12

16.8K 1.2K 322
                                    

«Todos tenemos problemas, pero los míos tienen unos ojos muy bonitos».
Andrés Ixtepan

Tres meses después...

Paula

Mi barriga ya es notable, y confieso que me da miedo que se burlen o me juzguen el primer día de universidad. No lo soportaría. Iván me saca de mis pensamientos avisándome que ya está listo, así que cojo mi maletín y abandonamos el departamento. Durante el camino, se percata de mi nerviosismo e intenta darme ánimos, consiguiendo calmarme un poco. Solo él puede hacerlo.

Una vez que llegamos, me despido de Iván y camino hacia Nat y Alex, quienes se encuentran en las escaleras de la entrada. Interrumpo su apasionado beso al aclararme la garganta e inmediatamente miran en mi dirección.

—¡AMIGAAA! —exclama Nat lanzándose a mis brazos. Le correspondo con gusto, ya que hace meses que no la veo, solamente por videollamada —Estaba deseando que empezasen las clases solo para verte, ¿puedes creerlo? —se separa para observar mi vientre —Guau, cómo ha crecido mi sobrinito.

—Sí, es muy comilón —río acariciando mi barriga —No he parado de comer durante todo este tiempo.

—Pues estás bellísima, amiga  —me halaga —Ese vestido floreado te sienta genial.

—Hermanita —Alex me envuelve en sus brazos, y me aferro a él. Lo quiero tanto —Te he echado mucho de menos.

—Yo también a ti, y a mamá —digo apenada —Pero prefiero alejaros de mí para estar tranquila.

Él se separa, asintiendo.

—Bueno, ya me voy a la facultad, o llegaré tarde.

—Nosotras también nos vamos, luego hablamos —nos despedimos y entramos en el edificio.

Ya en el aula, me siento junto a Nat y saco un par de hojas para tomar apuntes. Nat me da un codazo, ganándose una mirada asesina por mi parte. Ella señala la puerta y, sin entender, miro en dicha dirección. Es un profesor nuevo, y por lo que veo muy joven. Nada que ver con todos los que hemos tenido, que no bajaban de cuarenta o cincuenta años.

—Buenos días, supongo que os preguntaréis quién soy —pronuncia después de dejar su maletín en la mesa —Bien, el profesor Aguirre tuvo que darse de baja por enfermedad, así que os daré clases durante el primer trimestre, puesto que después comenzaréis las prácticas. Mi nombre es Eric Hamilton.

Mi ceño se frunce al instante. ¿Dónde he escuchado ese apellido?

—Vale, está buenísimo —susurra Nat —Pero nuestros novios le dan mil vueltas.

—¿Acaso lo dudabas? —esbozo una sonrisa ladina.

—Si me permiten, pasaré lista —todos dejamos de cuchichear para prestarle atención. Menciona varios nombres hasta que llega mi turno —Paula Martínez —murmura con un tono burlón, y levanto la mano.

—¿Le parece gracioso mi apellido? —digo enarcando una ceja. Me importa una mierda que sea el profesor.

Su sonrisa burlona se acentúa.

—Para nada, señorita —responde —Le sugiero que se calme, no queremos tener problemas el primer día, ¿o sí?

Me cruzo de brazos, ignorándolo. Genial, empezamos bien el curso con este idiota.

🌙🌙🌙

—Se rió en mi cara —mascullo ofendida —¿Qué querías que hiciera? ¿Quedarme callada?

—Ya sé que fue un estúpido —contesta Nat —Pero tu futuro debe ser tu prioridad, amiga.

Ruedo los ojos, divisando el coche de Iván entrando en el aparcamiento.

—Hablamos luego —le doy un beso en la mejilla y me dirijo hacia el coche.

—¿Cómo te fue, bonita? —pregunta Iván con curiosidad, al tiempo que se acerca para darme un beso, pero la rabia que siento me obliga a apartarme.

—Como el culo —respondo molesta —El nuevo profesor es un imbécil.

Inmediatamente su expresión se endurece.

—¿Qué pasó?

—Nada, no quiero hablar del tema —mascullo desviando la mirada hacia la ventanilla.

🌙🌙🌙

Iván se fue a sus clases y no he podido disculparme ni desearle suerte porque me quedé dormida. Sé que no debí pagarlas con él, no se lo merecía, pero me sentía frustrada. Pensé que mi último año de carrera sería el mejor y ha resultado ser todo lo contrario con este profesor. Lo único que espero es no tener más problemas con él.

Horas después, escucho el sonido de sus llaves y los nervios se apoderan de mi cuerpo. Cojo la tarta que le hice y siento mi corazón romperse cuando no me saluda al llegar y se recuesta en el sofá ignorándome por completo.

Respiro un par de veces y me armo de valor para acercarme.

—¿Cómo te fue? —pregunto con una pequeña sonrisa.

—Bien —contesta secamente. Frunzo mis labios y sostengo la tarta entre mis manos.

—Te hice tarta de galleta y chocolate —comento, él asiente.

—Gracias, ¿podrías apartarte? —dice sin mirarme, hiriéndome con su actitud fría —No veo la televisión.

—Está bien, ya veo que sigues enfadado
—murmuro rindiéndome —No te molestaré más.

—Espera —me detiene cuando me dirijo a la cocina, y me giro ilusionada.

—¿Sí?

—No te lleves la tarta.



_________________________________________

Iván cuando se enfada puede herir mucho, pero lo amo igual 🥺

Por si tenéis dudas, Paula tiene cinco meses de embarazo :)

¡Gracias por sus votos! ❤❤❤❤

Por siempre, tú © #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora