Capítulo 2

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Estaba en el nuevo hotel donde me iba a quedar, cuando de repente comenzó a sonar mi celular. Lo tomé sin prestar tanta atención a quien llamaba.

- ¿Hola?

- Rach, que bueno que contestas.

- ¿Dylan? ¿Qué es lo que pasa?

- Mamá te ha estado buscando todo el día ¿Cómo pudiste irte así? Ella incluso ha estado llorando.

Las palabras que Dylan decía, rompían mi corazón, para mí también era difícil irme, dejar todo lo que alguna vez conocí. 

- ¿Está contigo ahora?

- Sí, de hecho quiere hablar contigo?

- Ponla al teléfono, por favor.

Le escuche decir al fondo "toma, es ella" 

- ¿Rachel? ¿Estás bien? ¿Dónde estás? Me tienes tan preocupada.

Escuchar su voz me hacia romperme un poco, es decir, ella no había sido una madre tan mala, y yo la amaba.

- Tranquila, estoy bien. No puedo decirte en donde estoy, tengo algunas que hacer, necesito tiempo sola.

Oír sus sollozos a través del teléfono me hacía querer llorar también.

- Rachel... Leí la carta...

- Mamá...

- Lo siento bebe. Yo no quería hacerte sentir de esa manera, de verdad lamento que te sintieras de esa manera por mi culpa. Te amo Rach. Eres de las mejores cosas que pudo pasarme en la vida, contigo aprendí tantas cosas, y a pesar de que no te lleve en mi vientre como a tus hermanos, eso na hace que te ame menos, tienes un pedacito de mí. Sé que durante estos últimos años las cosas han cambiado.  Te he dejado cuando más me necesitabas, pero es que siempre fuiste tan madura, y yo... Perdóname, vuelve a casa por favor.

Sin que pudiera evitarlo, las lagrimas se deslizaban por mis mejillas. 

- Mamá, no tienes que pedir disculpas.

Mi voz estaba entrecortada y el nudo en mi garganta solo complicaba las cosas.

- Cariño, por favor, vuelve a casa. Tu padre y yo estamos muy preocupados por ti, los niños han tenido un mal día.

- No puedo, lo siento mamá. Yo de verdad necesito tiempo. Ya soy mayor de edad, puedo cuidarme sola.

- Rachel, no puedes irte así, ¿vas a dejar la escuela también? Sé que eres mayor, no tienes que recordarmelo, pero eso no quiere decir que puedas cuidarte sola.

- Puedo hacerlo, Pam. Por favor no insistas más, voy a estar bien.

Después de unos segundos y escucharla suspirar, la escuche de nuevo. Podía imaginarla pasando la palma de la mano por su rostro y su gesto de resignación.

- Bien, dejaremos que te vayas, pero  hay condiciones.

- Pero mamá...

- Pero nada Rachel. Escúchame bien, no conoces nada de la vida todavía, nunca has trabajado, así que mientras encuentras algo decente que hacer, vamos a mandarte algo de dinero. Ve al banco y obtén una cuenta bancaria.

- Mamá, nada de eso es necesario, voy a estar bien. Te llamare tres veces a la semana.

- Pero es que aun eres tan pequeña.

- Basta Pam, tengo que irme.

- ¿Vas a volver?

- Eso creo, al final, ustedes son mi familia.

Secretos oscurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora