08.- Ventajas y virtudes de lo que no está planeado.

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No, no y no, Hal nunca tiene nada planeado, todo es impulsivamente de acuerdo a su instinto, pero no puede negar que el ejercito le enseño algunas cosas como ser ordenado, porque si no fuera así, le daría una tremenda vergüenza que Batman viera el chiquero que tiene si fuera alguien descuidado, pero afortunadamente es un hombre madrugador y cauteloso con sus objetos, es algo que agradece del ejercito. Pero cuando se trata de planes a futuro es un desastre, al igual que acatarse a uno como cuando están en misiones, por lo regular cuando estaba en misión aérea se basaba más en lo que observaba en el instante y actuaba, a sus superiores casi les da un paro cardiaco cuando el castaño actuaba así, pero para su fortuna salía ileso y cumplía con la misión estipulada, otorgándole la medalla del valor.

Con la Liga de la Justicia a regañadientes tenía que evitar sus impulsos, pues los enemigos en su mayoría no eran humanos sino extraterrestres con ideas de invadir la Tierra y de destruirla, así que en estos casos se tenía que seguir un plan. Cuanto odiaba los planes y tácticas de guerra que empleaba el murciélago, aquel escrupuloso hombre sin poder alguno, solo su mente.

Oh sí, cuanto lo odiaba, esa aura de misterio, esa forma de hablar como si lo supiera todo, el sigilo en el que se mueve asustando hasta el mismo Superman, su voz gruesa y ronca que no tiene nada que ver con artilugios tecnológicos, pues como Bruce Wayne aunque trate de ocultar su voz, es su voz natural, muy varonil, llegado a un punto que lo estremece. No, Hal Jordán trata de quitar esas ideas de su cabeza pues su atracción con ese hombre es imposible como las estrellas en el cielo. Aunque ahora que lo piensa bien, es Linterna Verde y ha alcanzado no solo las estrellas.

Y ahora parece que la suerte le está jugando con su mente, pues frente él, en su departamento tiene nada menos y nada más que a Batman.

— ¿Qué haces aquí?

Hal también acaba de regresar de ayudar a Barry en una misión en ciudad Central, oculta su luz esmeralda quitándose su traje y quedando con ropa de civil y su chaqueta militar.

— Tu... departamento es acogedor...

El piloto se extraña ante la sencilla y banal respuesta.

— Estas de broma, ya es muy tarde...

Observa que Batman permanece en el rincón más oscuro de su departamento, en medio del silencio de la noche es cuando se percata de que esta respirando con rapidez, como si tratara de que el aire no se le fuera de los pulmones después de una carrera larga, pero es Batman del quien habla, el que tiene una condición mejor que todos, mejor que Superman sin poderes, Bruce se ha sometido a todas las reglas de disciplina y pelea, una carrera no es nada. Es cuando algo alarmante se le viene a la cabeza.

— Oye... señor Tenebroso... ¿Estas herido?

Con voz agitada y un paso atrás hasta pegarse a la pared el murciélago le habla tratando de que la voz no se le distorsione por el estado en el que esta.

— Jordán... no te aproximes más...

El castaño se detiene en seco, sonríe tratando de calmarlo.

— Oye... confía en mí, puedo ayudarte... no importa que tengas veneno o algo por el estilo, te llevaré por medio del anillo a la Watchtower para tratar lo que traes... así que...

Batman gruñe, tratando de controlarse.

— Maldición... que no te acerques...

Pero ya era tarde, el piloto se encontraba olisqueando el ambiente de su casa, el murciélago toca su cinturón para extraer una de sus armas en caso de ser necesario a un ataque, pues conoce al piloto como es de impulsivo, por lo menos es humano y puede controlarlo, si iba a con Clark puede que todo se saliera de control con el hombre de acero y los resultados fueran terribles. Hal era la mejor opción, la más cercana, pero ante todo si llega a pasar algo por lo menos es con alguien que le atrae y ese linterna le atrae tanto, que sus supresores ya no le controlan el celo que lo está quemando.

29 días de BatLanternDonde viven las historias. Descúbrelo ahora