2. El dementor.

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(VIOLET)

A la mañana siguiente, me desperté temprano y después de cambiarme baje a desayunar al mismo tiempo que Ron y Harry.

El señor Weasley leía la primera página de El Profeta con el entrecejo fruncido, y la señora Weasley hablaba a Ginny y a Hermione de un filtro amoroso que había hecho de joven. Las tres soltaban risitas.

Despues del desayuno todo se volvió un caos, todos estaban muy ocupados bajando los baúles por la escalera para dejarlos apilados en la puerta.

El señor Weasley, que había aguardado fuera a los coches del Ministerio, se asomó al interior. -Aquí están -anunció.

Todos nos metimos en los coches y pude sentir la mirada extrañada de los conductores cuando me veian. El viaje hasta King's Cross fue muy tranquilo. Llegamos con veinte minutos de adelanto, los conductores del Ministerio nos consiguieron carritos, descargaron los baúles, saludaron al señor Weasley y se alejaron.

El señor Weasley se mantuvo muy pegado a Harry durante todo el camino de la estación. -Bien, pues -propuso mirándonos a todos-. Como somos muchos, van a entrar de dos en dos. Yo pasaré primero con Harry y con Violet.

Me sujeto de un brazo y caminamos hacia la barrera que había entre los andenes nueve y diez. Un instante después nos encontramos en el andén nueve y tres cuartos.

En cuanto levanté la mirada y vi el expreso de Hogwarts, un tren de vapor de color rojo que echaba humo sobre un andén repleto de magos y brujas que acompañaban al tren a sus hijos. La sensación de que ya habia estado ahí me invadió pero no estaba segura si era una especie de recuerdo.

Todos los demas atravesaron la barrera pocos segundos después.

-¡Ah, ahí está Penelope! -dijo Percy, alisándose el pelo y sonrojándose. Ginny, Harry y yo tratamos de ocultar la risa en el momento en que Percy se acercó sacando pecho a una chica de pelo largo y rizado.

Después de unos minutos nos abrimos paso hasta el final del tren y después de varios minutos de despedidas y secretos entre Harry y el señor Weasley por fin subimos al tren. Pasamos ante compartimentos repletos de gente y no estaba segura que hacer, ellos no eran mis amigos y apenas los conocía, ¿devia quedarme con ellos?¿o seria mejor pasar de largo?.
No supe cual sería la mejor respuesta porque en cuanto me atrase un poco Hermione se apresuro a llevarme con ellos hasta que llegamos a un vagon vacio.

Dentro del compartimento había un ocupante, un hombre que estaba sentado al lado de la ventana y profundamente dormido pero no quedaban mas así que aun así nos metimos en el compartimento y nos pusimos cómodos.

El extraño llevaba una túnica de mago muy raída y remendada. Parecía enfermo y exhausto. Aunque joven, su pelo castaño claro estaba veteado de gris.

-¿Quién será? -susurró Ron en el momento en que cerraban la puerta.

-Es el profesor R. J. Lupin -susurró Hermione de inmediato.

-¿Cómo lo sabes?

-Lo pone en su maleta -respondió Hermione señalando el portaequipajes que había encima del hombre dormido, donde había una maleta pequeña y vieja atada con una gran cantidad de nudos. El nombre, «Profesor R. J. Lupin», aparecía en una de las esquinas.

-Me pregunto qué enseñará -dijo Ron frunciendo el entrecejo y mirando el pálido perfil del profesor Lupin.

-Está claro -susurró Hermione-. Sólo hay una vacante, ¿no es así? Defensa Contra las Artes Oscuras.

-Bueno, espero que no sea como los anteriores -dijo Ron no muy convencido-. No parece capaz de sobrevivir a un maleficio hecho como Dios manda. Pero bueno, ¿qué nos ibas a contar?

Violet su amnesia y el prisionero de algo llamado Azkaban.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora