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Viernes aburrido otra vez.

Casi tres semanas habían pasado desde el inconveniente con la madre de San. El tema no se tocó mucho, pero ella terminó creyéndole, lo que alivió al castaño y a su novio.

Hongjoong había resultado ser más agradable de lo que creía él y sus amigos. Todos se juntaban en el comedor y salieron un par de veces después de clases. Comenzaban a llevarse bien, excepto Yeosang: seguía desconfiando como el primer día. Trataba de no hablar mucho con él, mas lo observaba con detenimiento, sobre todo cuando andaba solo en los recreos.

En cuanto a su ex novio, solía descubrirlo poniéndole atención. En cualquier parte donde lo pillara, el tipo lo veía sin expresión o mientras hablaba con su grupo de amigos. A pesar de no acercarse a él de nuevo, San seguía algo asustado.

Se encontraba sentado junto a su mamá tomando café. Eran las cinco de la tarde y San tenía ganas de salir.

Habló con Wooyoung justo antes de salir del colegio, acordando ir a su casa a las ocho de la noche del mismo día.

El hombre le comentó que ocuparía esa tarde para revisar exámenes y trabajos de algunos grados, por lo que no quería llegar antes a molestarlo.

—Creo que saldré con mis amigos —anunció.

—Buena idea, San. —Lo miró aliviada—. Si puedes quedarte con alguno de ellos, pues mucho mejor. Trabajo toda la noche y no quiero que estés aquí solo.

El castaño asintió con una alegre sonrisa. Eso significaba que podría estar sin problemas en casa del profesor.

—Es más —continuó mientras se levantaba del sofá—, ya tendría que estar yendo al hospital.

La mujer desapareció del living, escuchándose después las escaleras, y San llevó ambas tazas a la cocina para lavarlas.

Como si su mente pudiera ser leída, su celular sonó.

Era Hongjoong.

Contestó al instante.

¡San! ¿Cómo estás? -—preguntó alegre, recibiendo un suspiro como primera respuesta.

—Aburrido, quiero salir de casa. ¿Qué hay de ti? —Caminaba despacio por toda la planta baja de la casa.

Lo mismo. —Hubo una pequeña pausa antes de seguir hablando—. ¿Quieres salir?

En realidad, San pensaba llamar a Mingi para entretenerse, pero sabía que estaba con Yunho en ese momento. En casa del más alto y solos, o eso le informó el pelirrojo unas horas antes.

Mejor no interrumpir.

El castaño jamás se había juntado solo con Hongjoong. Las pocas veces que se vieron fuera del colegio, siempre estaban con sus otros amigos.

Nada podía salir mal, ¿cierto?

—Claro. ¿Dónde nos juntamos?

—————

Caminaban hacia el parque más cercano mientras bebían jugo en envases plásticos. En alguna parte del camino, ambos empezaron a contar los autos que pasaban según el color que eligieron, convirtiéndose después en una competencia. Jugaban y reían como si fueran niños.

—Veintidós —comentó Hongjoong, apuntando a un auto gris.

San miraba ansioso la calle en busca de un vehículo negro que le ayudara.

—¡Treinta y seis! —exclamó saltando y viendo cómo el más bajo apretaba los labios y alzaba las cejas, luciendo serio o incluso molesto. San rió—. Acepta que ya perdiste, Hongjoong.

mist ─ woosanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora