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Paula

—Cuenta con nosotros, allí estaremos apoyándote —aseguro —Todo saldrá bien.

—A estas alturas de mi vida, lo último que puedo ser es optimista —responde Isabella soltando un suspiro. Acto seguido, cambia de tema —¿Y tú cómo estás?

—Feliz —sonrío mirando a Iván — Mañana por fin conoceremos el sexo del bebé.

—¿En serio? —inquiere —¿A qué hora? A lo mejor me paso por el hospital.

—A primera hora —contesto —Estamos deseando salir de dudas.

—De acuerdo —en ese instante escucho el sonido del timbre, y su voz suena agitada, nerviosa —Bueno, te dejo, hasta mañana.

🌙🌙🌙

Iván deposita un beso en mi frente y entrelaza nuestras manos antes de entrar en el despacho de la doctora. No quise preocuparlo, pero desde ayer tengo un presentimiento que me impidió conciliar el sueño. Espero que solo sean ideas mías y nuestro pequeño esté bien.

—Buenos días, doctora —saluda Iván una vez dentro. La doctora está girada en la silla, por lo que no podemos verle el rostro. Esto es muy extraño —Tenemos cita para la ecografía.

Entonces se da la vuelta, y abro los ojos con horror.

Alice.

—¿Me extrañaban? —dice con una sonrisa de triunfo.

—¿Qué coño haces aquí, loca? —escupo, dando un paso hacia delante. Iván me detiene, susurrándome al oído que me tranquilice.

—Digamos que hace tiempo quería haceros una visita, y hoy era el momento perfecto —murmura antes de sacar un revólver de su ropa y acariciarlo.

—¿Qué quieres de nosotros? —pregunta Iván en un tono tranquilo, mirándome por el rabillo del ojo.

—Te quiero a ti —suelta esta descaradamente, y aprieto mis puños —Pero como sigues con ella, prefiero verte muerto.

—¿Quién te dijo que estábamos aquí? —mascullo, sin caer en sus provocaciones.

—Tu amiguita —finje pensar mientras se balancea en la silla —Isabella, creo que se llama.

Iván está tan patidifuso como yo. Admito que me duele en el alma su traición. Yo, al contrario que ella, sí la consideraba mi amiga.

—No creas que podrás estar fugitiva por mucho tiempo —comento —La policía está detrás de tu culo.

Ella suelta una carcajada.

—¿Qué te parece tan gracioso? ¿Tu cara? —Iván aprieta mi mano. Sé que no debí decir eso, pero que se joda —Estás pálida, pareces una muerta en vida.

Su sonrisa se borra de sus labios, y me mira con odio.

—Cállate, si no quieres que te meta un tiro en el vientre —amenaza. Aprieto aún más los puños, clavándome las uñas. Con mi bebé no, ahí sí que no.

—Deja al bebé en paz, él no tiene la culpa de nada —intenta convencerla Iván.

Ella lo ignora.

—Cuando me fuisteis a visitar a la cárcel estabáis muy felices —chasquea su lengua —Juré que me las pagaríais cuando saliera de aquí, y mira cómo es la vida. Ahora os tengo en mis manos.

—¿No te cansas de humillarte a ti misma? —espeto —Ya supéralo.

Me coge por sorpresa cuando me apunta con el revólver, pero me obligo a permanecer tranquila.

—Alice, baja esa pistola, por favor —interviene Iván.

—En la cárcel solo me mantenía la esperanza de verte muerta —escupe con odio, sin dejar de apuntarme —Y al fin podré hacerlo realidad.

—¿Ah, sí? ¿Y qué ganarás con eso? —digo alzando una ceja —Iván seguirá sin hacerte caso.

Entonces aprieta el gatillo en mi dirección, pero la bala nunca llega. Cuando abro los ojos, veo a Iván en el suelo y mi estómago se hace un nudo. No, no, no. Lágrimas corren por mi rostro sin parar. Alice lo mira incrédula, su mano tiembla, y luego se escapa como la cobarde que es.

—¡Ayuda! —suplico con todas mis fuerzas, sosteniendo a Iván entre mis brazos. La sangre se expande por su pecho, pero aún tiene pulso —¡Ayudénme, por favor!

No tardan en aparecer unas enfermeras, y corriendo se lo llevan en una camilla. Mientras tanto, yo sigo en el suelo hecha un ovillo, sin asimilar lo que acaba de suceder.

Iván dio su vida por mí, y por nuestro bebé.

🌙🌙🌙

—No puede estar muy lejos, la encontraremos —dice uno de los policías tras una exhaustiva interrogación.

Nat y Alex aparecen en mi campo de visión, y me envuelven en sus brazos. Eso es suficiente para derrumbarme.

—¿Sabes algo de él? —susurra Nat, y niego con la cabeza. Llevo horas angustiada sin saber nada.

Por el hombro de Nat, diviso a mamá y a Isabella, y limpio mis lágrimas con rabia antes de dirigirme a esta última.

—Fuera de aquí, maldita traidora —espeto dolida —Si algo le llega a pasar a Iván, juro por mi padre que te mataré junto con esa perra.

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*llorando en un rincón*

Por siempre, tú © #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora