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Ruidos a su alrededor.

Abrió los ojos. Cuando se acostumbró a la intensa luz, lo primero que pudo notar fue la única prenda que vestía: una bata azul. Su cuerpo cubierto hasta la mitad por una sábana. Sus intentos de sentarse fueron en vano; un dolor agudo punzaba a un costado derecho de su abdomen.

Giró un poco su cabeza para encontrarse con la ventana que permitía la vista al cielo oscuro y nublado. A su parecer, apenas habían pasado horas.

No fue consciente de lo que sucedió antes de despertar en aquella espaciosa y solitaria sala hasta que palpó su rostro frío, lleno de parches.

Un suave pero desesperado murmullo escapó de sus pálidos labios.

-Seonghwa...

Sintió lágrimas bajar por sus mejillas, humedeciendo los parches.

Seonghwa lo había golpeado. Su ex novio. La persona con la que creyó conocer el amor, le enseñó en realidad el dolor y la angustia. No llegó a comprenderlo del todo hasta que se hallaba en una sala de hospital, notando al tacto la hinchazón de su rostro y las punzadas en su abdomen. El chico que llenaba sus mejillas de besos, al pasar los meses lo hacía con la fuerza de sus puños, con imperfectos moretones y lágrimas que provocaba él mismo. Todo fue tan rápido y lento a la vez, que su cabeza estaba hecha un lío en ese momento.

¿Y si Seonghwa no se hubiera detenido?

-Toc, toc.

Sus sollozos se detuvieron gracias a esa grave voz. Secó sus ojos para observar a la persona frente a la puerta. Iba acompañado.

Ambos se acercaron lentamente a distintos lados de la camilla, con una sonrisa que expresaba nada más y nada menos que tristeza.

-Mingi, Yeosang -observó el aburrido techo mientras parpadeaba sin parar; fallido intento de ocultar sus ojos vidriosos-. ¿Qué hacen aquí?

-¿Qué crees que hacemos? -respondió la persona a su derecha.

Genial. Ahora estás preguntando estupideces.

Sacudió su cabeza como si de esa forma detuviera la voz dentro de él.

-¿Cómo... supieron que estaba aquí? -se corrigió.

-Wooyoung. Llamé a tu celular y él... me lo explicó llorando, San. No pudimos llegar antes porque no habían taxis disponibles y este hospital nos queda lejos.

La nueva respuesta de Mingi produjo una oleada de extraña electricidad por todo el cuerpo del castaño. En realidad, lo hizo la primera palabra que salió de su boca.

Wooyoung.

¿Cómo pudo olvidar su existencia durante los cinco minutos que llevaba despierto? ¿Por qué solo estuvo pensando en el pelinegro?

Tragó saliva antes de cuestionar otra vez.

-¿Dónde está?

-Lo encontramos hace unos minutos, en la entrada del hospital -informó Yeosang-. Dijo que tenía algo que hacer, pero volvería enseguida.

Luego de unos silenciosos segundos, San habló.

-¿Y si se aburrió de mí?

Su llanto había regresado. Fue horrible para él dejarse llevar por sus pensamientos en aquel instante.

Yeosang frunció el ceño y tomó sus manos. Acariciaba sus nudillos con los dedos delgados.

-San, él no se aburrió de ti. Nadie lo haría -se sentó con cuidado en el borde de la camilla y le dio una mirada reconfortante-. Wooyoung te ha demostrado su amor, ¿no es así? Te he observado muchísimo, San. Tu expresión cambia cuando hablas o hablan de él. Te iluminas. Y eso solo significa que él sí te quiere.

mist ─ woosanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora