Un Mundo En Caos.|Jelsa|

No Necesito Ayuda

Mi cuerpo esta entumecido, no se cuanto tiempo estuvimos viajando. Cometi un terrible error, deje que nos cadturaran a mi y mis protegidos, al menos Corona no esta para vivir lo que tal vez vivamos.

— Jack, los podridos estan lejos de nosotros ya.

Era una voz masculina, el auto frena. Agudiso mis pobres sentidos, abren las puertas de adelante.

         — Cuidado con la rubia.

Escucho, frunso el ceño.

            — Espera... es solo una chica.

Escucho una risa.

              — Preciento, sus amenasas no son a la ligera, si te dice te matare no dudes que lo hara.

Su seria voz dejaba a entender que no bromea, yo tampoco bromearia con ello, las fuertes carcajadas se escapa de mi garganta, la chillona y desencajada.

            — Joder... Callate.

Me dice el novio de corona, volteo a verlo seria.

               — Soy una inutil... Deja de llorar Anna.

Digo consentrardome en las sombras de la ventanilla.

Una nube de humo entra por la ventanilla, los llorosos de Anna se dejaron de escuchar, el castaño forsejea y maldice, mi vista se nubla y mis parpados pesan. ¿Que es lo que nos hacen? Me estoy durmiendo.

       
      — ¿Quien mierda son ustedes?

Escucho a lo lejos la voz masculina de Eugene.

Las voces a lo lejos llegan a mi cabeza, me remuevo un poco. Estoy suelta genial, escucho mas murmullos consentrandome en los mareos de mi cabeza abro los ojos.

                 — Jack desperto.

Miro a un chico castaño de piel palida lebemente bronceada, hermosos ojos verdes y en su cara pequeñas pecas.

                   — Elsa.

Volteo a Anna, estaba en un rincon del suelo.

Me incorporo lentamente, me duele la cabeza, nada podra conmigo. Elevo la vista encontrandome a nuestros secuestradores estaba el rubio, el castaño de hace un rato, una chica peliroja y otra chica rubia.

Elsa, ¿quienes son ellos?

No lo se, pero no necesito ayuda para acabarlos.

                  — Cometieron un grabe error al desatarme.

Hablo victoriosa.

Con mi escalofriante sonrisa saco de mi bolsillo una paleta de dulce, la mayoria rio a carcajadas, me les uno a sus risas. La rubia se aserco a mi señalandome con burla, con fuerza la sugeto de su cola de caballo acercandola a mi, con la pequeña punta del palito de la paleta apuñalo su cuello penetrando en la yugular.

                —  Lo sabia.—escucho del canoso que siempre se mantuvo serio.—amigos aqui esta la protagonista de las mazacres zombies.—me sonrie, suelto el cuerpo de la rubia que se movia intentando alejarse.—un gusto soy Jack Frost.—una reverencia realiza, de mi bolsillo otra deliciosa paleta.