05

12.8K 1.6K 2K
                                    

Justo cuando el rubio volvía a la boca de San, la puerta se abrió.

Se separaron como si se hubieran quemado el uno al otro. Wooyoung volteó hacia la puerta, encontrándose con Yunho y Mingi, mientras San trataba de regular su respiración y de controlar el ardor de su rostro.

Sus labios se habían juntado con tanta suavidad, apenas se habían tocado, pero San sentía aún esa boca sobre la suya. Sentía un hormigueo en la parte que el profesor rozó con cuidado, se expandía por cada rincón de su cuerpo.

El contacto que tuvo con el profesor no fue con segundas intenciones, y él lo notó. Simplemente sentirlo logró calmar todos sus pensamientos, alejó a Seonghwa de ellos, olvidó el dolor en su nariz, olvidó el quiebre de su corazón.

—San, la enfermera nos dio algodón —avisó Yunho—, pero dijo que lo mejor sería que vayas ahora para allá.

San asintió con lentitud.

—¿Están bien? —preguntó Mingi con el ceño fruncido al verlos algo agitados.

Wooyoung miró al castaño, quien seguía afectado por lo ocurrido un minuto antes. Al ver que no podía hablar, procedió a hacerlo él.

—Sí. Llevaré a San a enfermería —tomó el brazo del nombrado y le apuntó la salida con la cabeza.

Mingi no le creyó mucho al profesor, por lo que interrumpió y tomó el otro brazo de su amigo.

—No se preocupe, ya le ayudó bastante. Iré yo.

Los tres miraron a San, esperando que opine algo al respecto.

—Puedo ir solo. Ustedes vayan a clases. Gracias a todos —se zafó del agarre del profesor y de Mingi y se apresuró a la salida.

El pelirrojo no se rindió y salió a la siga del castaño. Estaba muy preocupado por él. Cuando lo alcanzó, volvió a tomarlo del brazo e hizo que lo mire.

—San, no voy a dejarte solo. Tu mierda de novio te golpeó y no creas que voy a dejarlo pasar, porque eso no es normal —tomó al más bajo por los hombros—. Y que tú reacciones como si nada, significa que no es primera vez que sucede, así que no pienses que voy a dejarte solo hoy, ni mañana, ni nunca.

El castaño largó un suspiro y sonrió. Mingi era una de las personas más cercanas a él y lo quería muchísimo.

—Gracias, Mingi —abrazó al más alto y caminaron a enfermería.

——————————

San se retiró del colegio luego de ser atendido por una enfermera. Su mamá no pudo ir a buscarlo, pues estaba en el trabajo, pero sí autorizó por llamada su salida.

Logró convencer a Mingi de que se vaya a clases asegurándole que estaría bien y que no haría nada estúpido estando solo.

Ya en su casa, San lloró en su cama hasta que logró quedarse dormido.

Lo despertaron los fuertes golpes de la puerta. San salió de su habitación y bajó para abrirla.

Era Mingi. Llevaba en sus manos un paquete grande de papas fritas y una bolsa con otras golosinas.

—¡San! Mierda, me asustaste. ¿Por qué te tardaste en abrirme?

—Perdón, estaba durmiendo —dejó pasar a Mingi y cerró la puerta tras él—. No seas exagerado.

—Traje comida —levantó las bolsas y las puso en la cara de San con una sonrisa— ¿Podemos ir a tu habitación? Quiero tirarme en tu cama.

mist ─ woosanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora