Cita sin precedentes

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Hoy era un nuevo día, pero era algo peculiar, hoy la secundaria había planeado una merienda compartida para todos los estudiantes, donde cada uno debía llevar algo para compartir con su pequeño grupo asignado, el cual era secreto hasta el día de la merienda.

La azabache no pensó en algo simple para llevar a la merienda, no, no, ella no era así, llevó uno de sus mejores pasteles, quería compartir su talento en la cocina con todos. Pero le fue difícil llegar al Instituto, el pastel le bloqueaba un poco la vista, corría peligro de tropezar y echarlo todo a perder. Pero ella era una temeraria y aún con ese riesgo, llevó orgullosamente su pastel a la cafetería.

Unos momentos después, ya los grupos estaban repartidos, la azabache tuvo la suerte de quedar en el mismo grupo que el castaño, pero al mismo tiempo compartía mesa con aquella chica de cabello verde de aquel día, no le gustaba para nada tener que compartir una de sus mejores obras con ella, pero no quedaba de otra.

-_____, este pastel está delicioso ¿Qué le pusiste?- Preguntó con curiosidad el castaño.

-Nada fuera de lo común, lo que lleva un pastel de chocolate común y corriente.- Respondió un tanto avergonzada.

-Pues a mí me parece que no es tan "común y corriente" como tú dices, seguro te tomó mucho tiempo hacerlo.- Replicó el castaño.

- No tanto tiempo, sólo un par de días, lo normal.- Dijo con un leve sonrojo la menor.

-Pues a mí no me gusta.- Dijo con seriedad la de cabello verde.- No sabes cocinar.

Los ojos de la azabache se cristalizaron, su punto débil era que criticaran su comida, quería gritarle a la de cabello verde, pero no podía, las lágrimas salían de sus ojos amarillos como un par de cataratas doradas. No pudo soportarlo más y salió corriendo del lugar, el castaño iba a correr detrás de ella pero la de cabello verde se lo impidió.

-Realmente no sirvo para nada.- Dijo entre sollozos la de orbes amarillos.- Quizás Freddy me mintió sobre su opinión del pastel para que no me sintiera mal...

- ¿Por qué está llorando un ángel como tú?- La interrumpió una misteriosa voz detrás de ella.

Cuando se dió la vuelta, se encontró con la apacible mirada de aquel chico de cabello morado y ojos bicolor. Aquel chico, Owynn, con quién se había topado en el parque unos días antes, se preocupaba por ella ahora. La azabache limpió  las lágrimas de sus ojos y empezó a relatarle la razón de su llanto.

- No deberías preocuparte por la opinión de alguien que ni siquiera te importa.- Le dijo el de cabello morado.- Además, si quieres llegar a ser una buena pastelera, debes entender que no todos tienen los mismos gustos.

- Si, tienes razón. Gracias por escucharme.- Agradeció la azabache.

- Y sonríe, ya que, como dijiste en tu canción...- Dijo mientras tomaba la mano de la azabache.- Los ángeles no lloran.

La azabache sonrió con un leve sonrojo en sus mejillas.

- Dime ¿Qué te parece si salimos a comer tú y yo luego de clases?- Le dijo con una sonrisa el de cabello morado.

-¿Cómo una cita?- Preguntó con confusión la azabache.

- Si así lo prefieres, no me molesta.- Respondió con una sonrisa el de cabello morado.

- No, como una simple salida de amigos está bien...- Replicó la menor con vergüenza.

- Entonces es una cita, te veo en la salida.- Se despidió el de cabello morado mientras le guiñaba el ojo.

La azabache volvió a la cafetería, encontrándose con un castaño totalmente preocupado, lo saludó y él se abalanzó a abrazarla con fuerza.

- A mí me gusta tu comida, no tienes porqué tomar en cuenta la opinión de Cami.- Le dijo el castaño con preocupación.

- Tranquilo, Freddy.- Le dijo la menor con una dulce mirada. Lo sé.

- Bien ¿Qué te parece si nos vamos juntos a casa hoy?- Preguntó con dulzura el castaño.

- Lo siento, Freddy, no puedo.- Respondió con vergüenza la menor.

- ¿Qué? ¿Por qué no?- Replicó con curiosidad el mayor.

- Tengo... Una cita.- Dijo con vergüenza la menor.

El rostro del azabache se ensombreció un poco, no soportaba pensar que su amada tendría una cita con alguien más, pero no podía pedirle que no fuera, eso sería egoísta. Pero a él no le importaba ser egoísta si se trataba de ella. Justo al momento, recordó algo, una promesa que le había hecho la menor hace una semana.

- No puedes ir, me habías prometido que irías a mi casa a ayudarme a pasar el Templo del agua.- Dijo el castaño haciendo pucheros.

La verdad cayó en la menor, es cierto que le había hecho esa promesa, y según su código de honor gamer, era más importante ayudar a un amigo atorado en un juego que cualquier cita, decidió que no iría a su cita con Owynn y se iría con Freddy para ayudarlo con aquel templo.

- Tienes razón, le cancelaré a Owynn.- Dijo la menor

El castaño estaba satisfecho con ello, más porque no quería que su amiga saliera con aquel chico, ni con nadie, en realidad.

Cuando por fin acabaron las clases, ambos se fueron juntos caminando a la casa de Freddy, la menor iba relatandole su experiencia de porqué el Templo del agua es tan difícil y como ella había sufrido completandolo.

Mientras ellos caminaban entre anécdotas y bromas, un chico de cabello morado y ojos bicolor veía como se iban alejando, con una retorcida sonrisa en su rostro. Miraba especialmente a la azabache con decepción, él había abierto su corazón a aquella chica al invitarla a salir y ella simplemente se había olvidado de eso y se había ido, dejándolo plantado.

- Ja... No importa, al final estarás conmigo, ya lo verás ______.- Dijo con un aire siniestro aquel chico de cabello morado.
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Equilibrio entre luz y oscuridad (Freddy/Fred x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora