Ty aparcó frente a la puerta de casa y yo me bajé de la moto y le devolví el caco. Él me agarró de la cintura, sin bajarse, y me dio un beso en los labios.
—Prométeme que no tomarás una decisión precipitada—me suplicó—. Por favor.
—Te lo prometo—murmuré, acariciándole la cara suavemente—. Ahora solo quiero dejar de pensar en esto durante un rato, darme una larga ducha y luego dormir.
—Te veré por la mañana, niño bonito—sonrió.
—Tienes que arreglar las cosas con James—le dije—. Prométeme tú que harás eso por mí.
—He metido la pata ¿eh?—preguntó arrepentido. Yo asentí—. No he debido enfrentarle. Dios, estaba tan enfadado... Iré a verle por la mañana y le pediré perdón. Le diré que soy idiota y que siento lo que he hecho. Alex, lo siento de verdad.
—Lo sé—volví a acariciarle la cara y sonreí—. Sé que le quieres.
—Eres tan bueno y tan bello—Ty volvió a atraerme hacia él, como si se negase a dejarme escapar—. James es un idiota por querer terminar con esto. Tú eres lo que cualquier tipo desearía. Eres lo que he estado esperando toda mi vida.
—Basta—me retiré ruborizado—. Esto no me ayuda a aclararme. Vete, soluciona las cosas con james. Nos veremos por la mañana.
No dijimos nada más. Él se limitó a asentir y luego se marchó de allí a toda prisa. Yo suspiré, agotado, y comencé a caminar hasta la casa. Apenas había subido un escalón del porche cuando se abrió la puerta.
—Ey—David salió de allí agarrado de la mano de Laurent. Dejó la puerta abierta al verme llegar y luego ambos bajaron los escalones—. Hace como dos días que no te veo ¿Dónde te has metido?
—Por ahí—sonreí—. James y Ty son dos locos. Les encanta estar todo el tiempo haciendo cosas.
—Os fuisteis temprano de la fiesta—Laurent sonrió de buen humor.
—Ty tomó de más—conté—. James no quiso dejar que condujera y yo no quería quedarme solo en esa fiesta. Aún no tengo mucha confianza con los demás chicos.
—Pero Andy dice que no has pasado la noche en casa.
—Fuimos a la casa de campo de la familia de Ty—respondí—. Allí se le pasó la borrachera y hemos echo surf. Bueno, ellos han hecho surf.
—Entiendo—rió Laurent.
—Debes de estar cansado—aventuró mi hermano, ignorante a todo lo que había pasado aquel día.
—Agotado—forcé una sonrisa y luego subí hacia la casa—. Que lo paséis bien, yo voy a dormir un poco.
Ellos se marcharon y yo entré dentro. Andy estaba tirada en el sofá, con un cuenco de helado y mirando la tele. Se giró al oír mis pasos y me miró fijamente.
—Bueno, hasta que apareces—sonrió ella con amabilidad—. ¿Todo bien?
—Sí—levanté una ceja, forzando una nueva sonrisa—. Estaré arriba.
Subí los escalones a toda prisa. No me encontraba bien, la incertidumbre de lo que iba a pasar ahora con aquella historia surrealista entre los chicos y yo me atormentaba bastante. Yo, al igual que Ty, no quería que acabase. Pero no sabía si de alejarse James de nosotros, yo iba a poder seguir con aquello. No sabía si dado el caso sería capaz de dejar de querer a un James ausente y limitarme solo a amar a Ty. No sabía si el triángulo que habíamos creado podría sobrevivir sin uno de los tres lados.
ESTÁS LEYENDO
Estrellas de medianoche
Teen FictionAlexander llega junto con su hermano a West Hampton para reencontrarse con su madre tras años de ausencia. Sin embargo allí encontrará algo más que una simple relación con su madre, encontrará la pasión el amor en una relación atípica que jamás se p...