Todo al revés

Lightwood

Alec nunca había sentido tanto cansancio en su vida, aun con todo lo que había dormido, que sabía que lo había hecho debido al entumecimiento de su cuerpo, aún estaba cansado, de cualquier manera se esforzó por abrir los ojos

— Hasta que decides despertar, dos días es tal vez demasiado—era la voz de aquel chico rubio, termino de abrir los ojos encontrándose con un fondo blanco, todo lo que podía ver era de ese color, supuso entonces que estaba en un hospital, o algo parecido

— Teñido... de verdad que tu voz es molesta—susurro sentándose con cuidado, jadeo de dolor— ¿Dónde estoy? —no alcanzaba a recordar correctamente lo que había pasado las últimas horas antes de que se desmayara

— ¿Cómo explicártelo? —el de ojos dorados paseaba de un lado a otro tratando de imaginar alguna manera de decirle las cosas

— ¿Tan difícil es decirme dónde estoy? ¿Me secuestraste? —bromeo un poco, solo un poco para tratar de aliviar la tensión

— No eso no es difícil, estas en el instituto de Nueva York, hogar de los Cazadores de Sombras de la zona—lo había dicho casi como si leyera un pedazo de papel, y solo con la alusión a aquellas cosas mágicas, o que él consideraba de esa manera, logro recordar que había pasado

— Oh mi...ángel—se levantó de inmediato olvidando su dolor, se puso los zapatos dándose cuenta que no tenía la misma ropa, esta vez estaba enfundado en unos jeans negros bastante apretados y una camiseta sin mangas negra, frunció el ceño— ¿Quién rayos... me cambio? —miro al joven delante de él, este solo negó rápido con la cabeza

— A mí no me mires, fue Hodge—rodo los ojos como si eso fuera alguna explicación para el

— Bien supongo que está bien—se terminó de poner sus botas y tomo una chamarra de cuero negra que había cerca

— ¿A dónde crees que vas? —Alec salió de la enfermería sin saber exactamente hacía donde iba, pero necesitaba buscar a su padre, necesitaba encontrarlo lo más pronto posible

— Creo recordar que te dije antes de desmayarme que tengo que buscar a alguien—miraba alrededor buscando una salida, una que por supuesto no veía

— Alec... jeje definitivamente eres uno de nosotros... pero aun nosotros tenemos que descansar, no sé por cuantas aventuras pasaste antes de llegar, pero definitivamente tu cuerpo no es inmune al cansancio y a las heridas, heridas que por cierto no han sanado aún con un Iratze

— Tú puedes seguir hablando de cosas que no entiendo mientras yo busco la salida, o me explicas camino a mi apartamento—miro al joven, este suspiro levemente

— ¿Seguro que no te llamas Herondale? Eres igual de terco que yo—alzo los hombros y le indico que lo siguiera— empecemos por explicarte que es una runa, son las marcas que llevo yo, tú los llamarías tatuajes pero es más complejo que eso—mire las runas en su piel, toque mi costado

— Tú me pusiste una—el contrario asintió con la cabeza— Esta bien... no son tatuajes son runas... muy bien

— La que yo te dibuje es una Iratze, sirve para que te cures más rápido, aunque claro no son mágica no te curas por completo y depende de que herida es si te curas... es complicado—el chico de cabello negro asintió con la cabeza, se escuchaba difícil de explicar

— Bien... pero tú tienes demasiadas—señalo su brazo por el cual alcanzaba a ver varias

— Bueno existen diferentes runas y para distintos usos...—alzo los hombros mientras salían del instituto, la luz del día lo golpeo en la cara obligándolo a cerrar los ojos unos segundos antes de acostumbrarse a la luz