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III

"Las mujeres son inventos del diablo"

Para la cena, Wooyoung terminó colocándose su camisa Gucci favorita y sus pantalones negros. Unos botones de su camisa quedaron desprendidos.

Le tocó sentarse a la izquierda del señor Choi y éste solo le tomó la mano para besar el dorso de la misma.

-Y dime San, ¿Cómo te fue?

El nuevo integrante se limpió educadamente la boca al terminar de tragar el corte de carne que había tenido en su tenedor.

Woo no podía dejar de analizar al joven. Efectivamente, le sacaba un par de años; efectivamente no lo había visto en ningún desfile.

-Muy bien papá. Hemos recibido nuevas modelos, nuevas imágenes e inversionistas. Encontré a mi viejo amigo, Yeosang.

-¿Sigue siendo fotógrafo?

-Por supuesto. Viajará mañana.

-¿Junto a la muchacha del teléfono?

La voz grave y sensual de Woo se escuchó en la sala, el señor Choi frunció suavemente su ceño y San dirigió su oscura mirada al muchacho que estaba al lado de su padre, con su mano siendo sostenida por el mismo.

Wooyoung elevó una ceja divertido, San le brindó una sonrisa ladina que causó locuras en el vientre del modelo.

-Pero papá, olvidemos mi situación. ¿Que hay de la tuya? ¿Quién es el muchacho? Al parecer tiene una lengua muy metiche.-murmuró antes de tomar su copa de vino.

Woo rió bajo y se lamió los labios antes de abrazar el brazo del señor Choi.

-Él es Jung Wooyoung. Un modelo de GS y es... O por lo menos hasta ahora... Será tu padrastro.

-¿Y luego qué?-San llevó sus dedos a jugar con su arete redondo.- ¿Andará gastando tu fortuna?-golpeó el interior de su mejilla con su lengua.

-Él me ama a mí, no a mí dinero. Hasta ahora, todo lo que tiene, he tenido que luchar para que lo acepte.

Woo hizo un mohín y tomó el rostro del señor Choi entre sus dedos, lo giró suavemente y besó sus labios de manera sencilla.

-Déjalo cariño. Solo está celoso pero se acostumbrará, no será necesario que me llame papi.

San frunció su ceño y apuró su copa de vino en su boca.

-¿Por qué estaría celoso?-preguntó y miró a Wooyoung.- Sólo existe algo que no coincide. ¿Cuántos años tienes? Mi padre tiene cincuenta y tres, estoy seguro de que te dobla la edad. Apareces de la nada y estás rodeado de lujos y ropa Gucci, ¿Acaso eso te parece normal?

-A mi sí.-Woo se encogió de hombros y sonrió.

-San, basta. Contrólate.-el señor Choi frunció su ceño y su hijo solo cerró sus ojos y suspiró.

-Lo siento papá. Discúlpame, tal vez esté un poco cansado, el viaje ha resultado muy... Agotador.

-¿Cómo le resultó a la chica del teléfono?-preguntó Wooyoung y tomó la copa para beber un poco.

San tomó otra honda de respiración... ¡Joder, joder!

-Bueno, al parecer tu viaje esta noche no será tan agotador como el mío.-murmuró San.

Y ese joven tuvo la caradurez de reírse en su cara.

-Ya desearías eso joven, mis viajes son alucinantes, gracias por preocuparte.

El celular del señor Choi sonó, haciendo que se levantase de la mesa seguido de una disculpa. Ambos jóvenes se quedaron a solas y el fuego crepitando en la chimenea era todo el sonido existente.

-Mi vida sexual no tiene por qué ser de tu interés. Si mi padre no te satisface...

-¿Envidia o celos?

-Ninguno. Si yo quiero, te tengo de rodillas con mi pene en tu boca pero eres de mi padre... Aunque no creo que sea por amor.

Wooyoung carcajeó y se cruzó de piernas.

-Escucha, San. ¿Así era tu nombre? Y si no, así te llamaré. Si tú no lo aceptas, no me importa. Si te preocupa nuestra vida sexual, llegamos al orgasmo sin problemas. Y si tú preocupación radica entre si puedes tenerme y satisfacerme mejor que tu padre... No siempre lo joven es buen material.

El modelo rió bajo cuando San se levantó rápidamente de la mesa.

✧✧✧

San cayó de espaldas a la cama mientras la mujer besaba su cuello. Sus cuerpos desnudos estaban cubiertos por sabanas y frazadas.

-Mi amor, ¿En qué piensas?-susurró ella, la mano de San bajó a su trasero y lo acarició sin pudor.

-En nada. Contigo en imposible pensar en algo.

La muchacha rió bajo y se sentó sobre él.

-¿Me extrañaste, San?-la mujer hizo un mohín y acarició con su uña larga su pecho.

El joven Choi no pudo evitar pensar en la italiana que se tiró junto a la francesa en el hotel de París. Tampoco puedo evitar pensar en la latina del avión y mucho menos de la japonesa de Okinawa.

-Si... Te extrañé mucho, ¿Cómo no hacerlo si eres la única que alegra mis días?-murmuró acariciando su mentón y sentándose en la cama para besarla profundamente.

Una hora después, estacionó su R5 en el garaje de la casa Choi. Su celular sonó y San sonrió mientras bajaba del coche... Seguramente era la recepcionista del hotel en el que había estado.

Abrió la puerta y caminó directamente hacia la botella de whisky que tanto le gustaba.

-Ah... Ah... Señor Choi... ¡Ahí!

Y la mano de San se apretó contra la botella. Ese pelmazo estaba matándolo, algo no le agradaba de ese maldito tipo.

Era joven, se veía joven.

-Ya no... Señor San... -y esos gimoteos...

-Joder. -gruñó y llevó su mano a su cuello para acariciar la marca que le dejó la mujer allí.

Pero ya sabía cómo lidiar con todo y las consecuencias que traería... Sin embargo empezaría.

Así que se sentó en la silla y se cruzó de piernas, bebió un par de vasos antes de escuchar unas suaves pisadas y que el muchacho apareciera con la camisa y bóxers de su padre.

-¿Te divertiste?-preguntó San, su voz salió en un susurró suave como la seda.

El cuerpo de Wooyoung aún estaba sensible debido al orgasmo alcanzado, así que aquella voz hizo que el modelo sintiera sus terminaciones nerviosas en alerta.

-¿Y tú? El perfume de mujer se siente hasta aquí.

-Siendo sincero no entiendo por qué estás con mi padre siendo... -los ojos oscuros de Minho se deslizaron suavemente por ese cuerpo a flor de piel, sexy.- así...

-Amo al señor Choi.

-Y yo amo todo lo que me da placer.-San se levantó de la silla y se acercó, sin tocarlo, a su oído.- Pero tu eres joven, alguien como yo te dejaría afónico, incluso estarías jodiendo conmigo veinticuatro horas al día... ¿Por qué estarías con alguien senil?

San dejó el vaso de whisky al lado de Wooyoung y se fue... Dejando al modelo súper acalorado y con una vista imaginaria de lo que le había susurrado.