Camille

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En cuanto llego a su casa aquel nudo en la garganta solo se hizo más notorio, pago antes de bajar del taxi y se adentró al edificio, no tuvo ni que abrir la puerta ya estaba abierta, había desorden por todas partes

— ¡Padre!... ¡¿Padre?! —miro alrededor buscándolo pero no vio nada más que desorden, abrió el armario donde sabía que guardaba su pistola encontrándose con una espada, la reconoció de inmediato, era igual a la que el día anterior uso para matar a los demonios y por instinto la tomo, y ya en guardia siguió recorriendo el apartamento, no había ningún sonido o movimiento— ¿Estas aquí? —Sabía que era ridículo preguntar pero no podía evitarlo, llego a la sala sin haber rastro alguno de su padre, bajo la guardia mirando alrededor— ¿Dónde estás? —susurro esta vez más para sí mismo que para que alguien lo escuchara

— Oh dulce niño—esa voz, de inmediato subió la guardia volteando hacía la chica, Camille estaba en su apartamento y debido a su comportamiento de la mañana dudo que fuera una visita para hablar de la banda de Simón

— No te acerques bruja—la contraria rio lamiéndose las manos, solo hasta entonces noto que estaba llena de sangre

— No... Bruja no, Vampiresa es lo correcto—sintió el aire de sus pulmones abandonarlo por unos segundos, claro tenía que ser ¿Cómo se supone que la alejaría? Trato de recordar los mitos y ver si alguno le podía servir

— ¿Cómo no lo imagine? — miro alrededor dándose cuenta de un cuerpo no muy lejos de ellos, estaba de espaldas a él tumbado en el piso por lo que no lo reconoció y aun así su cabeza lo hizo hacerse a la idea de que era su padre

— Si mataste a mi padre... ni el sol podrá ser suficiente castigo—la miro completamente furioso, sintió como si su cuerpo ardiera, la adrenalina lo invadió y ataco a la chica, esta lo esquivaba casi burlándose de el sin darse cuenta de su pequeña trampa

— Chiquillo, te falta mucho aun—tomo al joven del brazo apretándolo demasiado fuerte hasta que se escuchó sus huesos tronar logrando que este soltara un fuerte grito, esto le causo gracia— Puedo ayudarte con el dolor—lamio el dorso de su muñeca preparándose para morderlo, él no tardo en recuperarse del dolor y aprovechando que la vampira se confió la pateo justo a uno de los adornos de su padre, una armadura medieval que mantenía la espada hacia enfrente donde la mujer se clavó, se alejó unos metros mirándola gritonear mil y una maldiciones en diferentes idiomas, miro el cuerpo y se hinco a su lado moviéndolo un poco para ver su rostro, grande fue su alivio al ver que no era su padre, aunque tampoco supo quién era, estaba vivo al parecer por lo que como pudo lo cargo en su espalda y salió del apartamento, sabía que no estaba ahí su padre y por lo visto Camille no iba a morir de aquella herida por lo que su mejor esperanza para sobrevivir no estaba adentro, y al llegar al estacionamiento se dio cuenta que afuera tampoco estaría seguro, era de noche.

— Maldita sea—miro el auto de su padre, bien solo tenía que regresar por las llaves de este y se irían en el... Era una misión sencilla... ¿No? Dejo al hombre en el piso recargado en el auto antes de reunir el valor para regresar por las llaves— Vamos Alec—regreso al departamento solo para darse cuenta que la chica no estaba donde la había dejado— Lo sabía—se puso en guardia y mirando alrededor algo nervioso, alcanzo las llaves y se dispuso a salir pero fue jalado del cuello del suéter estampándolo contra una pared haciendo que expulsara todo el aire de sus pulmones

— ¿Creíste que podrías escaparte de mí? —tardo unos segundos antes de poder volver a jalar aire, segundos que la contraria aprovecho para tomarlo de la ropa y levantarlo del piso como si fuera un simple juguete

— Casi lo...logro—trato de zafarse pero no podía con una mano rota y su espada en el suelo

— ¿Te duele? Te ayudare con eso—lo acerco y lamio su cuello dispuesta a morderlo hasta chispas azules los separaron de golpe

— Mi bella Camille, lo lamento pero no puedes comerte a este humano—dejo a Alec en el suelo— Vamos rápido—hizo un portal mirando al chico—toma mi mano—extendió esta y tal como lo pidió el ojiazul tomo su mano para juntos atravesar el portal, aparecieron en la iglesia que su padre había mencionado— Este es el lugar más seguro para ti en este momento... Y no te preocupes por el chico, Maia ya lo llevo con ella—se despidió con una reverencia y desapareció de la misma manera que llego

— Me van a terminar matando... ¿Aquí un lugar seguro? —miro el lugar atentamente, varias veces había pasado por ahí pero jamás le había llamado la atención hasta ahora

— Magnus cumplió—aquella voz el pelinegro la reconoció, bajo la vista para encontrarse con el rubio del día anterior

— ¿Por qué sigo encontrándome contigo? —el otro solo alzo los hombros acercándose a el

— Destino tal vez, vamos entremos para curarte—paso uno de sus brazos por sus hombros y lo ayudo a entrar a la iglesia, una vez que lo hicieron noto que las cosas no eran como lo imaginaba, el lugar era espacioso y blanco, demasiado para sus ojos, tuvo que cerrar estos unos segundos para acostumbrarse al repentino cambio de iluminación, una vez que lo hizo noto que había una decena de chicos vestidos de negro y llenos de tatuajes por todos lados, había pantallas y puertas por todos lados, suspiro sentándose en la primera silla que encontró, suspiro cerrando los ojos

— Esto es una locura—le costaba un poco respirar, supuso que se había hecho daño con el golpe de Camille

— Ni que lo digas—se acercó sacando una estela y se sentó a su lado— Vamos necesito que te alces la camisa—el pelinegro rio sin gracia

— Si querías verme sin camisa solo debías pedirlo—bromeo para distraerse, tal vez la vergüenza lo lograría, se quejó alzándose la camisa

— No soy de ese tipo—dijo pasando la estela por su Iratze ayudándolo a recuperarse rápidamente, la respiración fue cada vez más fácil

— Lo imagine al ver a tu novia—señalo a la chica peliroja que no dejaba de verlos a lo lejos, el contrario negó con la cabeza

— No es mi novia, ninguna de las dos antes de que preguntes, las quiero como a mis hermanas—lo miro negando con la cabeza— ¿Quién rayos eres tú? —se alejó un poco para recibir explicaciones

— Me llamo Alec Wayland—se quejó un poco, aún dolía pero no era nada en comparación a como lo sentía segundos antes

— ¿Wayland? —frunció el ceño negando con la cabeza, algo quería venir a su cabeza pero no podía recordar, sabía que ese nombre le sonaba de algo

— ¿Y tú? Creo haber escuchado un... ¿Jace? —el asintió con la cabeza

— Jace Herondale Lightwood, un gusto Alec—le dio un par de palmadas en la espalda— Vamos te enseñare donde vas a dormir, necesitas descansar

— ¿Descansar? No espera, necesito buscar a mi padre—se levantó pero de inmediato el mundo empezó a movérsele, estuvo a punto de caer cuando el rubio lo tomo en sus brazos

— Si yo creo que será mañana, ahora no estás en condiciones de nada—todo se le fue haciendo negro de a poco hasta que la conciencia lo abandono

Todo al revésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora