Me fallaste

114 10 1
                                    

N.Elizabeth:

Desperté en una habitación demasiado espaciosa del castillo, pero si la comparamos con todo lo que sentí ayer por la noche cuando Meliodas apareció y volví a ver su hermosa sonrisa a pesar de que es más pervertido que antes, no puedo contener tanta felicidad dentro de mí ni de ningún lugar, es un sueño hecho realidad ¡pude volver a verlo!.

Aunque... Me hubiera gustado que fuera en otra ocasión y no en ésta que no me gusta para nada ahora que sé cuál era la intención de mi padre al querer que regresara de mi viaje como aprendiz de sacerdotisa para poder tener los conocimientos para honrar a nuestras diosas.

Recuerdo cuando me dijo el porqué de tan inesperado regreso, era de noche y yo acababa de llegar ese mismo día de mi viaje, estaba agotada así que fuí a bañarme para cenar con mi padre solamente puesto que mis hermanas ya están casadas y se fueron de casa.

Bartra: Elizabeth, hija mía tengo que confesarte algo. - Solté mi tenedor para dejar de comer y escuchar lo que mi padre me quería decir, su cara era de preocupación y tristeza, junto ambas manos con fuerza y al fin lo dijo... - Te he mandado llamar de tu viaje porque te casarás con el príncipe de Camelot Arthur Pendragon.

Elizabeth: Papá yo... Yo amo a alguien más no puedo amar a Arthur, sería hipócrita de mi parte casarme con él sin amor.

Bartra: Nuestro reino está callendo, nuestros enemigos son muy fuertes como para vencerlos solos, es por eso que decidí una alianza entre el reino de Camelot y el nuestro.

Elizabeth: Pero papá tú has buscado la paz con el reino Demon por años por qué no mejor...

Bartra: Ese reino solo busca destrucción y caídas de reinos como el nuestro, su rey es un demonio sin escrúpulo alguno ¡No te entregaré al hijo de un demente!.

Elizabeth: Papá... - De tanta tristeza terminé soltando algunas lágrimas que caían a mi plato - Yo...

Bartra: Por favor hija hazlo por tu reino, hazlo por mí... Sabes que solo quiero lo mejor para ti por favor comprende.

Elizabeth: Está bien papá lo haré, pero no prometo llegar a amar a Arthur.

Bartra: Te lo agradezco hija mía, sé que Arthur será un buen esposo y Camelot un segundo hogar para ti.

No lo puedo creer ¿será que mi destino no es al lado del hombre que amo?. Ahora debo casarme con mi mejor amigo y mentirle, serle infiel con el pensamiento, yo misma me doy asco y más me da cuando pienso que Meliodas se va a enterar.

Se siente horrible el creer que estás en uno de los momentos más felices de tu vida para que después llegue algo que te cambia esa felicidad por un amargo sabor en el paladar... Y lo peor de todo es que no solo yo lo tendré, éste sabor se esparcirá en personas que nunca he querido lastimar.

Me encuentro caminando por los jardines del castillo pero sin darme cuenta he llegado al patio de entrenamiento y veo a Arthur y Meliodas entrenando fuertemente, me pregunto si ambos ya sabran de mi propósito.

N.Meliodas:

Después de hablar con Ban y aceptar su propuesta, me fui a mis aposentos para poder conciliar el sueño lo cual me fue imposible, todo me daba rabia incluso el tener que acostarme bajo el mismo techo que un traidor como Arthur.

La noche fue demasiado lenta para mí ver, estaba recostado cuando escuché que llamaron a la puerta...

Arthur: ¿Meliodas estás despierto? ¿No vas a ir a entrenar?

Estaba por abrirle pero sé que si lo hubiera hecho lo tomaría por el cuello para asfixiarlo así que me limité a contestar un - Sí.

Arthur: Está bien te espero allá.

Me levanté de la cama para tomar mi espada y vestir una camisa negra que uso cada que entreno con Arthur, ésta vez no será igual... Le demostraré quién merece tener a Elizabeth a su lado.

N.Arthur:

Cuando Meliodas llegó a la arena de entrenamiento lo sentí muy extraño como si algo en él no fuera normal, como si dentro de él naciera un demonio ciego que solo busca sangre... Pero qué tonterías digo tal vez solo es mi imaginación como siempre.

Empuño mi espada para indicarle a Meliodas que estoy en posición y puede comenzar. No necesité decirle puesto que a comenzado su ataque empezando con ataques directos y cortos pero potentes.

N.normal:

Era como presenciar una verdadera lucha para Elizabeth, mientras que su amado rubio atacaba al pelinaranja que solo se protegía se emanaba un aura oscura como hace miles de años que todos los reinos se odiaban... Todo estaba entre choques de espadas, contraataques y defensas.

Arthur: Meliodas qué te pasa es ¡solo entrenamiento!. - Parecía que no lo escuchaba y en cambio solo le atacaba más. - Estás molesto ¡¿Por qué?!

Meliodas: ~Me has fallado~

Arthur: ¿Qué? ¿De qué me estás hablando?

Meliodas: Por eso no te perdonaré ¡ni en el Inframundo!

El rubio lanzó su mejor ataque del cual Arthur no puso resistencia y solo observó con miedo en sus ojos.

Elizabeth: ¡Meliodas No!

Todo se quedó en silencio pero segundos después se escuchó un sonido desgarrante para después seguir con el de un goteo de un líquido aún más oscuro que el color carmesí, más importante que un vaso de agua y más desesperante que nada... La sangre derramada de quién nunca tuvo la culpa y de quién no sabe cuál fue su pecado.

Meliodas: E... Eli... ~Elizabeth... Por qué... Tú.

Tercer capítulo, se lo prometí a alguien y aquí está listo espero que le guste o la aviento de la azotea 😠.

Eso es todo por hoy buenas noches.  🦊🏵️

Nanatsu no taizai "Mi Amigable Traición" (Reescribiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora