1. La rebelión de Isshin Ashina

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  En los últimos años de la era Sengoku, un conflicto interminable consumía Japón. Las llamas de guerra arreciaban y se extendían por las montañas... hasta la tierra de Ashina. Un lugar bello en cuanto a paisaje, pero un lugar oscuro en cuanto historia.
La era Sengoku, una era trágica que duró años, llena de guerras y muertes. A finales de esa era, con la guerra en las puertas de Ashina, el caos e incontables muertes, Isshin Ashina vio la oportunidad para recuperar su tierra, Isshin estaba listo para hacer frente al general Tamura, y con la ayuda de las 7 lanzas de Ashina inicio con la rebelión.
El clan Ashina se alzó contra el clan Tamura, por el dominio de las tierras. El guerrero de antaño más poderoso que había de parte del clan Ashina, Isshin Ashina, se hallaba luchando contra el general Tamura. El general movió su lanza y trazo un arco horizontal, Isshin lo esquivó agachándose. Rápidamente Tamura lanzó una estocada, pero Isshin desvió la punta de la lanza al suelo con su katana, pisó la lanza pero el general Tamura era muy fuerte, levantó la lanza e Isshin cayó al suelo. Tamura apunto su lanza hacía él y le rugió, Isshin se levantó de inmediato y con el ceño fruncido. Choques de espada y lanza sonaron, Isshin aprovechó un descuido y hundió su katana en el pie de Tamura. Este gritó de dolor, pero rápidamente contratacó con una potente estocada. Isshin paró el golpe con su katana y la desvío, rápidamente le provocó un corte en la axila,  se subió a su espalda y le hundió su espada en el cuello.
La sangre bronto de Tamura como una cascada. A lo lejos se escuchó.
-¡El general Tamura ha caído!
El maestro espadachín, Isshin Ashina, se hizo con el control gracias a un golpe sanguinario. La guerra había terminado.
Después de la sangrienta batalla, de que el clan Ashina ganara y se retirara a sus dominiós. El campo de batalla estaba repleto de cuerpos, los cadáveres de los guerreros que murieron en la batalla, eran devorados por los cuervos y perros salvajes. El sol se ponía en el horizonte, un hombre alto, corpulento y viejo, de cabello blanco debido a su vejez, caminaba por aquel campo como si nada, aquel hombre era el Búho, un maestro shinobi y uno de los más grandes shinobis existentes.
Este se detuvo, algo llamo su atención, vio a un niño de cabello largo y negro, vestía una túnica amarilla, en su espalda cargaba un mochila repleta de las armas que había saquedado de los cadáveres. El niño sostenía una katana en sus manos, y la comteplaba de arriba a abajo, hasta que una se acercó a su rostro, el filo lateral de la hoja se clavó levemente en su mejilla y lentamente subió hasta la frente, para después alejarse.
- Qué pasa, niño?  ¿No te queda nada? -Dijo el Búho.
El niño no respondió, alzó la vista y colocó su mano en la Odachi sin temor a cortarse, bajo levemente la cabeza en señal de respeto y petición.
  - Oh, pero ¿qué tenemos aquí? Fascinante... ¿Vienes conmigo, lobo hambriento?
Aquel día, un cachorro encontró un hogar. Entrenó sin descanso y sí...  se convirtió en un maestro shinobi.
- Escucha Õkami, nunca debes olvidar el Código Shinobi. Como tu padre, mi palabra lo es todo. La voluntad de tu amo va justo después. Apartir de hoy, él es tu amo. Defiéndelo con tu vida- Dijo el Búho. Õkami inclinado, levantó la cabeza para ver a su amo.

Fin del capítulo.

Créditos:

-Historia basada en el videojuego Sekiro Shadows Die Twice, desarrollado por From Software y distribuido por Activision.
   
-Ilustración del capítulo: de Shin Yamamoto.

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