Carta 9: Fuego

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Volviste a encender mi corazón, bastó tu imagen en mi antigua memoria para comenzar a derrochar estos renglones. Volviste a despertar este lado de mí que creía enterrado entre la rutina y el complejo mundo. Volviste a encender fuego en mí. Fuego en mí, que estaba moribundo, desganado, agotado. Pero brillaron tus ojos y ganaron tus palabras, esparciste tu encanto y triunfaron tus hermosas intenciones, y sin saber me despertaste de eso que yo llamaba vida, te quedaste viéndome, feliz; y yo viviendo de nuevo, cantando cuando había olvídado cantar, gritando sin voz y llorando sin estar triste.

Encendiste fuego en mí, y me trastornó tu amor, tu faz, la dulzura de tu ser, la delicadeza de tu voz, el ímpetu de tu silencio al verme loca por que te tengo de nuevo. Eres, y serás, tal vez, un poco más que suficiente para mí.

Aunque el fuego quema, también purifica. Y eso es lo que percibo aquí, esto se ha vuelto claro. Soy y seré tuya para siempre. Sin corresponder, pudiera ser, pero siempre segura de que sos para mí y soy para ti. Lo ininteligible de mis sentimientos se ordena cuando te siento cerca, se traduce en oraciones y renglones específicos y claros para ti, únicos y exclusivos que llevan tu nombre por todas partes. Tu eres fuego y yo soy papel, papel que desea ser consumido por el fuego y así se manifieste lo que he querido decirte desde que te vi.

Mil Cartas A Tú NombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora