Eʅ Nιñσ I

꧁༒☬27☬༒꧂

El extraño cayó al suelo.

Hans tiró la lámpara a un lado, y le salpicó un poco de sangre, además de escupirle en la cara falsa que tenía.

—Imbécil —gruñó.

Le jaló de la muñeca a Elsa, y la levantó de un estirón. Ella gimió del dolor.

—¡No! —quiso oponerse, pero aunque el pelirrojo estuviera herido, seguía siendo más fuerte que ella.

Como siempre.

—¡Hipo! ¡Levántate! —le lloró, pero no parecía reaccionar, no parecía estar consciente. Básicamente porque no podía verle aunque sea los ojos.

Se dejó caer, para ponérsela difícil a Hans.

—¡Deja de pelear! —le exigió el pelirrojo.

—¡No!

El primero pasó por el marco, así que cuando fue turno de Elsa puso un pie en cada lado de la entrada a la habitación e hizo fuerza. Mientras que mordía y golpeaba sus manos, sujetadas por él.

—¡Tadashi, despierta, por favor! —gritó, viendo que no podría aguantar tanto tiempo.

Se fue de espaldas al piso, volviéndose a pegar en la cabeza. Pero ya estaba liberada.

—¿Qué? —murmuró, confundida.

Se giró y notó que ya no estaba el hombre del armario.

¿Cuándo se había ido?

—¿El...sa? —tosió una voz masculina.

—¡Tadashi! –gateó hasta su cuerpo gravemente lastimado, y se soltó en llanto–. ¡Por Dios, Tadashi! ¡Creí que estaba muerto! ¡Perdón, todo esto es mi culpa! —hipaba de los nervios y el dolor, cubriéndose la boca con sus delicadas y moretoneadas manos en un pobre intento por retener sus sollozos.

—Hay... Que salir de aquí... —le dijo él. Quiso levantarse por sí solo, pero le fue imposible estando así.

—Te ayudo —y después de ello, pasó el brazo del muchacho sobre sus hombros, y entre los dos se pusieron de pie.

Salieron de la habitación, cuando apenas iban a bajar un escalón, alguien habló detrás de ellos.

—¿A dónde vas, linda Elsa? —gruñó. Ya no usaba la espeluznante voz de niño de hace un rato.

Giraron sus cabezas, notando las enormes manchas rojas en sus manos y camisa. Sosteniendo también un cuchillo largo y afilado, ensangrentado.

Al final del pasillo, en una de las habitaciones, se asomaba un pie de Hans.

Él lo mató.

—Sal de aquí Elsa, yo lo distraeré —le susurró Tadashi en la oreja.