Sekiro Shadows Die Twice

8. Aquella noche

  Õkami abrió la tercera y última puerta que lo llevaría a la gran puerta principal de Ashina. Tras adentrarse por el terreno de la tercera puerta, por unos minutos, Õkami se encontró con un puesto de mercader, cuyo hombre que lo atendía era calvo, de piel negra y con lentes.
El hombre lo miro de una forma extraña.
-Ah, te conozco. ¡Tú eres el shinobi, buen señor! Llevo sin verte desde... bueno, desde aquella noche. -Dijo el mercader.
-¿Qué noche? -Dijo Õkami.
-¿Eh?  ¿No te acuerdas? -Dijo el mercader.
-No.
-Oh... entiendo, no te acuerdas. Escucharme, tú y yo somos viejos conocidos, mi nombre es Anayama. Por entonces, yo era un ladrón. ¡Pero eso es el pasado! ¡Ahora soy un honesto mercader! El problema es que estoy arruinado, así que no tengo nada que vender. Buen señor, ¿tendría la bondad de darme una monedas para invertirlas en mi negocio? Como incentivo le hablaré de "aquella noche".
Õkami accedió al trato, le dio 50 monedas al mercader.
-Jajaja. Gracias, buen señor.
-Habla.
-Sí, sí, cómo no. Esa noche... mi banda asaltó la hacienda Hirata. Como bien sabes, la familia Hirata forma parte de los Ashina. Normalmente, habrían limpiado el suelo con bandidos como nosotros. Sin embargo, resulta que lo hicimos durante una batalla. Casi todos los jóvenes samuráis se habían marchado. Era una oportunidad de oro. Así que... prendimos fuego al lugar y lo saqueamos todo. Entonces te conocí, estabas buscando algo... o eso me pareció. Es todo lo que sé de aquella noche.
-Ya veo...
-Sí... esa es la misma mirada que tenías aquella noche. ¿Sigues buscando algo? Mira buen señor, por una suma de 100 monedas podría contarte más habladurías que te serían útiles.
Õkami fruncio el seño y a regañadientes pago las 100 monedas.
-Ahora habla -Dijo Õkami, fríamente.
-Te doy las gracias buen señor. Como eres un shinobi... te daré información sobre herramientas shinobi. Una vez vi un cañón que escupía ráfagas de fuego. Cuando asaltamos la hacienda Hirata uno de mis compañeros se hizo con uno.
-Lo tendré en cuenta.

Fin del capítulo.