Carta 34: Existir, No Vivir

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Les juro que perdí las ganas de todo, de buscar, de insistir, de confiar, de querer...
Pero siempre hay un motivo, un motivo que nos hace creer y nos mantiene soñando:

Tú y yo. Tú sonriendo y yo perdida en ti. Nosotros entre amigos y desconocidos, entre transeúntes dispersos y algunos observadores que suponen lo somos todo; tú siendo el mejor entre millones, el centro de toda mi atención, el único motivo de volver a abrir mis ojos en cuánto el sol se anuncia en el cielo; y yo dándote mis pensamientos, mis desvelos, mis ganas de vivir, todas esas melodías que había guardado para ti, todos esos secretos que nadie sabía sobre mí.

Yo perdida en ti con el insomnio hasta el tope y mi corazón escribiendo mil cartas a tu nombre, con el silencio a todo volumen y tus besos quitándome la respiración, tu silueta a contraluz dándome tranquilidad, aunque tengo la vista algo cansada nada seria más perfecto que estar junto a ti; nada como estar entre tus brazos, reflejada en tus ojos, mi piel haciendo juego con tu piel, tú aferrado a mi cintura, yo ligada a tu sonrisa, briaga de tus imperfecciones, unida a tu alma.

Tú sonriendo y yo atrapada en tu risa, tú mirándome y yo enmudecida, sin poder disimular que me encanta tenerte, que amo pertenecerte; tú abrazándome y el mundo haciéndose añicos. Tú y yo sentados de frente, sabiendo que somos un motivo en la vida del otro y que nos hemos hecho tan felices, donde nos delata la manera de hablar, tan única, tan sobrenatural que tenemos.

Así que si, tú eres ese motivo, eres ese motivo por el cual no vivo, existo.

Mil Cartas A Tú NombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora