Si solo me quedaran 10 minutos, te besaría durante cinco; utilizaría dos para leerte la mejor carta que haya escrito y tres para decir que eres todo lo que esperé en la vida y que si pudiera vivir de nuevo, te elegiría una y otra vez, que apresuraría el tiempo para conocerte lo antes posible y lograr estar contigo toda la vida y no daría marcha atrás porque tú me has llenado el alma de infinita alegría, inalcanzables suspiros, incomprensibles sensaciones, dulces canciones, adorables recuerdos e incesantes anhelos.
Fueron miles de segundos y otros miles de minutos, miles de conversaciones que me llevaron a darme cuenta que no había nadie que se igualara a ti y a tus ojos. Si me quedaran 10 minutos, te haría saber que yo llegue a odiar lo que era escribir y odiaba soñar, y aunque siempre fui renuente a tu efecto en mí, esa parte de mí necesitaba de ti; y desde que llegaste amé escribir de nuevo notas, y cartas, y todo tipo de sonetos, versos, prosa, canciones, poemas y pensamientos cortos; no creía en que el amor despierta partes del corazón que ni siquiera sabías que existían y que el hipotálamo pierde protagonismo cuando se habla un lenguaje que se entiende con las miradas, y aunque todo sea irracional, cobra sentido cuando veo tus ojos y vivo de tu sonrisa.
Si me quedaran 10 minutos resultaría realmente un inconveniente para mí, te habría esperado toda la vida y no tendría oportunidad de entregarte toda la poesía que está oculta en mis cuadernos, en mis archivos en la computadora, en las rarezas de mi habitación; no podría entregarte esa parte de mí que es tuya desde antes de conocernos... Ha sido tanto el tiempo añorando que vengas, duermas y despiertes a mi lado, que olvidarme de ti y contarte todo lo que he esperado por ti en solo 10 minutos, me resultaría realmente Inconveniente.
