1

24.3K 1.3K 139
                                    

«Tu boca es mi infierno favorito. Ahí todo está permitido».
—Juan Ardini.

Paula

—Uf... qué calor —suspiro, pasando una  mano por mi frente. Al fin terminamos la mudanza, y estoy agotada.

—¿Qué te parece si estrenamos la ducha? —sugiere Iván con picardía, y muerdo mi labio inferior por su propuesta. No hemos tenido tiempo para nada en estos dos días de mudanza, y ambos nos necesitamos.

—Me encantaría, amor —él me levanta con sus fuertes brazos y captura mis labios con vehemencia, haciéndome cosquillas con la barba. Ya es todo un hombre, y está más ardiente que nunca.

Nos fundimos en un beso de lo más fogoso, apasionado, hasta que siento la fría pared en mi espalda y, a continuación, el agua caliente chorreando por mi piel.

Iván levanta mi mentón, observándome fijamente.

—Cada día que pasa estoy más loco por ti.

—Te amo con todas mis fuerzas —susurro contra sus labios.

🌙🌙🌙

—Oye, bonita —escucho la voz de Iván detrás de mí.

—Dime —contesto mientras rodeo las fresas con nata. Se me antojó después del baño.

—Ahora que estamos de vacaciones, he pensado que podría retomar el trabajo en la empresa —comenta, refiriéndose a la empresa del amigo de su padre —Pero no quiero dejarte sola.

—Amor, no te preocupes por mí —murmuro girándome hacia él —Estoy embarazada, pero sé cuidarme.

—¿Segura?

Asiento, metiéndome una fresa en la boca y saboreando la nata.

—Joder... no hagas eso, me torturas —se queja, haciéndome reír.

—Lo siento, no sé qué me pasa.

Debe ser el embarazo, que me altera las hormonas.

—Bueno, me voy a hablar con el señor Arthur, o me veré obligado a follarte de nuevo —pronuncia antes de darme una nalgada. Enarco una ceja en su dirección, y él me saca la lengua divertido.

Después de comer las fresas, me percato de que tengo que hacer la compra. Afortunadamente, hay un supermercado a dos calles del edificio.

Cuando voy a esperar el ascensor, me encuentro con una vecina. Es muy joven, quizás tres o cuatro años mayor que yo. Me regala una tímida sonrisa, y se la devuelvo. Una vez dentro, se dirige a mí.

—¿Eres nueva, no? —comenta, ajustando el pañuelo en su cuello —No te había visto antes.

—Sí, acabo de instalarme con mi novio —respondo.

—Ojalá te vaya bien —dice en voz baja, y frunzo el ceño.

No decimos nada más y, cuando las puertas se abren de nuevo, me encamino al súper. Mierda, se me olvidó hacer la lista como mamá. En fin, si tengo algo bueno, es la memoria.

Después de comprar lo más esencial, me dirijo de nuevo al departamento. No puedo evitar sentirme extraña a medida que camino, es como si alguien estuviera observándome desde lejos.

¿Pero quién? Hasta donde sé, la loca de Alice sigue en la cárcel.

🌙🌙🌙

Unas voces me despiertan y, somnolienta, me giro para observar a Iván, quien está profundamente dormido.

Los gritos parecen provenir del departamento de al lado. Entonces me sobresalto cuando escucho algo romperse. Oh, Dios, ¿qué estará pasando?

Me obligo a calmarme e intento dormir de nuevo, pero es inútil. Apenas logro conciliar el sueño en toda la noche.

🌙🌙🌙

—¿Qué tal pasaste la noche en tu nuevo departamento? —Nat mueve las cejas de arriba a abajo, divertida. Vino a hacerme una visita mañanera, lo cual le agradezco en el alma.

—No muy bien —admito —Creo que algo malo sucedió en el apartamento de al lado.

Ella frunce el ceño.

—¿Por qué lo dices?

—Escuché gritos, y después algo se rompió.

—¿Estás segura? —inquiere —A lo mejor lo soñaste.

—No, no —niego con la cabeza —Estoy completamente segura.

—Escucha, vamos a dar un paseo, ¿sí? —sugiere —Te hará bien despejarte, estás muy nerviosa.

—Está bien —suspiro —Me visto y nos vamos.

_________________________________________

¡Hasta aquí el primer capítulo!

Por siempre, tú © #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora