Capítulo IX

2.1K 270 1.5K
                                    

   Luego de su confesión mis mejillas se tornaron aún más rojas y que unas cosquillitas placenteras recorrieran mi estómago. Aquello había sido algo difícil de creer y de digerir.

   —¡Pero obviamente ya no me gustan los hombres! —volvió a recalcar, para luego picar un trozo de salchicha y llevársela a la boca—. Ya no me gustan en lo absoluto. Ahora veo a los hombres como amigos.

   —Ah, ya no eres gay.

   —¡NO, NO! Nunca fui gay. Sólo bisexual, ya sabes..., pero sólo experimenté con Stuart... Cuando conocí a Cynthia mi heterosexualidad volvió y ahora... a-ahora está conmigo, ya sabes, y..., bueno, te dije eso p-porque si yo no hubiera conocido a Cynthia y si me gustaran los hombres otra vez, a mí me gustarías tú porque eres lindo, adorable y el partido perfecto para cualquier persona. Y bueno, ya sabes, en realidad nada del otro mundo.

   Había hablado tan rápido que mi mente había resumido todo en: "Si no estuviera con Cynthia estaría contigo a pesar que no me gusten los hombres."

   —Oh, ya entiendo —carcajeé, sintiendo como mis mejillas volvían a teñirse de rosa intenso—. ¿Entonces te gusto?

   —¿¡QUÉ!? ¡YO NO DIJE ESO!

   Le di un mordisco a la salchicha.

   —Claro, acabas de hacerlo —hablé, teniendo un cachete más gordo que el otro—. Me dijiste que te parecía lindo.

   —¡AH, CLARO! No me gustas, sólo me pareces lindo —se excusó. Le dio una probada a las tostadas—. ¡Mmmh! Están ricas, ¿verdad?

   —¡Ujum! —le di un mordisco a la mía, sintiendo el crujiente sabor que hacía una buena combinación con la salchicha—. Oye, ¿y a qué hora sale Julian del colegio?

   —A las doce. Tendremos que salir de aquí una hora antes porque recuerda que iremos en bus —hizo una mueca.

   —¿Y a qué hora me vas a pintar las uñas?

   —Antes de salir, ¿por qué? —me preguntó, manteniendo una sonrisita en sus labios.

   —Porque yo siempre me las pinto en la noche o antes de bañarme para que el exceso de esmalte en los dedos pueda quitarse.

   Él no pudo evitar reírse a carcajadas.

   —¿De verdad haces eso?

   —¡Sí! —emití una risita—. Como mi pulso de la mano derecha no es tan bueno, siempre termino con un desastre en los dedos.

   —Entonces puedo pintártelas ahorita mismo, luego de comer. —Me dijo—. Y al bañarte, pues se va a caer el exceso de esmalte.

   —Está bien —y me llevé a la boca un gran trozo de salchicha, haciendo que él me mirara con el ceño ligeramente fruncido—. Amo la salchicha.

   —Yo también amo la salchicha. Es... exquisita.

   Picó un trozo de la misma y lo comió, para luego acompañar el sabor con un trozo de pan. La mezcla de la mostaza inglesa hacía realmente exquisito la tostada que, junto con la salsa de tomate, le daba un toquecito dulce.

   —¿Puedo hacerte una pregunta aparte de esta pregunta que ahora te estoy... preguntando?

   Volví a emitir una carcajadita al escuchar eso. Lo miré, asentí y me dispuse a dar un sorbo de zumo de naranja.

   —En la escalada del uno al diez..., ¿qué tan bonito te parezco yo a ti?

   No supe cómo no escupí el jugo directo a su cara. Su pregunta, sin lugar a dudas, me había dejado atónito. ¿Acaso era heterosexual que un hombre le preguntara a otro eso?

He's Perfect for Me ➳ McLennonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora