CAPÍTULO 11

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Ya son dos días en los que permanecí en la casa de mi hermana. Para mí fortuna, no he vuelto a intercambiar palabras con el señor ken McCambridge.

Me adentre más al jardín que mi hermana ha cuidado tanto. Es muy hermoso y tenía las flores más hermosas que jamás vi en mi vida.

-hay algo que debo decirte- escuche la voz de mi hermana a mis espaldas.

Di media vuelta, encontrandola con un hermoso vestido.

- Por los dioses, me encanta tu vestido- me acerqué, tocando la magnífica tela que formaba parte de su hermoso vestido.

- el señor ken McCambridge, pidió tu mano- soltó.

¿qué?.

Alce mi vista, encontrandome con la preocupación en sus ojos.

-lo siento, bonnie. Pero al parecer el señor McCambridge tiene otras intenciones contigo. Lo escuché hablando con mi esposo, sobre ti. Dijo que eras la mujer indicada para ser su esposa- explicó.

Me aleje de mi hermana,sin poder creer lo que me estaba diciendo.

¿el señor ken pidió mi mano?.

¡El señor ken!.

No.

No.

Jamás me casare con él.

¿acaso esa fue la razón por la que le contó mi secreto a mi madre?.

- No....- negué, dándole la espalda a mi hermana - No me puedo casar con él- me llevé las manos a mi cara.

-bonnie, nuestra madre te dijo que....- intentó explicar, pero la interrumpi.

La enfrente.

-¿¡estas loca!?. ¡no me casare con él!- estalle - Es....¡es un asesino!- le expliqué.

Elsie bajo la vista, haciendome entender que ella ya sabía sobre los rumores sobre los hermanos McCambridge.

-¿y aún así me quieres casar con él?- pregunté, tristemente.

-bonnie, si no hubieras rechazado a tantos hombres, no tendrías que casarte con el señor McCambridge- me miró - es el único que ha pedido tu mano desde la última vez que espantaste a tu pretendiente- explicó.

-era un viejo que sólo buscaba una mujer que le de un heredero- me defendí.

-todos los hombres son así. ¡despierta!. Nadie se quiere casar por amor- dijo.

-math si se quiere casar por amor. Porque él me ama- la miré, sin poder creer que mi propia hermana me este diciendo todo eso -tú, te casaste por amor- la señale.

-Fue suerte. Porque de lo contrario, terminaría casada con cualquier hombre- levantó las manos -bonnie, ya tienes más que la edad suficiente para casarte. Y si no lo haces con el señor ken, nuestra madre te casará con un viejo horrible- me explicó.

-tal vez prefiera al viejo horrible- me acerqué a su rostro -que a ese savandija- me aleje.

Le di la espalda y me aleje de ella.

Tan sólo camine y camine sin un rumbo fijo. Quería alejarme. De todo.

De todos.

Vaya sorpresa del destino.

¿el señor ken pidió mi mano?.

No lo podía creer.

Pensé que sólo estaba disfrutando al verme enojada con él.

Pero al parecer me equivoque.

¿el señor ken siente algo por mi? ¿o sólo lo hace para verme humillada?.

¿qué es lo que realmente quiere de mí?.

Me detuve, agarrando mi cuerpo con mis propias manos.

Una lágrima rodo por mi mejilla.

Temía que esto pasaría. Que llegará el momento en que debería casarme, sin poder hacer nada.

Porque el señor ken no es como los otros hombres a los cuales podría espantar. Él, era firme a sus decisiones. Y no era hombre que se espanta por las locuras de una mujer como yo.

¿entonces como podría evitar casarme con él?.

¿escapando?.

Debe haber una solución. Mí destino no puede terminar en las manos de un hombre al que no amo. Yo,amo a math. Él, es el hombre con el que quiero casarme.

Quite la lágrima con mi dedo.

Math es mi destino.

Es el dueño de mi amor.

Es el dueño de mi corazón.

-imagino que ya te contaron todo- esa voz, habló a mis espaldas.

Esa odiosa voz.

Es voz,que no trae más que sufrimiento en mi vida.

Maldito sea el día en que lo moje.

-señorita bonnie, mis intenciones son honestas y sinceras. Desde que la vi.... en aquella fiesta, ha movido mi mundo de una forma que ninguna otra mujer lo ha logrado- explicó - No se si es amor. Pero.... la quiero por el resto de mi vida,a mi lado. Quiero que sea la madre de mis hijos, la que se encuentre a mi lado cuando yo despierte. La que cure mis heridas....- continuó.

Sonrei.

Di media vuelta, enfrentandolo.

- Esta usted equivocado. Yo, jamás podría ser esa mujer que usted tanto desea- negué.

-¿por qué?- acortó la distancia -¿me está rechazando por ese idiota? ¿por su amado?- se enfureció.

Era la primera vez que lo veía así.

Y me daba miedo.

Ese día descubrí, que podía ser más peligroso de lo que podría llegar a imaginar.

-si- me acerqué a su rostro -porque lo amo a él, así que desista de la idea de casarse conmigo- le ordene.

-No- negó, mirándome esos ojos que ya no eran fríos. Sino que estaban llenos de odio.

Me aleje de él, con la angustia oprimiendo mi corazón.

-¿no lo entiende?. Jamás lo amaré- lo miré a los ojos.

-tal vez no necesito que me amen- dijo, con su postura dura y fría -serás mi esposa, lo quieras o no- aseguró.

Nuestras miradas permanecieron unos instantes más unidas, hasta que él decidió romper con esa conexión, alejándose.

Sentí que mis piernas se volvieron débiles y que mi corazón dolía más.

Terminé de rodillas contra el suelo áspero y duro.

No pude evitarlo, así que lloré.

No quería casarme con él señor ken.

Quería a mi math.

Quería que él estuviera aquí. Diciéndome que todo iba a estar bien.

Abrazandome.

Acariciandome.

¿por qué era tan difícil casarse con el hombre que uno ama?.

¿por qué el destino quiere separarme de math?. Sí fue el quién nos unió.

Nunca amaré al señor ken.

Nunca tendrá mi respeto, ni la esposa fiel que él espera que yo sea.

Nunca, tendrá mi corazón.

Porque ya le pertenece a otro hombre.





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