19.- Un regalo para Bruce Wayne

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¿Qué le puede regalar al hombre que lo tiene todo?

Es la pregunta que Hal Jordán tiene hacia su amigo, había algo de lo cual se podía jactar y es que Bruce y él salen a escondidas de todos, a diferentes bares de la ciudades cercanas. Ante todo para romper la rutina, después de que Barry comenzó a salir con Iris, el tiempo con su amigo rubio se redujo, para no molestarlo comenzó a quedarse en la Watchtower, también llegaba a su departamento de Ciudad Costera, para llevar en regla sus pagos de Luz y agua, su departamento lo había terminado de pagar hace años, todo con los ahorros de su retiro de la milicia, no necesitaba de una casa, pues sus padres le heredaron una de las casas que están próximas a la costa, con una hermosa vista al mar, vive del alquiler de esa casa que sirve de hogar temporal para los que serán próximos pilotos de las fuerzas aéreas.

Cuando no está en la Tierra, fuera de su sector, los inquilinos depositan el dinero en una cuenta cada mes, así no tiene problemas, y si en dado caso existiera un inconveniente, su amiga de antaño Carol Ferris lo resolvería. Ella al saber del deber del Linterna, se encarga de los estados de cuenta del héroe. Por esa razón, al regresar a la Tierra en esta última misión, Carol le recordó.

— Hal... ¿Recuerdas esa notita verde limón que tenías pegado en tu refrigerador?

El piloto observaba con atención el estado de cuenta que Carol le había dado, cada deposito está en orden, no es que desconfíe de ella, pero la joven le solicita que lo analice por su cuenta. Cuentas claras amistades largas.

— Aja... esa que decía algo de...

Exactamente había pasado un mes desde que salió a una misión y como todo tenía que dejar notas para recordar ya sea pagos de hacienda algo que Carol realizaba, recordar los cumpleaños de sus sobrinos y hermanos o...

— Diablos...

Ella alza una ceja, sonríe.

— Así es cariño... es su cumpleaños ahora... estás a buen tiempo para ir a felicitarlo o de llamar...

Aerolíneas Ferris se había asociado con Wayne Tech, la joven empresaria se había hecho cargo de enviar un obsequio por parte de la compañía, Hal por su parte le había pedido que no enviara nada por parte de él, que deseaba ir a felicitarlo en persona y darle un obsequio que nadie le hubiera dado en su vida al magnate.

— Pecas de soberbio Jordán... ¿Qué le puedes obsequiar a alguien que lo tiene todo?

Hal corría de un lado a otro en su departamento, con una rapidez de soldado se metió a la ducha, se hecho de la mejor colonia, bueno una que Carol le regalo en navidad, pero que en realidad había notado ese aroma en Bruce Wayne y vaya que es una colonia muy cara, sabía que esos dos salían en ciertas noches para beber en bares que nadie conocía. Lo sabía porque después de Barry Allen, Caroline Ferris es la mejor amiga del castaño.

— Es cierto... ¿Qué le puedo regalar?

Carol había notado que esa amistad no era como la de Barry ni como la que mantiene con ella, no, ese sentimiento había pasado de esa delgada línea, solo sonríe al ver la cara de preocupación de su amigo, al no saber que obsequiarle.

— Oh vamos Jordán, ya han hecho algo más que tocarse en esas noches que te quedas en Gotham... se comportan según tú como dos hombres maduros comparando su testosterona, músculos y tamaño... pero se tocan.

Hal toma un bote de agua de su alacena, gira la tapa, se sonroja tanto al recordar que entre ebrio y algo de cordura, habían llegado a tocarse, pero sin ningún compromiso, aunque no le pareció asqueroso, a ninguno de los dos, solo sonrieron como tontos. Por un instante pensó que molesto a Bruce, pero este se comporto como si nada, por otro lado no entendía porque le dolía la indiferencia.

29 días de BatLanternDonde viven las historias. Descúbrelo ahora