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 Mi abuelo tocó dos veces la puerta.

—Jin, llegó una carta. Creo que es para ti.

Habían pasado apenas 3 días. Puse mis sandalias y fui hasta la sala, el abuelo solía dejar la correspondencia en la mesita ratona. Justo hasta arriba estaba.


Para responder creo que había tardado un poco, pero qué más daba. Abrí la carta y leí mi nombre en la segunda línea, las comisuras de mi boca se elevaron un poco causando un tipo de sensación fría que recorrió mi espalda y mientras más leía esa sonrisa desaparecía poco a poco.


—Que idiota. —apreté mis dientes y regresé a mi cuarto después de leer.


Cerré mi puerta con todo el cuidado del mundo, mi abuelo no podía saber nada. Quería golpear algo, pero ¿qué?, mi habitación es provisional y está prácticamente vacía. Arrugue la carta y la tiré hacia el frente justo desde donde estaba parado.


—Eres un tonto, idiota. —olvidé la bola de papel que había caído por la habitación y fui hasta el escritorio, el papel y el lapicero estaban aún afuera.



¿Sabes que?, ni siquiera te diré "hola", no sé si te lo mereces realmente. Quería hacer esto por las buenas, pero no, debes de arruinarlo todo, como siempre. Y sí, sigues siendo un tonto, no, no eres un tonto, esa palabra se queda corta. Eres un perfecto idiota arruina todo. Creo que ya lo sabías, ¿no?, bueno, te doy el lujo de que lo sepas de nuevo.
No puedo creer que yo me haya fijado en alguien como tú.
Mi remitente está bien y tu eres la persona que me hizo mal todos estos años, eres imposible Kim NamJoon.


Saqué un sobre y apunté con prisa, nombre y dirección, apuré mis pasos, la oficina postal, no está tan lejos; pague la estúpida estampilla.
Estaba seguro que mi cara estaba roja, el hombre detrás del mostrador me vio raro.

편지 (pyeonji) :namjin:Donde viven las historias. Descúbrelo ahora