Paso A Paso

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Estoy muy contenta, tengo dulces, ¿qué mejor que eso?. Como tranquila hasta que llegue un médico que me mira con odio y asco, yo le sonrió con mi típica sonrisa del gato de Alicia, mi pálido rostro más mis ojos vacíos y pupilas dilatadas provocan que se vea terrorífica. Dos enfermeros se me acercan intimidantes, con mi bella sonrisa me levanto apuntandolos con la punta del palito de una paleta, pequeñas risas suelto; espera, prometí portarme bien.

Pero sólo por hoy.

Vuelvo a sonreír bajando la paleta, dejo que me agarren mientras me meto un caramelo en la boca, me arrastran hasta unos cuartos que no recuerdo, mi carita es inocente como la de una niña cuando como un dúlce. Me sientan en una silla de metal frente a un cristal, del otro lado me mostraban otra habitación vacía. Volteó para encontrar a los enfermeros pero estaba sola encerrada, pongo mi bolsa en la valla que estaba ahí, abro otro caramelo escuchando el papel crujir junto al de la puerta, elevó la mirada encontrandome a una mujer. Bestia un pantalón de Jean azul, una camisa blanca perfectamente abotonada, su cabello suelto de un color castaño casi anaranjado; bajo mi mirada a mi ropa era un vestido blanco.

La mujer se sienta en frente de mi, sólo la veo sería sin entender nada.

             — Eliza...

Empieza a susurrar, ¡¡Odio que me digan haci!!golpeó el cristal haciéndola saltar, mi penetrante mirada penetran sus ojos, pude notar el miedo en ellos.

                    — ¡¡Te confundes!! ...Elizabeth no está aquí... desapareció, se fue. —ella dobló la cabeza confundida.— ¿Quién eres tú?—le preguntó. Su esprecion fue de asombro, me miro con lastima, no conosco a esta persona ¿quién es?.

                    — Hermana... soy yo, Anna.

Mi sonrisa habitual le hace sentir escalofríos, no dejó de mirarla.

                    — Anna... la hermana de Elizabeth.—¿qué hace esta chica aquí? —¿qué quieres? —pregunto metiendo el caramelo que estaba abriendo en la boca.

                  — Soy TU hermana...—Su dramatización era estupenda.— vine a verte después de... mucho tiempo. — baja la mirada.

             — Soy Elsa... y no te conosco, tampoco me importa tú presencia, déjame.— le rechace. Ella saca de su bolso una fotografía, ahí estaba Elizabeth, unos señores y esta chica sólo más joven.

               — Hermana... se que eres tú, quería... pedirte perdón.—de sus ojos lágrimas caen en la fría barra, lágrimas... ¿qué se siente llorar?—nunca debí dejarte haci... somos hermanas, tuvimos que superarlo juntas... nunca tuve que meterte aquí, no tuve que obedecer a pitch.—mis ojos se abren completamente al escuchar ese nombre.

                   —¿Dónde está?

Pregunto con voz burlona.

                       —En los laboratorios... esta trabajando en... no se que.


Seca sus lágrimas, la miro sin ningún sentimiento.

                 — Que lastima...

Canto un poco, me levanto tomando mi bolsa, si ese monstruo no está aquí no tiene sentido quedarme con una extraña.

                        —Eli... Elsa... no te vallas.—Volteó a verla.—se que me recuerdas, somos hermanas... Perdóname por favor.

Ella volvio a llorar.

  -mirame... ¿me veo como tú hermana?—corriendo me subo a la silla para que me vea completamente, ella niega.— Elizabeth te necesitaba... ¿dónde estabas tú?—salgo del lugar viendo a los enfermeros afuera, de mi bolsita tomo dos caramelos dándole uno a cada uno.— no an visto nada.— rio un poco, llendome del lugar al cual ahora recuerdo como, la habitación de visitas.

¿quién se cree para venir a buscarla? Ella no está aquí.

Entro a la oficina del director, es hora de mi cita diaria con él, llegó a la puerta de su oficina y golpeó con patadas, escucho el pase típico de él. Entró con mi bolsita de dulces, me siento en la silla frente el, dirijo mis manos al recipiente lleno de gomitas de diversos colores, lleno mis boca de gomitas rápidamente para ver al director mirándome con sus fríos ojos.

                 — Elsa... estuvimos hablando sobre ti... cada ves que das un paso retrocedes 6.— su estricta voz, el director es muy guapo. Cuerpo  formado, piel canela, ojos pequeños azules y unos cabellos negros hermosos.

           —No es mi culpa.

Hago un dulce puchero mirando los dulces volviendo a comer. Rapuncell me dice siempre que debo ir paso a paso, doy mis pasos a su debido tiempo.

              —Nunca es tú culpa... tu tío Pitcher quiere llevarte a prisión... pero con tu estado mental no puedes.—reí un poco, no me importaría ir a prisión.—tu hermana está peleando para que no ocurra.—sonrió diabólicamente, el retrocede asustado.

Dos enfermeros entran rápidamente con una aguja, río un poco más bajo, me relajo mirando a la nada, en el tazón de dulces se reflejaba mis ojos vacíos y ojeras en mi blanca piel. El recuerdo de Elizabeth se refleja en el, tan asustada, tan inofensiva; nadie le creía sólo Rapunzell creyó en su historia, la historia que le conté de Elizabeth.

La furia me invade al recordar, golpeó el escritorio para luego tumbarlo a un costado, los enfermeros me sujetan mientras pataleo para soltarme, me ponen en una camilla atandome a la fuerza, el cuello y cintura, mis manos y pies conectan en mi cabeza los cables de electrones. Conectan los cables, ponen en mi boca algo de madera envuelto en goma, un electro recorre mi cuerpo asiendome convulcionar, uno y otro, a lo lejos escucho unos gritos.

¿quién grita?

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Hola!! Un nuevo capítulo!! Espero les guste.

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Besitos venenosos.

Un Mundo En Caos.|Jelsa|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora