Capítulo V

2.1K 269 1.6K
                                    

   John se quedó paralizado, mirando hacia al frente y esperando a que el semáforo cambiara de luz. Llevó el dedo a su corbata negra para aflojarla, y soltó un suspiro pesado mientras se disponía a enrollar las mangas de su camisa azul oscuro.

   Le había incomodado la pregunta.

   —¿Y qué te hace pensar eso? —Aquello lo preguntó, volviendo a tomar el volante para poder avanzar—. ¿Por la forma en que Stuart me trata o...?

   —Porque, por error, escuché ayer una conversación entre él y tú en la cocina.

   —Ah, por eso —carcajeó de forma suave y tímida. Sabía que lo había incomodado, y pensé que tal vez había sido muy imprudente—. Pues..., sí —le costó admitir—. Stuart y yo tuvimos algo hace años atrás.

   —¿Lo besaste?

   —Ehm, sí...

   —¡QUÉ ASCO, DIOS MÍO!

   Eso, al parecer, logró liberar la incomodidad de John porque no tardó mucho en reírse, esta vez de una forma mucho más suelta.

   —Es una larga historia. Lo que pasó entre nosotros es una larga historia...

   —Esa siempre es una excusa de la gente para no hablar o decir lo que sucedió.

   Volvió a reírse, esta vez estacionándose frente a un restaurante que tenía mesas a la intemperie debajo de sombrillas enormes para contrarrestar los rayos del sol. El lugar era bonito. Estaba rodeado por arbustos bien podados que tenían florecitas amarillas y rojas que le daban el toque único y particular.

   —Pero yo sí te voy a decir lo que pasó entre nosotros —dijo, al tiempo que abría la puerta del auto para salir.

   —Asco. Yo no quiero que me hables de Stuart, pero sí de ti.

   Una vez más, se rió de mi reacción repentina hacia Stuart. Era cierto. Hablar de Stuart y comer era un sinónimo claro de indigestión.

   Logramos bajarnos del auto al compás, y rápidamente cruzamos la cerca que enmarcaba las mesas de afuera. Nos detuvimos para mirar el lugar y escoger una mesa, pero él me miró y me preguntó:

   —¿Prefieres comer adentro o aquí afuera?

   —¿Cómo prefieres tú? —contesté, formulando otra pregunta.

   —Aquí.

   —Entonces yo también.

   Se sonrió.

   —Genial, entonces escoge la mesa que más te guste.

   Luego de inspeccionar el lugar por varios segundos, señalé con mis labios fruncidos una mesa con dos sillas que estaba en la equina de los arbustos. Me gustó porque estaba un poco retirado del resto de las personas, y comer con privacidad era una de las cosas que más me gustaba. Hacía un poquito de sol, pero seguía haciendo una brisa fría.

   —Bien. Me gusta este lugar.

   Encaminamos nuestras piernas y cruzamos por medio de las mesas hasta lograr llegar a la que habíamos escogido. Una vez ahí nos sentamos. Sobre la mesa había servilletas y el menú, que no tardamos en tomar para echarle un vistazo y escoger la comida.

   Había una gran cantidad de comida deliciosa que hacía que mi boca se tornara jugosa, pero mi vista se posó sobre la lasaña de berenjena, que acompañaría con puré de papas y una ensalada mixta.

   Bajé la carta para ver a John y me di cuenta que este, en vez de ver el menú, estaba viéndome a mí. Se tornó muy incómodo cuando nuestras miradas chocaron.

He's Perfect for Me ➳ McLennonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora