Sekiro Shadows Die Twice

2. La torre lunar

Veinte años después del ataque de Isshin... el clan Ashina estaba al borde del abismo. Y el shinobi llamado Õkami lo había perdido todo... tanto al padre que lo acogió como al chico que juró proteger.
Õkami estaba en un foso, sentado con la mirada gacha y apoyándose en su pierna sin dar ningún signo de movimiento. A lo alto del foso, un susurro femenino se escuchó y algo cayó.
Õkami alzó la mirada y con dificultad se acercó al objeto, pudo ver que era una carta.
La carta decía:"Tu destino te aguarda en la torre lunar. Escapa del foso y encuentra la torre bañada por la luz de la lunar".
Õkami guardó la carta y de inmediato se pusó en marcha, al salir del foso vio que había un risco el cual no podía saltar, así que se pegó a un muro y se desplazó por la saliente que había de esta con cuidado, al llegar al final y llegar al otro lado del risco, pudo ver la hermosa torre lunar y también que el camino estaba custodiado por los guerreros de Ashina, y él no portaba ningún arma para combatirlos.
Sin más remedio Õkami tuvo que buscar un camino alternativo y pasar sin ser visto. Se oculto en las hierbas altas y escuchó a dos samuráis hablando.
-Ese shinobi del fondo del foso, no le pusimos grilletes, ni lo atamos ni nada. ¿Acaso no le preocupa? -Dijo uno
-En lo absoluto. No solo no tiene armas, sino que también ha perdido la voluntad de vivir. Solo es un cobarde. No merece nuestra atención. -Dijo uno que parecia ser un teniente.
Õkami avanzó sigilosamente y vio una casa elevada con un agujero abajo, entro en él, arriba de las maderas se escuchaban pasos y voces.
-La luna brilla con fuerza esta noche sobre la torre celestial. Dijo un hombre
-Será el descendiente celestial otra vez, usando la luz para leer. -Dijo un segundo.
-Seguro, pero encerrar a un pobre niño. Lo siento por él.
-Y yo, pero Lord Genichiro tendrá sus motivos. Ah por cierto ese pequeño agujero que esta en la torre lunar. ¿Aún no lo han cerrado?.
-No, pero no es un problema, es imposible que alguien pueda acceder a él.
Prosiguió con su camino, salió del piso de aquella casa y siguió usando las hiervas para ocultarse de los guardias.