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A veces, solo a veces, las clases de literatura impresionaban a San por lo aburridas que llegaban a ser; cosa que no pasaba cuando el profesor era Wooyoung.

El suspiro de Mingi fue realmente fuerte, exagerado, al escuchar las órdenes de Ten. El castaño lo vio con ojos grandes, avergonzado cuando todos se voltearon hacia ellos, incluido el mayor.

-¿Perdón? -el hombre recorría con pasos lentos el pasillo cercano a Mingi, sin quitarle los ojos de encima- ¿Tienes algún problema con que elija yo las parejas para el trabajo?

San hizo un ruido extraño con su garganta al contener la risa; la cara de su amigo fingiendo no comprender nada era graciosa para él. Es más, su cara siempre le hacía gracia.

Volteó despacio para ver la reacción de Yunho, en un intento por no llamar la atención del hombre expectante a la respuesta del pelirrojo.

-San, ¿se te perdió algo? -interrumpió la acción del castaño, este no pudo ver a su amigo.

Las ganas de reírse se fueron casi por completo, volvía a mostrar sorpresa en su expresión. Se devolvió a su posición anterior.

-Yo...

No pudo terminar. La intensa mirada del profesor, yendo de su amigo a él y viceversa, no le permitía decir ni una palabra.

-¿Quiere que le responda con la verdad? -Mingi finalizó con el silencio incómodo.

Ninguno de los dos comprendió si la sonrisa que apenas asomaba por los labios del profesor era sarcástica o sincera.

-Prefiero que no responda -informó evitando ver a Mingi-. No tendría gran importancia, de todas formas.

Continuó caminando por el pasillo para dar una vuelta completa a la sala y volver a su escritorio. Mientras tanto, San intentó adivinar con qué compañero tendría que trabajar durante esa clase.

Su mirada en un punto fijo, su atención en ninguna parte, escuchando sonidos que no parecían tener sentido. Por completo distraído hasta que dos palabras imposibles de desconocer se formaron en la voz de Ten:

-Choi San.

De inmediato, casi por instinto, el castaño le dio una mirada ansiosa.

-Tu pareja es Lalisa -agregó con los ojos puestos en una agenda.

Esta vez San fue el que suspiró con fuerza. Habría deseado que el profesor jamás termine de asignar un compañero de trabajo a todos para quedarse sentado, toda la clase, ahí mismo. Pero era algo imposible.

-Bien -continuó el mayor luego de definir la última pareja-... Les voy a pedir que se sienten junto a la persona que se les asignó sin hacer mucho ruido. En cinco minutos continúo con la clase y tendrán que tomar apuntes, así que no tarden. Ya les daré las instrucciones.

Los alumnos obedecieron enseguida. Algunos se pusieron de pie, incluido Mingi, y otros permanecieron en sus asientos. San los observaba.

No quería hablar con Lisa, sin embargo, no tenía opción.

Justo al ponerse de pie, vio a la chica agitar sus brazos para obtener su atención, seguido de un ademán con la mano para que se acerque.

-Eso es justo lo que estaba haciendo -susurró para sí mismo.

Tomó sus pertenencias y caminó hasta el puesto de Lisa, quien empujó a la chica que estaba a su lado para desocupar la silla e indicó a esta cuando San estuvo cerca.

Había algo en su sonrisa que no llegaba a agradarle.

Se dedicaron a apuntar todo lo posible de la explicación del profesor, sin observarse ni interactuar hasta que llegó el debido momento. Todo parecía ir bien. Ambos ponían de su parte para avanzar la extensa guía, llena de información y preguntas sobre lo que informó Ten minutos atrás.

mist ─ woosanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora