MI AMADA REBELDE

CAPÍTULO 21

Vi llegar a mi padre a través de la ventana. El tiempo parecía no ayudarlo,debido a que se desató una fuerte tormenta.

Entró y se dirigió hacia su escritorio, sin dirigirme la palabra. Ni la mirada.

Estaba preocupado.

Y eso no era nada bueno.

Así que lo seguí.

Entré al escritorio, detrás de él.

- no los encontré, bonnie- se lamentó -y lo más probable es que los encuentre él- aseguró.

- A lo mejor se han ocultado muy bien- dije,con esperanzas.

-Ojalá tengas razón- bajo la vista - Yo, ya no se que más hacer. Pague a personas para que los busquen, fui yo. Pero aún así no los encontré. Tengo miedo de que ya estén muertos- suspiro.

-padre, Elsie es una persona muy fuerte y el señor keir es una persona muy inteligente. Además, si el esposo de Elsie ya los habría matado, todo el mundo estaría comentado acerca de eso, debido a que es un hombre que se hace respetar- intenté tranquilizarlo.

-tú madre está muy mal....- tomó asiento, sirviéndose un trago -el echo de que su hija haya escapado junto a otro hombre, la ha destrozado- me miró -al igual que nuestra reputación- bajó la vista.

Tomé asiento.

-ya no se que más hacer, hija- volvió a decir -si tan sólo hubiera echo algo cuando los encontré...- se quejó.

-padre, tú, no tienes la culpa- intenté tranquilizarlo.

Luego de unos instantes de silencio, mi madre hizo su aparición en el escritorio.

En realidad estaba muy mal. Su aspecto y humor eran muy deprimentes.

Al ver nuestras caras, comprendió todo.

-ohhh, no- exclamó, tomando asiento.

Suspire.

Si tan sólo mi hermana nos hubiera escrito la razón por la que huyó en compañía de ese hombre, o diciéndonos que todo iba a estar bien.

Pero no nos tuvo en consideración.

-¿qué haremos?- preguntó, mi madre.

-esperar- respondió mi padre, derrotado.

-¿¡que!? ¡no!- negó mi madre -¡si los encuentran, los matarán!- comenzó a llorar.

-y si yo los encuentro, iniciare una guerra- se defendió, mi padre.

-¿¡acaso quieres ver a tu hija muerta?! ¿¡eso es lo que quieres!?- lo enfrentó, mi madre.

-¡sabes que no!- estalló mi padre -¿¡pero que haremos!? ¡ya hice más que suficiente!- levantó las manos.

Y justo en ese momento de caos, una idea cruzó por mi mente.

Una, que era peligrosa y humillante.

Pero era una gran idea.

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Dos días después.....

Al tercer golpe, la puerta se abrió, dejándome admirar su rostro.

-¡ohh! ¡no!- se quejó -me pides que me aleje y, luego, vienes en mi búsqueda, ¿qué quieres de mi?- agregó.

Suspire.

Esto no era nada fácil para mí.

Alce la vista, clavando mis ojos en el azul confuso,de los suyos.