20

99 24 0
                                    

-El teléfono al que intenta comunicar se encuentra fuera de servicio...

Suspiro- Es la decima vez que llamó, no seas idiota y llámame al oir este mensaje... hyung tengo que hablar contigo, ya han pasado dos meses, ¿Cuánto más vas a evitarme? Estoy en Seúl, y si, vine por ti, asi que muestra gratitud. Por favor... sólo llamá. -corto la llamada con pesar y observó por la ventana de aquel hotel en el que se encontraba.

(...)

-Maldición... -las manos le temblaban, su pecho subia y bajaba con gran velocidad- despierta... hazlo, por favor... -depositaba aquel repasador húmedo en su frente, la cual estaba bañada en sudor- Por favor... -suplicaba con el ceño fruncido, poco a poco este empezaba a mover su cabeza- Gracias a Dios... -suspiro aliviada aun con sus manos sobre su frente.

Poco a poco Jimin abría sus ojos, apenas lograba divisar las cosas, se encontraba confuso y algo mareado, de repente su cabeza dolió, su mano torpemente se dirigió hasta esta, chocando con la mano de la menor, quien lo veía preocupada.

-Dime que estás bien... -pidio suplicante.

-¿Quién... eres? -susurro para volver a cerrar sus ojos, ella negó asustada y por instinto una mano dejo aquel paño mojado de su frente para tocar su mejilla.

-Por favor, no cierres los ojos... por favor... -su voz se quebró, las lágrimas salieron y recorrieron sus propias mejillas hasta caer en las del chico- Por favor...

-¿Yewon? -susurro para tomar aquella mano que acariciaba su mejilla, esta asintió aun con lágrimas en sus ojos.

-Eso es, soy yo, Yewon... por favor quédate conmigo, por favor no vuelvas a perder la conciencia... -sollozo para bajar su cabeza, chocando con el pecho desnudo del castaño, logro oir el latido de su corazón, uno desnivelado. Sus mejillas se tornaron rosadas y una extraña sensación la invadio.

-Yo... la puerta, la puerta se cerró... el baño es pequeño, este cuarto es muy pe... -nego repetidas veces para verle.

-No, no, no... shh shh, estoy aquí, no estás solo, esta abierto, lo esta... -lagrimas empezaron a brotar de los ojos apenas abiertos del mayor, Yewon se paralizo- ¿Te duele algo?, ¿te has lastimado? -examino su cuerpo aun avergonzada, tal vez se provocó un hematoma con aquel derrumbe.

Pero el llanto se intensificó, el pecho de aquél joven se acelero, las gotas de su cabello caían mojando los brazos de la pequeña.

-Lo siento... debi estar ahí... debi estar... -empezo a disculparse sin sentido alguno, Yewon no entendía lo que ocurria pero verle asi le partia en mil pedazos- eres tan egoísta... fuiste... -aun sin poder comprenderlo se pegó a él en un abrazó que al parecer necesitaba, uno al que el chico se aferró devastado para llorar a mares.

Luego de aquella noche, las cosas se volvieron algo incómodas entre ambos, Jimin no lograba recordar si en aquel ataque de ansiedad no dijo algo demás, algo que ella no necesitaba conocer sobre su vida.

Yewon por su parte se sentía extraña, verlo en aquellas condiciones de vulnerabilidad... aún se le volvieron presentes por las noches, en sus sueños.

No es como si fueran sueños perturbadores, pero si dejaban un fuerte sentimiento de soledad y un sabor amargo al despertar; es decir, no era normal de apreciar en aquel joven que siempre se muestra sonriente y divertido, una faceta de su personalidad tan distinta, una con aquella vulnerabilidad tan latente.

Llámese curiosidad o falta de sueño pero decidió investigar, al parecer en la mayoría de los casos, la claustrofobia se debe a la vivencia de una experiencia poco agradable en ciertos espacios pequeños y algo oscuros; lo que les genera rememorar aquellas sensaciones experimentadas la primera vez. Y va más aya de la experiencia personal, una en carne propia; aveces con la visualización lejos de ser ellos protagonistas principales. En otras palabras, gracias a situaciones traumáticas, que han marcada tanto en la vida emocional como personal. Él revive un momento doloroso que prefieire evitar, ignorar, que aún no logra superar.

Maktub ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora