Capítulo 13:Frenesí

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En el Cielo tenemos conocimiento de que uno de los actos de amor más humanos y universales son los besos. Mi concepción de ellos hasta este mismo momento era, que son bonitos, pero sin más. Nunca pensé en ellos, porque siempre los consideré solo para los humanos.
Pero ahora, con Singto rodeándome  con sus brazos,  acariciando con sus labios los míos e incitándome con su lengua a abrir mi boca, solo siento un impulso incontrolable por apoderarme de todos sus besos.
Abro la boca, el beso se profundiza y  el mundo desaparece. 
Solo soy consciente de como mi cuerpo actúa en consecuencia a él,estoy sumiso a él. El frenesí de este momento me hace besarle con fuerza, morderle sus labios con furia por hacerme entender solo en un segundo que no me puedo alejar de él. Es tan profundo mi deseo por él que no paro de acariciarlo y de tocarle.
No soy consciente de nada más que de él, ni siquiera de cómo me impulsa hasta la esquina de la calle con furia. Pero, todo eso cambia cuando con sus manos rozan mi espalda, exactamente donde están situadas mis alas y, estas se sacuden de manera imperceptible.
Asustado, empujó a Singto de mí bruscamente.
Respiro rápidamente, me fijo en él ansioso para ver si se ha dado cuenta de algo.
Cuando empieza a hablar, un estremecimiento de nervios me recorre:
-Perdón, ¿fui muy rápido? No te asustes
Parece que no ha notado nada. Mis alas vuelven a estar en calma.
-No debería haber hecho esto.
-¿Te arrepientes? Porque yo no.
-No, Singto. No me arrepiento, pero estoy confundido. No te esperaba.
-Yo tampoco te esperaba, pero estoy tan contento que hayas aparecido. ¿Sabes lo raro e increíblemente maravilloso que es sentir esto que estamos sintiendo? No escapes de mí, de nosotros, Krist. No lo hagas.
Con cada palabra que dice, se vuelve a acercar a mi poco a poco. Aún que quiero alejarme y olvidarme de lo que acaba de pasar, mi cuerpo está paralizado y mi corazón ansía su cercanía.
-Dame esta noche, Krist. Déjame esta fiesta para convencerte de que lo nuestro no es un error.
-¿Para qué? No podemos estar juntos.
Singto termina de acercarse a mi y al escucharme decir la última oración, me coge de la cintura y me empuja hacia él.
-Me niego a creer en eso. Lo único que te pido es esta noche y verás que darnos una oportunidad no es un error.

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