto mental.

     —Ya se lo dije.—sonrió...—Elizabeth ya no está aquí.

Mantengo la sonrisa.

           — Soy Elsa.

Carcajeo...

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Hola!! Otro fanfic... espero que les guste, a mi me encanta... la idea la que tengo espero que a ustedes también... gracias por leer.

Besos venenosos!