Capítulo 3

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El sonido de la puerta siendo golpeada levemente me hizo despertar. La televisión continuaba encendida pero la película ya había acabado, por lo que apague el televisor y rápidamente me dirigí a la puerta.

- ¿Quién es?

- Soy yo Mark. Abre la puerta Rachel.

Abrí la puerta, él me dio una sonrisa y mientras tallaba uno de mis ojos, aun adormilada, posó sus labios sobre mi frente en un beso simple, para después entrar a la habitación.

- Hola.

- Hola ¿Olympia está aquí?

Cerré la puerta tras de mí y continué mi camino hasta la pequeña sala de estar.

- Lo está ¿Por qué no me dijiste que vendría? Estaba algo asustada cuando ella llegó.

- Lo olvidé, perdona. Cambiando el tema, conseguí los boletos, tenemos que estar en el aeropuerto en 40 minutos, así que hay que apresurarnos.

Asentí levemente, estiraba mi cuerpo mientras avanzaba hasta el otro lado de la cortina que separaba la cama de la sala.

- Despertaré a Olympia.

No escuche su respuesta. Yo solo fui hasta la cama, donde sacudí levemente a Olympia que comenzaba a despertar poco a poco.

- Olympia, Mark está aquí. Tenemos que irnos.

- Sí, sí, como sea.

Volví a sacudirla, pero ella parecía querer seguir durmiendo.

- Tienes que levantarte.

- Oly, deja de olgasanear y levántate. Tenemos que irnos ya, tienes dos minutos para levantarte.

La voz de Mark sonaba totalmente segura de cada palabra que salía de su boca, solo pude encogerme un poco en mi lugar para después volver a la pequeña sala.

Él estaba sentado en el pequeño sofá, parecía algo pensativo, así que me limité a sentarme a su lado, luego de unos segundos, habló.

- Te ví por primera vez en una tarde de verano. El día era caluroso, tú llevabas puesto un ligero vestido blanco. Puedo recordar la manera en que, con toda delicadeza, rozabas las yemas de tus dedos por los pétalos de las magnolias. Tu olor a naranjas dulces llegó a mí rápidamente, quería tenerte entre mis brazos justo en ese momento. Unos segundos después te volteaste para verme, tus bonitos ojos violetas me hicieron caer por ti inmediatamente. Los siguientes días iba al mismo lugar solo esperando volver a verte.

Él hablaba sobre la primera vez, quizás cuando nos conocimos.

- ¿Eso cuando sucedió? No lo recuerdo.

- Hace muchos años, en tu tercera vida, las dos primeras no pude encontrarte.

Una sonrisa un tanto nostálgica apareció en su rostro. Me senté a su lado y puse mi cabeza en su hombro, su olor a tierra mojada llegó a mis fosas nasales, aspiré profundo tratando de llenar mis pulmones con su aroma.

- Estoy lista, ¿Nos vamos?

De un salto me separé de él. Me sentía apenada de que nos vieran en una situación así.

- Iré a recoger mis cosas.

Olympia nos miró con una sonrisa pícara para después hablar.

- Por supuesto. Apresurate.

Era algo extraño estar cerca de Mark, apenas le conocía, pero tenía una buena y extraña sensación que me hacía querer estar a su lado.

Fuí a recoger rápido mis pocas pertenencias. Salí a la pequeña sala después de un par de minutos.

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