El doctor levantó a la chica rubia de la silla, llevándola hasta una camilla. Comenzó a conectar los aparatos a ella de manera rápida.
– ¿Necesitas que te ayude en algo? Haré lo que sea.
No podía dejar de verla, se veía tan fuera de sí, no podía dejar que muriera. Nunca iba a dejar alguien de nosotros muriera, nunca, haría hasta lo posible para evitarlo.
– Dices que es una nueva híbrido ¿no? Humana recién mordida.
– No tengo idea de cuanto tiempo ha pasado desde que fue mordida, pero sí, es lo que sé.
– Trae una bolsa de sangre. Están en el pequeño refrigerador.
Me moví rápido por ella. Había dos clases, una con las letras HN y otra con HB.
– ¿Cuál te llevó, Milo?
– Una de cada una.
Tome ambas bolsitas y regrese rápidamente a lado de la chica rubia.
– Dame la que tiene HB.
Se la di y él la conectó a su intravenosa.
– ¿Para qué es eso?
– HB es sangre de Híbridos, debe de entrar directo a su torrente sanguíneo para que termine la transformación correctamente.
– ¿Y la otra?
– HN, sangre Humana, debe de tomarla, técnicamente es su comida, lo será por un tiempo mientras se acostumbra.
Mientras me lo decía, puso la sangre humana en un vaso, también le puso un popote, lo acercó un poco a los labios de la chica, pero ella ya había caído dormida. Su pecho se movía suavemente con su respiración, pero lentamente dejó de moverse y el aparato que indicaba sus latidos marcó una línea recta con un pitido.
– ¡Maldición!
– Milo, ¡Milo! ¿¡Qué sucede!?
– Su corazón se detuvo. No llegó a tiempo.
Un sentimiento de desesperación comenzó a correr por todo mi cuerpo, no iba a dejarla morir, no podía dejarla morir.
–¡No! ¡No! ¡No puedes dejarla ir!
– Rachel, hice lo que pude. Ella ya estaba muy mal, la sangre que le di no ha sido lo suficientemente fuerte para ella.
No estaba pensando muy claramente, pero tenía una idea de lo que podía servir.
– ¡Entonces dale la mía! ¡Dásela!
Su rostro se mostró confundido.
– No... no sé si funcione.
– ¡Hazlo! ¡Rápido! Puede funcionar, soy más fuerte que todos ustedes, debe de funcionar.
De manera rápida tomó una jeringa, metió la aguja a mi brazo para sacar un poco de sangre. De inmediato se giró hacia esa y la inyecto directo bajo su piel, poco importan las medidas de sanidad ahora.
La parte de su muñeca, en donde la sangre había entrado, tomó un color más natural, y de repente la máquina de los latidos volvió a sonar. Ella había vuelto a la vida. Su piel poco a poco tomó un mejor color, su cabello comenzó a tornarse de un dorado hermoso, sus ojos se abrieron segundos después. En ese momento me sentí más aliviada.
– ¿Don...?
Su voz estaba ronca, en su mirada podía ver lo perdida que se sentía.
– Shh, tranquila. No te esfuerces. ¿Rachel, puedes traer un vaso de agua?
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Secretos oscuros
Science FictionCuando sabes que no eres exactamente una persona normal, no puedes evitar no aceptar la propuesta de recibir respuestas, así sea dejando todo atrás. A veces es necesario hacer sacrificios, pero puede resultar en secretos que preferiría no saber, pue...